Virginia Carretero

Los cuernos que nos faltaban a todos y las pistas que nos da el PP insular

Ástrid Pérez, presidenta insular del PP a tiempo completo, y del Parlamento de Canarias a tiempo parcial, no sabe qué vuelta darse. Inquieta como es, ha descubierto la Inteligencia Artificial, la IA, porque la suya es natural.

Y digo lo del descubrimiento, motivado por un asunto de cuernos. Podría haberse planteado un minuto de gloria por declararse antitaurina, pero ha preferido dos minutos por todo lo contrario.

Curiosa yo, y con escaso o nulo interés por tal actividad, he hecho una prueba y propuesto un tema a la IA sobre la “defensa de la tauromaquia en Lanzarote". Lo que me salió no dijo nada de Ástrid, pero me regaló  un argumentario sin desperdicio. Es como ese juego de talentos en que igual te toca por sorteo posicionarte a favor de justificar un crimen como, al minuto siguiente, oponerte a él con todos los recursos que se te ocurran. La situación, por disparatada, me recuerda al presidente Sánchez, que debe estar a piñón con la IA, y luego entenderán por qué lo digo. Yo creo que en el PP, la presidenta prefirió la defensa porque se trata de ir a contracorriente.

La IA me regaló un texto, y, en él, sostuvo que "la tauromaquia, más que un espectáculo, es una manifestación cultural profundamente arraigada en la historia y en la identidad de España. En Lanzarote, donde las tradiciones conviven con un fuerte espíritu de modernidad y apertura al mundo, defender la tauromaquia significa preservar una parte esencial de nuestro patrimonio cultural y artístico.

—Y continúa— “A lo largo de los siglos, el toreo ha inspirado a escritores, pintores, músicos y pensadores. Desde Goya hasta García Lorca, desde Picasso hasta Hemingway,  ha sido fuente de reflexión estética y símbolo de la relación del ser humano con la naturaleza, el valor y la muerte. Su dimensión ética, y poética trasciende el mero espectáculo: en la plaza se expresa una liturgia del esfuerzo, el riesgo y la búsqueda de la belleza. En el caso de Lanzarote, la cultura insular ha sabido mantener vivas sus raíces, pues, al al tiempo que abraza la innovación, la tauromaquia puede y debe entenderse como parte de un diálogo entre la tradición y la contemporaneidad. No se trata de imponer una visión, sino de reconocer que existe un legado cultural que merece ser estudiado, protegido y debatido desde el respeto. Defender, por tanto, la tauromaquia en Lanzarote no implica ignorar las preocupaciones éticas de la sociedad actual, sino apostar por una reflexión madura sobre nuestras tradiciones. La cultura no se preserva prohibiendo, sino dialogando, comprendiendo y evolucionando. Por ello, abogar por la tauromaquia en Lanzarote es defender la libertad cultural, el derecho a conservar y reinterpretar nuestras tradiciones, y la riqueza de un legado que, nos guste o no, forma parte de nuestra identidad colectiva". Hasta aquí la respuesta.

Se lució, la verdad, pero a ver quién rebate todo esto. Pues existe quién,  y es la misma asistente virtual de Ástrid, y, así, como quien no quiere la cosa, la IA, cuando le pido los argumentos en contra de la  tauromaquia en esta isla, me suelta que "Lanzarote es una tierra de respeto, de equilibrio entre la naturaleza y el ser humano. Su paisaje volcánico, su cultura única y su espíritu solidario reflejan una manera de entender la vida basada en la armonía. Por eso, la tauromaquia no tiene cabida aquí. No es tradición lanzaroteña, ni forma parte de nuestra identidad. Es una práctica cruel y anacrónica que atenta contra los valores de compasión, sostenibilidad y respeto que tanto defendemos.

La tauromaquia se justifica, a menudo, como “arte” o “tradición”, pero ningún arte puede construirse sobre el dolor y la muerte de un ser vivo. Los toros son animales sensibles, capaces de sentir miedo, angustia y sufrimiento, y someterlos a una tortura pública disfrazada de espectáculo no es cultura: es violencia. Esta isla se ha convertido en un ejemplo mundial de conservación y respeto por el entorno gracias al legado de César Manrique y al compromiso de su gente. Introducir o promover la tauromaquia en nuestra isla sería retroceder décadas en nuestra conciencia ética y ambiental. Apostar por el bienestar animal, el turismo sostenible y la educación en valores es el verdadero camino hacia el futuro, por lo que decir no a la tauromaquia en Lanzarote es decir sí a la vida, sí al respeto y sí a una cultura que evoluciona con empatía y coherencia. La isla de los volcanes debe seguir siendo un símbolo de belleza, arte y convivencia, no un escenario de crueldad". Ha dicho.

Ahí es nada. Tan contundente en contra como a favor, y la pregunta es de qué sirve desde la política local  el posicionarse en uno u otro lado si esto es como declararse a favor o en contra de las pistas de esquí en la nieve en Lanzarote. Quiero decir que los toros, por aquí, como que no.

Vano esfuerzo el de la presidenta del partido pues no lo va a rentabilizar, y poca polémica va a generar, pues esto no es Sevilla, Nîmes o Cali. Ya podría haber optado por la defensa del cernícalo o manifestar su oposición al expolio de la lapa canaria.

Quien sí le sacará partido es Yonathan de León, alcalde de la capital, porque —podría ser el motivo de fondo— en 2026, entre las decenas de fiestas que promueve con dinero público, hasta dejar esquilmada la caja, no solo traerá la feria de abril y los caballos, sino la celebración de una buena corrida. Con perdón. Y meterá en el paquete al torero  con la taleguilla más vistosa y el caché más elevado.

Lo que si me queda claro con las dos cuestiones planteadas a la IA, una a favor y la misma  en contra, es que a los que tengan poca cabeza, se los va a comer vivos y a los que no tengan mucho criterio, los volverá locos.

Ahora, en la cuestión planteada, podemos cambiar lo de “tauromaquia” por “independencia” y ya entenderemos el enorme talento y facilidad para cambiar de opinión de algunos y la aparente convicción que muestran en sus argumentos. Es mérito exclusivo, no de la buena cabeza de los asesores, sino de su habilidad para pedir a la IA lo que conviene y decir lo que interesa. Y así mantienen, unos, el puesto de trabajo y, otros, los privilegios.  La IA llegó a la política para quedarse. En los próximos comicios electorales preguntaré al bicho ese por las razones por las que no debo votar a cada uno de los partidos que se presente, y sé que me dará poderosas razones para no quedarme con mala conciencia cuando me abstenga. 

Comentarios

OK, escuchen mi idea: ¿qué tal si cogemos los camellos de Timanfaya, les inyectamos hormonas para que se pongan agresivos, y luego los camelleamos en la plaza clavándoles lanzas en la joroba? En 200 años sería una tradición arraigadísima que sería parte indispensable de nuestra cultura y nos definiría como isla. ¿Qué les parece? La cultura no nos la da Dios bendito.
Como le dijo un periodista a un torero: maestro, donde haya una buena corrida, que se quite el fútbol y añadió el torero: y los toros también....pues eso.
Lo absurdo es que se pierda el tiempo en cosas como ésta en lugar de ocuparse de lo importante . Es como la discusión entre sí el premio Goya correspondía a esta y no la película ganadora o el balón de oro . En serio , no me gustan los toros pero si sé que forma parte de la cultura de España y que el reconocimiento no cuesta ni un euro de las arcas públicas , cosa que si nos cuestan los políticos y entorno por no hablar del fútbol como evento máximo de la cultura a la que una inmensa mayoría se apunta y defiende .

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