Futuro museo activo

La Molina de José María Gil de San Bartolomé sueña con volver a funcionar este 2017

En el centro, el molinero de Fuerteventura Francisco Cabrera revisa la máquina junto al conejero Esteban Gil (dcha.).
Itziar Fernández 5 COMENTARIOS 05/01/2017 - 07:24

La familia que ha regentado en el último medio siglo la Molina de San Bartolomé ha hecho el traspaso de la actividad a una sociedad formada por su sobrina Silvia Gil y Lourdes Rodríguez, que se une con verdadera ilusión a este proyecto. La sociedad ‘La Molina José María Gil SL’ apuesta con fuerza por poner la máquina en marcha, de una forma moderna y funcional con motores eléctricos.

La Molina de José María Gil sueña con volver a funcionar este 2017 en defensa de los granos canarios y la elaboración del gofio de manera artesanal. Además, introducirá nuevos cereales en la producción. Su propósito es recuperar la forma tradicional de hacer el gofio de antaño con cereales y legumbres, y con esta apuesta la nueva industria ayudará a potenciar un sector primario tan castigado. Tal y como adelantó Diario de Fuerteventura en su edición impresa de diciembre, tras un intercambio de experiencias entre el molinero Esteban Gil de San Bartolomé y Francisco Cabrera, del Museo del Molino activo de Tetir, los proyectos de restauración dan pasos firmes.

La Molina de San Bartolomé data de 1870 y se trata de un edificio erigido por el entonces secretario del Ayuntamiento, Baltasar Fermín, que logró la calificación de Bien de Interés Cultural (BIC). Fue adquirida en 1919 por don José María Gil, que fue alcalde. Gil quiso preservar este edificio que forma parte del patrimonio histórico de Lanzarote y lo puso en marcha como molina de gofio artesanal, pasando luego de padre a hijo, Esteban Gil, y después a su nieta Silvia.

Lourdes Rodríguez ha comenzado a trabajar codo con codo la familia Gil para que el sueño de reabrir este inmueble, que cerró sus puertas hace sólo tres meses, sea una realidad en 2017. “Nos gustaría abrirlo como un museo activo de gofio, igual que el de Tetir en Fuerteventura, donde se pueda vender gofio, un producto artesanal de gran calidad elaborado con granos canarios, y también pueda ser visitado por los turistas y visitantes para que conozcan la bella historia que atesoran estos muros”, señala.

El inmueble se moderniza para retomar la elaboración del gofio de forma artesanal y abrir sus puertas como museo activo

Además, también apuestan por que la molina sea “un instrumento pedagógico que persiga implementar actuaciones en los centros de enseñanza de la Isla con el fin de generar un modelo de escuela sostenible y comprometida con el desarrollo social y ambiental de la comunidad a la que pertenece”. La iniciativa está marcada por la filosofía de mantener los valores culturales asociados a una actividad económica. “La molina de San Bartolomé pasó de generación en generación hasta que en 1919 pasa a regentarlo la familia Gil. De hecho, creo que tenemos una de las licencias de industria más antigua del gofio, de 1955”, explica.

Una molina que ha permanecido en activo hasta hace poco pero que se apagó debido a la antigüedad de su maquinaria de gasoil y el gasto que suponía su mantenimiento. Por ello, esta familia trabaja en el proyecto de conservación, reforma del motor para convertirlo en eléctrico e instalación de placas solares. El futuro museo cuenta con todos los elementos necesarios para la producción del gofio y pretende renovarse con la implantación de pequeños molinos para que los niños y visitantes “puedan no sólo visitarlo sino conocer el proceso y practicar la molienda artesanal”, explica la familia.


Foto antigua de la molina.

“En defensa de nuestra identidad como pueblo”

La máquina fue la fuente de alimentación de los conejeros durante años en tiempos de escasez, donde el gofio de trigo y millo era la base de la alimentación de los habitantes y acudían hasta San Bartolomé para abastecerse de este producto tan saludable.

“Queremos solicitar alguna ayuda o subvención a las instituciones para poder afrontar los gastos de la reforma. Un proyecto de gran belleza en defensa de nuestra identidad como pueblo, nuestra historia, costumbres, y que conserva el patrimonio arquitectónico de Lanzarote y difunde nuestra cultura a las siguientes generaciones y a los visitantes”, señalan Silvia Gil y Lourdes Rodríguez.

Comentarios

Felicidades
Dicha construcción esta formado por dos elementos. Un Molino ( macho ) y Una Molina ( planta rectangular ).
Alguna ayuda ? Si los conejeros se enteraran del tamaño de la ayuda , compraban Cola Cao jjj
Espero poder ver pronto está iniciativa en marcha. Creo que preservar este proceso artesanal tan canario vale de verdad la pena. Ánimo valientes!
Fantástico

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