Marcial Riverol

Leyes torpedo

Dice el Gobierno que el delito de sedición no existe en el ordenamiento jurídico de los países de nuestro entorno y que había que equiparse a ellos, y, por tanto, lo suyo era reformar el Código Penal para eliminarlo. Desconozco qué investigación han puesto en marcha para averiguar ese dato ni si cursaron una solicitud a distintos gobiernos y, de haberlo hecho, en qué términos formularon su consulta. Yo, lo que creo es que buscaron en internet si la palabra sedición aparecía en los códigos penales de determinados países, si el término aparecía traducido al francés, al inglés, al alemán, al danés…, y como no les apareció ni sédition, ni sedition, ni aufruhr, ni oprør…, consideraron que España estaba fatal y había que modenizarse y ser más tolerante con lon intentos de la ciudadanía de independizarse, y, de no salir bien, no ser muy duros con las penas. No quisieron decir lo que relamente sabían, que el equivalente a la sedición, no es su traducción del castellano, sino otros conceptos con definiciones similares que vienen a decir lo mismo, y, por tanto, sí está tipificado en los paises de nuestro entorno el mismo delito que el gobierno español ha eliminado.

No creo que hayamos hecho el ridículo por desconocimiento ni que el gobierno no supiera lo que estaba haciendo, pues parece claro que su estabilidad viene dependiendo de las presiones y chantajes de sus socios. Con la retirada de este delito de nuestro Código Penal, respecto a aquellos otros paises que lo mantienen, nos hemos quedado al albur de que cuatro machangos vuelvan a lo mismo, que sean tratados como quien hace un acto de incivismo y que encima les hagan la ola.

Más de 211 beneficiados y 23 excarcelados, en el momento de escribir esto, y no parece acabar ahí la lista. Todos, penados por delitos sexuales. A pesar de esta contundente evidencia, el gobierno y sus socios podemitas, con Irene Montero a la cabeza se han puesto burros y burras y no piensan reconocer, ya no que sea una mala ley, sino sus aspectos perversos. Esperan, dicen, que se siente jurisprudencia para que se aplique como ellos quieren, pero ya se han dictado sentencias concordantes, pero no en el sentido que esperaban. Aún así, se niegan a cambiar una coma.

Nadie asume responsabilidades, ni por medio del reconocimiento de sus errores, ni de la enmienda de la ley, ni, mucho menos, lo harán dimitiendo. Pretendían neutralizar el miedo de muchas mujeres, pero han conseguido aterrarlas a todas cuando su ley de “sólo sí es sí”, ha puesto en la calle, o ha reducido las penas a los agresores. Eran jueces machistas, decían esta panda de ociosas acomodadas en el poder. Se agarran al sillón, insultan a las mujeres con la inmoderada exhibición de su soberbia y pretenden que entendamos que lo hacen por el motivo que no se atreven a verbalizar, que es por ellas mismas, por el mantenimiento de su poder, y por sus santos ovarios. Una vergüenza con nombre de mujer sigue sentada en el Congreso y en el ministerio, de Igualdad, dicen. Igual da que saquen de la trena a los agresores y violadores, el asunto parece no ir con ella ni con el gobierno que soporta estas dosis de incompetencia, que son las suyas propias. Se resisten a reconocer que se está aplicando un principio rector del ordenamiento jurídico español que obliga a aplicar la legislación más favorable al reo. No se puede endurecer la condena con carácter retroactivo, pero sí se puede rebajar si la nueva ley establece una pena menor por esos mismos hechos. Y eso se sabía desde antes. El Gobierno y el Ministerio de Igualdad aseguraron que la aplicación de la nueva ley no supondría la reducción de las condenas ni una revisión a la baja de sentencias firmes. Parece que una disposición transitoria que evitase las rebajas habría sido la solución, de hecho, esto ya se ha hecho con anterioridad con otras leyes, aunque incorporarla ahora, no lo resolvería para las revisiones de condenas que ya son efectivas. Por lo ya visto, esta ley favorece todo lo que no pretendían, pero a Montero, a pesar de la que está cayendo, le da igual, ella no se siente culpable de nada -hay que ser bruta-, Podemos, tampoco, ni los que se lo permitieron del PSOE, donde sabemos que ya había voces discordantes.

Mortadelo y Filemón lo habrían hecho mejor. Lo de arriba, y lo de abajo.

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