Víctor M. Bello Jiménez

Erupciones históricas en Canarias

El día primero de septiembre del año inmediato pasado [1730], reventó en la isla de Lanzarote un volcán tan prodigioso en el vómito de fuego, piedras y arena, y en su duración, que hasta hoy permanece destruyéndola. Ha sido tanto el fuego, y tan elevado, que se ha visto desde ésta [Gran Canaria] y las demás islas, en parajes de distancia, según se regula, de cincuenta leguas…

Estas palabras, insertas en un carta dirigida por la Real Audiencia de Canarias al Rey, da cuenta de la ferocidad de la erupción de Timanfaya en 1730, a resultas de lo cual se produjo un proceso de destrucción [tierras y casas] acompañado de otro de construcción [elevadas montañas], que conllevó, también, la emigración de familias que tuvieron que desplazarse a otras islas para continuar su vida.

Se trata de un proceso que no es ajeno a la Historia. A lo largo y ancho del mundo, habitar un territorio volcánico puede suponer oportunidades, por la fertilidad de sus tierras, como resaltó el ingeniero José Ruiz en su visita a Lanzarote en 1772: los volcanes que empezaron en el año 1730 y no dejaron de vomitar hasta el de 1735, arrojaron sobre las tierras de la isla tan grande cantidad de arena, que las fertilizaron sobremanera; de modo que, desde entonces, han plantado los naturales bastantes árboles frutales y viñas, que han aprovechado mucho. Pero también entraña riesgos, como ocurrió, con la erupción del Vesubio en el año 79 d.C., que sepultó Pompeya y Herculano, con la citada erupción de Timanfaya de 1730, o la más reciente en la isla de La Palma. Todas dificultaron la vida de las poblaciones que vivían en sus proximidades. En algunos casos, sucumbieron bajo las masas de lava y ceniza; en otros, se vivieron obligados a emigrar a otro lugar o rehacer su vida en el mismo sitio, adaptándose a las nuevas condiciones del territorio.

Tanto de los aspectos positivos como negativos de las erupciones volcánicas históricas, así como de lo que supone vivir sobre un territorio volcánico, se pueden extraer conclusiones importantes, pues convierten el territorio en laboratorios científicos que proporcionan rica información. Así, Historia y Ciencia se aúnan para enriquecer el entendimiento sobre el planeta que habitamos y proveernos de un conocimiento necesario para vivir en él.

Esta es la premisa bajo la que se celebran las V Jornadas de Historia de Teguise, en la que participan ponentes de gran nivel científico, tanto en el ámbito de la geología como en el de la arqueología para trasladar a la sociedad el importante aprendizaje que se puede derivar de sus investigaciones.

Las conferencias son diversas y sugerentes, con títulos como: El punto caliente canario: magmatismo activo desde el Cretácico (142 Ma) hasta la actualidad; De la catástrofe a la oportunidad: el plan de recuperación del Patrimonio Cultural de La Palma; Transacciones tras la erupción de Timanfaya. Lectura espacial del testamento del cura de Haría; ¿Qué podemos aprender de las erupciones históricas de Lanzarote?; Fuentes documentales sobre la erupción del volcán San Juan de La Palma; Pompeya, nueva investigación sobre la erupción del Vesubio del 79 d.C..

Se celebrarán en la Biblioteca Municipal de Teguise, con sesiones impartidas cada jueves del 3 al 24 de noviembre, a las 19:30 horas. La inscripción es gratuita, enviando únicamente un correo a la dirección jornadasteguise@gmail.com, en el que se debe detallar nombre y apellidos, DNI del participante y si la asistencia será presencial u online.

 

Comentarios

Muy interesante el tema.

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