Marcial Riverol

Ellos son el problema

No creo que pueda tacharse de indigno o corrupto a un partido político cuando desde el ámbito de la organización se producen hechos que puedan ser objeto de censura. Todo lo más podrán ser calificados de aquella forma sus representantes, ya sean cargos orgánicos o públicos. Puede que estemos ante una de esas situaciones en las que lo que sale es llamarlos indignos, porque las personas pudieran no estar a la altura de lo que se espera de ellos, pero que hacen declaraciones públicas y actúan amparados en las siglas de unos partidos políticos.

La apertura del CATE, el centro de acogida temporal de extranjeros instalado en la trasera de la Policía Nacional, viene produciendo declaraciones desde los ámbitos políticos. De forma sucinta, diríamos que, amparados en la dignidad que merecen los seres humanos, las instalaciones no contarían con las condiciones para el fin de acoger a los inmigrantes que arriban a las costas de Lanzarote o que son interceptados en aguas próximas y rescatados de una muerte segura. Quien ha destacado en este embrollo ha sido el Ayuntamiento de Arrecife presidido por la dirigente del PP Ástrid Pérez, que pone sobre el tapete el que las instalaciones provisionales en naves industriales no son adecuadas, ni los son las carpas instaladas en Arrecife y que estaban pendientes de la licencia municipal, la cual el Ayuntamiento archivó por no cumplirse con la presentación de la documentación complementaria requerida. Finalmente, la declaración de interés general parece dar vía libre a su apertura. En todo este embrollo existe un componente claramente político de alta intensidad que pasa por el desgaste de los adversarios, así como por un pulso de la lideresa del PP con la vista puesta en ganar enteros de cara a los comicios de 2023, basado todo ello en la fórmula de enfrentarse al gobierno central tal que una Juana de Arco algo descabalgada de la fuerza de la razón. De tan poca razón hace gala que llega a mencionar que un problema que la ciudad padece como es la presencia de aguas fecales cuando llueve, y que pudiendo ser un motivo de peso para que la instalación no se emplace en ese lugar, la afirmación pone en evidencia su incapacidad para valorar que esas mismas aguas fecales afectan a la población sin que haya merecido su atención en ningún momento de su mandato. Suma a lo anterior una idea preconcebida que criminaliza a los inmigrantes que llegan en cayuco, tanto es así, que desde el ayuntamiento de Arrecife se llega a afirmar, después de apelar a la dignidad de las personas, que no se quiere el CATE en Arrecife, esto es, ningún CATE, cumpla o no con los mínimos de calidad requeridos. Yo me atrevería a afirmar que la alcaldesa está en el trance de morderse la lengua para no decir lo que realmente parece querer decir, y que iría en la línea de que no lo quiere en la isla. Sus rodeos y sus palabras casi no dejan lugar a dudas. Al final, contribuye a distraer la atención de lo esencial, que es el gobierno de la ciudad, el asunto Ginory, el plan general, el catálogo de protección o la falta de proyecto.

En estas, David Toledo, secretario de organización de CC, que "no merece estar ni un minuto más en su puesto" aplicándose la misma medicina que quiere prescribir para el PSOE, pues en la línea de su socia en el gobierno municipal de la capital, reniega de campamento alguno en la ciudad. Su apelación a que la decisión se toma de espaldas a los vecinos es casi lo más llamativo, pues siempre que CC ha tocado poder ha actuado de idéntica forma que a los que denuncia. No digo que el PSOE no merezca un rapapolvo por su pésima gestión pública, pero pretende impartir lecciones de decencia que no parecen tener un pase. Los alumnos aventajados de CC que gobiernan o han gobernado, y que en Pedro San Ginés tienen su mayor exponente de cómo no se debe estar en una administración pública, esto es, como en un chiringuito, debieran ser amonestados públicamente por Toledo si lo que quiere es obtener algo de credibilidad.

Conviene recordar, igualmente, que a espaldas de los vecinos, la alcaldesa dio sus bendiciones a la planta de biometización en Puerto Naos a la que ni el Cabildo ni el Ayuntamiento pusieron objeciones, que todo hay que decirlo, ni tampoco el grupo ecologista Ben Magec, que fue consultado.

No sé si lo siguiente de estos personajes públicos pasa por mandar a los inmigrantes a un islote deshabitado, digamos que a como Lobos, “con instalaciones dignas” con el objeto de cumplir con la obligación de atender a las personas que llegan a la isla de forma irregular y así dar satisfacción a sus íntimos anhelos que es no verlos por aquí, y mucho menos en las calles de la ciudad con la que sueña la alcaldesa, y ahora los de CC, que se aleja mucho de lo que realmente ha sido y es Arrecife. Sería un peligro que, aún no siendo lo mismo, el recuerdo de la Isla de Ellis, la puerta de entrada de la inmigración europea en los EEUU, pudiera inspirar a tanto energúmeno que anda en la vida pública y que no sabe como ocultar sus rejos racistas.

No sé por qué alguien ha creído que Arrecife no se merece a estas personas, pues aunque fuese el lugar más paradisíaco o perfecto no serviría para justificarlo, pero es que esto no roza la perfección, y a las aguas fecales me remito, y al pabellón de Argana, y al abandono del espacio público, y a las arbitrarias decisiones...

Todas, absolutamente todas las decisiones en el ámbito de lo público se toman de espaldas a los ciudadanos. Y lo hacen todos, en todos los partidos. La regeneración comenzaría con una contundente autocrítica, y la asunción del compromiso de servir a los ciudadanos, estar a sus necesidades,  con el oído puesto en la sincera escucha, la mirada dirigida a solventar las carencias sociales más clamorosas, absteniéndose de señalar al discrepante, mirando por el bien común. Tan sencillo como atender al servicio público y al interés general que, desde el Cabildo hacia abajo, nadie, absolutamente nadie en esta isla, parece querer saber lo que significan tales conceptos.

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