Jaime Puig

Un obrero de la política

Cuando Ginés Quintana tomó la decisión de asomarse a la cosa pública le faltó tiempo para afearme algo que yo había dicho hacía años y que molestó al claustro que él dirigía en el colegio Nieves Toledo. Fue en la primera ocasión que nos vimos para una entrevista entre el periodista y el político. Quizá lo más fácil hubiese sido tirar del andrajoso traje hipócrita que viene en el kit del candidato y hacer como si nada hubiera pasado, pero eligió la claridad sin medias tintas. A partir de ahí comenzamos a hablar desde el respeto mutuo.

Saltó a la política porque creyó que los ciudadanos necesitábamos de otros ciudadanos para ser gobernados y esa fue su primera decepción: en una isla hastiada (ya entonces) de los comportamientos políticos al uso, el proyecto no acabó de entrar con la fuerza necesaria. Y al poco se contagió del virus de la inmadurez política provocando la primera gran bronca de Alternativa Ciudadana que desembocó en fractura.

Uno, que ha tratado con todos los cargos públicos que ha tenido Lanzarote en los últimos casi treinta años, ha encontrado a poca gente como Ginés. Y desde esta experiencia les aseguro que a la isla le hubiese ido bastante mejor con más quintanas en las instituciones. Con gente menos dada a la pose artificial, carente de populismo, sin necesidad de ir a las escuelas de guiñoles a que les enseñen qué decir y cómo comportarse delante de un micrófono o una cámara. Era hombre a quien recurrir en pos de la verdad sin maquillajes. Ginés fue un obrero de la política.

Y lo fue hasta los últimos días de su vida: tomada la decisión de abandonar el cargo de consejero del Cabildo, Ginés Quintana accedió de inmediato a trabajar junto a Blanca Blancas en el grupo municipal de Arrecife que estudia el Plan General, actualmente en fase de redacción. Y en ello habría empleado la misma pasión con la que te definía los guisos que había cocinado el día anterior o el amor con el que te hablaba de su hija Nayra.

Porque al final, en la vida del obrero político, lo que importa es lo mismo que nos importa a todos: la familia, los amigos, las costumbres… la naturalidad de comportarse tal como uno es. Con su esto y su aquello. Y a Ginés Quintana eso siempre se le notó.

Comentarios

que pena dan los periodistas que se auto mencionan y se convierten en coprotagonistas de las noticias. patético
Es verdad que era un obrero de la política, pero también un arquitecto de la verdad, de la vida, amante de lo público, del servicio a la comunidad, un gran hombre, un gran político, es mi AMIGO

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