Teresa Borges

Homenaje póstumo a José Borges Cabrera

Dignísimas autoridades, señoras, señores, muy buenas noches a todos.

Por parte de la familia, hemos acogido con agradecimiento este pregón de las fiestas patronales de Arrecife, dedicado a nuestro padre, José Borges Cabrera, más conocido como Pepe Borges o como él mismo decía, Pepe el de Benita, siempre llevando a su madre en el corazón.

Nacido el 21 de enero de 1934 en esta ciudad, el Puerto del Arrecife, en el barrio del Lomo,  hijo de Tomás Borges Toledo y Benita Cabrera Hernández, siempre se caracterizó por ser una persona curiosa y sensible, lo que le llevó a interesarse por el mundo que le rodeaba y se nutrió de la esencia de su tierra natal, la cual nunca olvidó.

Siempre fue fácil encontrarlo con una guitarra o una mandolina, mostrando un talento innato e intrínseco para ello y el que lo escuchó pudo verlo como realmente era, un pájaro libre, un alma elevada.

Su pérdida, sin duda, ha sido un golpe duro para nosotros, porque aunque esperada, no deja de doler, pero que en cualquier caso, el agradecimiento y el incesante amor que nos regaló toda su vida, ocupa tanto espacio en nuestros corazones que logra desplazar esa tristeza, sabiéndonos personas tremendamente afortunadas por haberlo tenido tantos años ¿y qué más se le puede pedir a la vida? 

Si algo podemos destacar de nuestro padre fue su honestidad en lo que pensaba y cómo lo sentía, siendo consecuente con ello y cuando vivió  la aniquilación política de la pesca en Canarias, y cómo se borró intencionadamente todo lo relacionado con ella, con su pasado y con el mar, dedicó toda su vida a reivindicar su historia.

Él murió con la conciencia tranquila y no hay mayor dignidad para un ser humano que hacer lo correcto con independencia de lo que hagan los demás.  Siempre repetía las palabras del poeta José Tabares Barlett cuando dijo: “Tener para la ofensa recibida pronto perdón, olvido, para el daño y siempre exento de maldad y engaño, llevar la frente por el mundo erguida”.

Mi padre recordaba muy bien lo que era Arrecife, cuando desde Portonao, el único puerto natural de Canarias, a la Destila se movía una inmensa masa de trabajadores y artesanos dedicados a la construcción y carena de toda clase de barcos, se reparaban y confeccionaban velas de los mismos así como artes de pesca.  Como dijera en una entrevista que le realizaron el 10 de febrero de 1990 en la revista Lancelot, Lanzarote le debe su supervivencia al mar, un eterno desconocido.

Él no entendía por qué se aniquiló toda nuestra historia, nuestro acervo, incluso, la falta de avenidas y paseos abiertos al mar, o la mutilación que sufrió su ribera, cuando cerraron y amurallaron Portonao, cerraron una de las bocas del Charco y un sinfín de atrocidades que convirtió a Arrecife en un enjambre de mamotretos construidos en terrenos ganados al mar y que la tradición marinera se reservó a un gueto en lo que hoy llaman Valterra, pero que siempre fue El Lomo.

En el año 1996 nuestro padre tuvo el honor de ser pregonero de estas fiestas patronales y en él hablaba de recuperar la autoestima y dignidad porque esto nos permite distinguir lo conveniente de lo falso y sobre todo, para que las generaciones futuras se sacudieran del yugo y dominio impuesto por culturas atrayentes, conformistas y anodinas. Proclamó que la cultura y la conciencia de la propia identidad es la base del amor a un pueblo y que se debe luchar en la medida de nuestras fuerzas y capacidad así como, que el amor a nuestro Arrecife es como amar a una madre que nos dio el ser y nos arrolló en la cuna.

Ya en el año 2018 tuvo el honor también, como integrante de los Amigos de Portonao, de ser pregonero en estas mismas fiestas. Sabiendo lo que es la vida, anunciaban que era una lástima que fueran ellos solos los que se dedicaban a preservar el folclore marinero de Arrecife, porque no eran eternos. Con su grupo musical instrumentalizó una gran parte de su tarea reivindicativa por lo que nos gustaría y lanzo un guante, que por parte de la ciudad se le hiciera a Los Amigos de Portonao un reconocimiento público digno. Nunca recibieron ayuda de la administración de ningún tipo y sentimos que ya es hora de actuar para preservar su trabajo y no dejarlo caer en el olvido, simplemente por dignidad histórica. Seguro que este deseo es compartido y apoyado por las agrupaciones hoy presentes que tristemente no han tenido cabida en el Festival de Habaneras ni este año ni en algunas ediciones anteriores.

En octubre de 2000, en una entrevista en el periódico La Voz, expresó que el folclore es un modus vivendi, que hay que tener en cuenta que es una forma de recrearse en la vida, pero que sobre todo, el trabajo reivindicativo de los Amigos de Portonao les sale porque se sentían vivos en su pueblo, aunque sea en un rincón.

Sin duda, siempre supo que su labor era insuficiente de forma aislada, pero en conjunto con los Amigos de Portonao consiguieron que una parte de su historia no se olvidara. Mucho de su repertorio era una transmisión verbal de la historia, reflejando lugares, edificios emblemáticos, patrones, marineros etc, con lo que muchos hoy saben que a la entrada a Portonao, lo primero que se ve, las Salinas, El Muelle Palos y el Castillo San José.

Mi padre sabía que el folclore se lo dio su tierra y a su tierra se lo entregó, con la humildad que tienen las grandes almas que comprenden el sentido de la vida. Lo sintió suyo porque nació en él y luchó toda la vida por defenderlo, porque entendió que era la única forma viable de vivir con dignidad y agradecimiento a los que nos precedieron.

Sintió y así se condujo en sus acciones, que la identidad porteña de Arrecife no era un negocio para él. Luchó por preservar un folclore puro y purista, sin adornos foráneos, tal y como se cantaba en su tierra y así lo reprodujo. El mantener una postura crítica era incompatible con sumarse a las modas y a ciertas tendencias como unificar el folclore de todo el archipiélago, perdiendo nuestra especificidades, plegándonos al de otras islas, olvidándonos de nuestros aforismos identitarios y en definitiva, avocarnos a olvidarnos de quiénes somos y de dónde venimos.

Ahora él ya no está pero su labor sí y lo que quieran hacer con ella es una responsabilidad que esperamos y deseamos, otros quieran apreciar y asumir.

Sin más, muchas gracias a todos por el cariño y por el ánimo en recordarlo, por el amor que transmiten y por la presencia aquí hoy no sólo de las Autoridades en representación de la ciudad, sino a la Coral Arrecife, bajo la dirección de doña Sheila Rizzo, y acompañados al acordeón por el amigo Pepe Artiles y por Manuel Arrocha, a la Parranda los Buches, a los componentes de los Amigos de Portonao, sus compañeros de batalla sin dejar atrás a los que ya no están, como Sergio Brito, Heraclio Niz y Luis Morales y sobre todo, a los presentes,  que siempre fueron fieles seguidores de los Amigos de Portonao, porque todo fue por ellos y para ellos, a todos, los llevaremos en el corazón, muchas gracias y hasta siempre.

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