Mariem Díaz Fadel

La alianza oculta Playa Blanca-Corralejo

Por aquí, puestos a hablar de cruceristas, de cruceros o de muelles, CC lo hace para denunciar el mal estado de un tramo del paseo que discurre por Naos, motivado por la falta de iluminación y por acumulación de basura y deterioro de una construcción existente, dado que es paso de cruceristas despistados y desatendidos, e insta al Cabildo a su arreglo. No se le ocurre denunciar que la propiedad de las salinas no cumple con sus obligaciones de mantenerla en óptimas condiciones y, en su caso, proceder a su vallado para evitar que se pudiera producir un daño irreparable por el estado de ruina de la construcción. Tampoco menciona que debe ser el Ayuntamiento de Arrecife a quien correspondería requerir el cumplimiento de las obligaciones que corresponden a los vecinos de Arrecife e iluminar la zona, no sea que el asunto moleste a su, ahora, socia de gobierno en el ayuntamiento.

No se le ha ocurrido a CC, ni a ningún otro partido, darse un paseo por el muelle de cruceros de Arrecife para comprobar que mucho crucero viene, pero carece de terminal o de instalación alguna que pueda denominarse así, que sirva de lugar de espera, de estancia temporal, y con unos servicios mínimos, incluso de carácter turístico, para atender al pasaje que llega a la isla. Se me ocurre que una instalación de calidad que se muestre como una digna puerta de entrada a Lanzarote. Para más inri, los cruceristas que eran trasladados a Arrecife, junto a la explanada de Ginory, en algún momento se los llevaron a Costa Teguise de compras y de paseo, debido a la pésima gestión del ayuntamiento de Arrecife con tal asunto, al que sólo le queda escupir en el ojo a los turistas.

A colación de esto, no hay más que darse una vuelta por Playa Blanca para comprobar el nivel inversor en aquel puerto, para el cual se ha demandado que pueda también recibir cruceros. Un pulso en toda regla al puerto de Arrecife y una insana competencia que muestra esta suerte de descendimiento a la reivindicación de políticas ombliguistas que acabarán por generar una cascada de reclamaciones por una mayor autonomía del cono sur. Primero fue el estado de las autonomías adornado con el pulso de las dos provincias canarias por sus cuotas de poder, del que surge la bicefalia actual, luego, cada isla quiere decidir sobre su territorio, visto lo visto con el paternalismo y ninguneo de las capitales. Ahora, cada municipio desea tomar sus propias decisiones sin atender al conjunto de la isla. Luego, cada pueblo querrá no depender de nadie, y cada barrio y cada calle, que es lo que tocaría después.

Playa Blanca está haciendo una terminal más que apañada, y Los Mármoles, por no tener, no tiene ni aseos públicos. Como en la isla de Fuerteventura la escalada de reivindicación de más niveles de autonomía debe ser algo parecido, Corralejo ha planteado la ampliación de su muelle, y debe tener en su cabeza pedir los cruceros que llegan a Puerto del Rosario, porque, al fin y al cabo, Puerto es a Corralejo lo que Arrecife es a Playa Blanca, que, además, comparten poca fortuna por mal gestionadas, lo cual no permite recibir a nadie con semejante imagen.

Corralejo y Playa Blanca deben de haber optado por sentarse en secreto para establecer dos líneas de estrategia paralelas, conducentes a un mismo fin, que es el de los hechos consumados, apelando a su mayoría de edad para tomar sus decisiones y ejercer sus niveles de autonomía, fundamentados en aquel descendimiento hacia la independencia. Cada uno demanda un puerto mejor dotado, justificado por el denso tráfico de pasajeros y comercial entre las islas, así como unas instalaciones de primera que, de pretender dedicarlas al pasaje habitual, siempre estarán vacías, pues los usuarios van en sus vehículos y llegan con el tiempo justo para coger su ferry, ¿qué cuál es entonces la razón para un nuevo puerto más amplio y mejor dotado?, pues que una vez consolidadas ambas estructuras, ya se buscarán la vida para generar un flujo de cruceros para, los dos a una, atender convenientemente a sus visitantes. Ya amagó Playa Blanca con querer cruceros y el Cabildo de Lanzarote le contestó que ni hablar. Ahora los dos están calladitos gestionando a la sombra. Todo llegará, y nos cogerá en Arrecife, desmarcados, con una carpa como terminal en un llano dispuesto como aparcamiento, intentando pelear con un super puerto mejor dotado, y lo mismo le pasará a Puerto del Rosario. Si es que somos de lo que no hay.

Añadir nuevo comentario