María del Mar Vera Gutiérrez

“Ya están las almendritas en flor”

Ya están las almendritas en flor”.

Que recuerde esta fue una de las primeras frases que oí y me sentí invadida.

Recuerdo la mirada y la sonrisa babosa. Era un conocido del pueblo, un Rubiales de tantos que durante años te vas encontrando.

Mueve tu culo bonito y tráeme la cuenta”.

“….”

“….”

Muchas cosas hemos oído. Muchos nos han tocado sin consentimiento y al momento nos han informado de que no era para tanto: no exageres, no saques las cosas de quicio, sería por el alcohol, lo habrás interpretado mal, etc.

Durante la entrega de medallas a las campeonas del mundo de la selección femenina de fútbol, vi a un hombre que felicitaba a las jugadoras de forma desproporcionada y me sentí mal desde el principio.

Conecté con el malestar de tantas ocasiones, con el malestar de muchas mujeres.

Cuando se recibe un comentario ofensivo de índole sexual o un acercamiento sin consentimiento, se produce un bloqueo, un malestar que te frena, muchos pensamientos acelerados te golpean, es una sensación violenta que difícilmente puedes olvidar. Por desgracia, con el tiempo, la vuelves a sentir de nuevo con un compañero de trabajo, con un conocido, con un desconocido, y vuelves a conectar con ese golpe a tu integridad.

Y te preguntas por qué.

Estos días, leo comentarios y me asombra que se intente normalizar lo que no es.

La normalización de determinadas manifestaciones de violencia sexual indica la impunidad de quienes la han ejercido.

Somos muchas las mujeres que llevamos esperando un Me Too en España. Si este movimiento se gestó en el cine, tenía sentido que aquí naciera en el deporte: lo que para los estadounidenses es Hollywood, para los españoles es el fútbol.

Esta final de fútbol la vieron muchos niños y muchas niñas.

Ahora veo niñas con la camisa de la selección jugando en la cancha del pueblo. Estas niñas están creciendo con un empuje feminista que está haciendo de España un país más consciente y menos tolerante con el machismo. A pesar de estas embestidas machistas desde Ana Orantes hasta hoy, las mujeres han roto el silencio.

Esto es irreversible y evoluciona a favor del respeto de la dignidad y los derechos de las mujeres.

Ya no podemos mirar para otro lado. Se acabó.

 

Comentarios

Creo que cada mujer,en algún momento de su vida ha vivido la experiencia de tener un "Rubiales" en su vida, en mayor o menor parte, pero lo hemos vivido. No somos exageradas, ni tenemos las cabezas huecas, lo que pasa esque sabemos diferenciar entre un piropo con buena intención a algo sin consentimiento o hacerlo por obligación, y gracias que a día de hoy nos podemos alzar y decir basta. Hay que saber diferenciar cuando si, cuando no, y cuando NUNCA.
No todo el monte es Orégano, decía mi abuela, la mujer más íntegra que jamás he conocido...cruzamos "líneas peligrosas".
Tal como lo describes lo he sentido y sé que amigas también. Sobre todo te preguntas el por qué. NO CALLAR Y EDUCAR serán las soluciones.
Al trabajar en lo social, mis compañeras son principalmente mujeres. Son independientes, autónomas, emprendedoras, dinamizadoras, defensoras de sus propios derechos y de los demás y un largo etc. Me han contado y he visto situaciones como las que describes en las que no hay consentimiento (como por ejemplo, acercarse un compañero a la mesa y, sin decir nada, dar un masaje en la espalda). En la mayoría de las ocasiones, mis compañeras se han quedado desconcertadas, bloqueadas, sin poder o saber en ese momento decir no. Pese a los avances, todavía una parte muy importante de la sociedad no entiende, o no quiere entender porque no le interesa. Por eso, explicar cómo opera en las mujeres el machismo desde el punto de vista emocional y psicológico, es muy importante. Gracias por el artículo. Desgraciadamente, muy ilustrativo.
Se tenía que decir y se dijo!!!! Durante mucho tiempo, y con infinidad de pretextos, se han normalizado situaciones, que NO SON NORMALES!!!!
Certera reflexión sobre el sentir femenino, que a poco que se empatice lo entenderemos en primera persona. La mujer no es una posesión, ni un complemento al hombre. La mujer tiene valores, actitudes, formas de hacer y de sentir propios que la sociedad necesita incorporar y ,ademas, urgentemente. Ganaremos todos, como el Mundial.
Maria del Mar, esa sensación violenta y que te paraliza es muy desagradable y relatas a la perfección el malestar cuando vuelve a repetirse. Ojalá no lo sientas más, ni otra mujer. Gracias por este artículo.
Es tan desagradable cuando te tocan sin consentimiento, cuando dan por hecho que te pueden rozar, acariciar, tocar....es horrible!!
Buen artículo, corto y claro. Explicas el malestar que sufre una mujer perfectamente. Como hombre siento rabia.
Qué buen artículo! Hace poco viví una situación así, le llamé a atención a esa persona y se sintió ofendido...que no era para tanto dice....Dios! ya está bien
Buen artículo. Más claro, imposible.

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