El presidente de la Cámara de Comercio, José Valle, no ha podido ser más desafortunado, y lo ha sido en un medio radiofónico para que le escuchemos todos. Está  por traer un turista estadounidense que gaste lo que tres europeos. Seguramente lo podrá explicar, y debería entrar en detalle, pero antes a mí se me pasan varias cosas por la cabeza. Una es cómo prescindimos de los europeos, porque si conviven más turistas, nos derramamos por el Atlántico, y otra es que no me parece que Lanzarote sea destino -al menos no con estos mimbres- para la alta sociedad neoyorquina, esa que veranea en los Hamptons, y que es a dónde ha ido la comitiva a la búsqueda de millonarios. Yo no los veo aquí, tampoco a los que pasan temporadas en Martha's Vineyards, donde los Kennedy alternaban con sus iguales. Si bajamos un poco el listón, no creo que nos visiten los que van de vacaciones a Hawái ni los que se acercan a Tailandia.

Los americanos que recalan en Europa van a las grandes capitales y eso nos va dando una pista de que habrá que echar mucha imaginación para pensar en qué somos un destino que puede interesar por aquel continente cuando tienen más cerca exclusivas islas y paradisíacos enclaves que visitar. Sólo podríamos competir teniendo una isla años 50 con lujo a espuertas, esto es, alojamientos propios del paraíso en un entorno salvaje, ocio para dar y regalar, unos buenos escaparates de Prada, Gucci y Hermés, unas experiencias sublimes y exclusividad, autenticidad e identidad a tope.

No le quiero quitar la ilusión a José Valle, pero de eso aquí, poco, y ya no llegamos. No es que hubiéramos tenido que reservarnos y no desarrollarnos a la espera de vendernos como un destino para ricos, pero podríamos haber apostado por otro modelo, de lo cual  ya se hablaba hace mucho, mucho tiempo y optamos por mirar a otro lado. Ahora nos manifestamos pidiendo límites.

Más cosas. Ya me gustaría saber en qué proceso mental le entra la fórmula de sustitución que propone José Valle, del que, por cierto, se desmarca el presidente del Cabildo, Oswaldo Betancort, al que la subsistencia le obliga a ratificar que la isla está saturada y que defiende la manifestación del 20 de abril. Me refería a lo de en qué estaba Valle cuando propone quitar a uno y poner a otros mientras se cualifica a lo bestia el destino, se sube los precios de todo y saca a los turistas pobretones, peninsulares incluidos, para meter a los americanos ricos que lleguen con PANAM a Madrid para emplear dos horas más en venir aquí, teniendo en la capital  una ciudad tan entretenida, tan histórica, y con tanta oferta de todo. Ni aunque fuera un vuelo directo. Además, de moverse, les pondría más Marrakech aquí al lado y exótica de verdad. Qué experiencias, que se puedan denominar así y que paguen por ellas, les vamos a ofrecer. De qué nos vamos a disfrazar los nativos. Qué hacemos con estos espantos que son Arrecife, Puerto del Carmen o Playa Blanca para que estén a la altura, ¿las dinamitamos? ¿Cómo les decimos a los europeos que ahora queremos americanos ricos  y que a los europeos ricos, siguiendo el hilo de José Valle,  tampoco los queremos? La gracia es que dos se casan si ambos se convienen, y lo que estamos apreciando es que según Valle, los americanos nos convienen, pero lo que no dice nadie es si les convenimos a los americanos, porque dote, lo que se dice dote, no es que tengamos mucho que ofrecer y, además, parecemos más una novia a la que se le ha pasado el arroz y que pretende vivir del apellido. Bobita.

Puedo entender lo de la búsqueda de un perfil alto al que ofrecer Lanzarote como destino, pero me falta por saber qué le venderían, porque, de contar la verdad, esto, en estas condiciones, no interesa a nadie medio sensible. Que se desengañe José Valle y Cía., que si Lanzarote fuera tan lo más ya se habrían enterado en el club de los ricos del mundo mundial.

Yo creo que no ha entendido nada del concepto ni del producto que llaman Lanzarote  que tienen entre manos. Ni él ni los del viaje de traca a Manhattan. Están todos a la improvisación con discursos vacíos y sin nada qué decir, como Valle en la SER. Con la declaración de Oswaldo Betancort de que, efectivamente, estamos saturados turísticamente, que nos cuente a qué fue a EEUU y que devuelva al erario público lo que gastó en el viaje.

Ni en 25 años, poniendo a los mejores, lo arreglamos. Y los mejores nunca van a estar ahí. No los van a  dejar porque se iban a notar mucho las carencias de nuestros representantes. Es que, además, somos mezquinos y envidiosos.

Fue tiempo de parar hace muchos años y aún se siguen construyendo nuevas camas hoteleras. El tráfico es insufrible y todo está petado. Los rallies, ya sea en forma de caravanas de coches, de guiris disfrazados de París-Dakar machacándolo todo, o de supuestas pruebas deportivas que acuerdan nuestros políticos, hay que decir que no se ven en destinos exclusivos, pero para entender qué es eso, somos un poco batatas. No queda un hueco libre en ningún sitio...

Realmente, a los que hay que sustituir, y que no dice José Valle, es a todos estos que han estado en el desmadre ingobernable que es la isla. No quedaría ni Dios.