Guardo en mi cabeza imágenes inolvidables que me gustaría compartir. Tres son de hace unos años, las otras recientes. De algún modo, todas ellas están relacionadas, porque en una isla pequeña, las historias y los personajes se mezclan en una trenza de propósitos, despropósitos y casualidades. Las tres primeras fueron guardadas en mi móvil con fecha 30 de septiembre de 2019 y llegaron por WhatsApp, imposible borrar. Las otras, que no están en mi móvil, pasaron de mi retina a mi mente: son las fotos seleccionadas por el director del documental "Utopía Manrique" para construir esa importante pieza cinematográfica con la que la Fundación César Manrique cerró los actos del centenario, el pasado mes de abril.

En realidad, las tres primeras imágenes no son de 2019, son mucho más antiguas, anteriores a mi existencia. Una de ellas lleva la fecha de 8 de mayo de 1952 y la firma de una mujer. Se preguntarán qué tienen de especial esas imágenes. La respuesta: tienen el color del carboncillo, son nada más y nada menos que obras de arte; retratos de una calidad tan impresionante que hasta las arrugas de los rostros resultan ser toboganes por los que se desliza mi admiración.

Pero, ¿quién firma esos retratos? ¿quién era esa mujer, en 1952 una joven de 15 años? Se llama, porque, por fortuna, aún vive, María Rosa Hernández Martín.

María Rosa nació en Yaiza y creció en Arrecife, su afición por la pintura encontró escuela que la guiara en un Arrecife empobrecido de mitad del siglo pasado, pero con una joya educativa. Allí, por las inmediaciones de la calle La Porra, se encontraba la Escuela de Artes y Oficios, y allí, don Juan Reguera Castillo daba clases, a ella y a otros jóvenes, mientras muy cerca se construía el primer parque municipal, el Parque, que llevaría años más tarde el nombre del amigo de colegio de César Manrique y expresidente del Cabildo de Lanzarote, José Ramírez Cerdá.

De aquella época, María Rosa recuerda muy poco, pero su pérdida de memoria por enfermedad no ha acabado con tres vivencias: el nombre del profesor, la presencia de César Manrique, treintañero, sentado a su lado para verla dibujar, y la beca que le ofrecieron para formarse en Madrid, probablemente en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Pero esta última historia tuvo el mismo final que muchas de las historias de otras mujeres de aquella época. Ellas no debían formarse, no eran hombres. Los padres de María Rosa le impidieron salir de la isla, y la niña prodigio tuvo que cambiar el carboncillo por una aguja de coser. Aprendió ese otro hermoso arte, el de la costura. De seguir pintando, quién sabe a dónde podría haber llegado María Rosa. ¡Se imaginan! ¡qué orgullo visitar museos y ver el fruto de una escuela creada en 1918 en una isla remota, alejada de la metrópoli, donde se formó otro grande, Pancho Lasso!

Lo que la joven dibujó y Manrique valoró se encuentra colgado en las paredes de su casa en el barrio Los Alonso de Arrecife. Las fotos del artista que miraba con asombro a la niña y luego a la joven recorren mundo. En ellas, en las escogidas por Miguel Morales, se puede ver la fiesta de lo carnal y lo inorgánico. Un César acariciando la bella geología de la isla, piel con piel. Una sucesión de imágenes del artista exaltado por la belleza que se formó en aquella Academia de Madrid donde no pudo llegar María Rosa.

Quién le iba a decir a esa niña que aquel edificio donde se instruyó sería más tarde comprado por Manrique para convertirlo en un importante centro cultural, El Almacén, y que en él se reuniría el grupo de personas que se movilizó para salvar el malpaís de La Corona o Papagayo, y luego el Grupo Ecologista "El Guincho". Las paredes que vieron pintar a la niña fueron las mismas que vieron nacer uno de los movimientos culturales y ecologistas más dinámicos de Canarias.

Viendo el maravilloso documental, viendo esas fotos, comprendes mejor que César era ese contemporáneo del futuro, ese defensor del arte de vivir que creía que, en Lanzarote, en su belleza, estaba la verdad. Utopía Manrique es, desde mi punto de vista, un relato acerca de su cosmovisión, que permite al espectador embelesarse con la Isla y con la palabra del artista. EL domingo, 12 de junio, RTVE emitirá "Utopía Manrique" en La 2, a las 20.30, hora canaria, dentro de la serie Imprescindibles. Recomiendo, por muchas razones, ver el documental. Quizás, María Rosa, si lo ve, también pueda rescatar de su memoria algo más de aquella época en la que con 15, 16, 17 años... César Manrique se enamoró de su obra, intuyendo que esa joven tenía por delante una bella utopía.

P. D. Ojalá, algún día, la obra de María Rosa Hernández Martín podamos disfrutarla, expuesta en las paredes de las salas del edificio donde en parte fueron creadas, desde 1989 propiedad del Cabildo de Lanzarote.

* Imagen: Dibujo de María Rosa Hernández Martín, 1955. Gracias a la familia Mesa Hernández, en especial a Rafa Mesa, hijo de María Rosa.