Robert Schwarzenbacher

Cuando el turismo escupe en su sopa de pescado

La resistencia actual a los planes para designar áreas para la acuicultura en las aguas de la costa este de nuestras islas muestra el enorme déficit de información en los medios y la política.

Si bien la mayoría de los hoteles están cerrados ahora y dependen de las subvenciones, la industria pesquera sigue proporcionando alimentos para nuestras mesas. Al igual que la agricultura, es un sector resistente a las crisis.

La industria pesquera ha evolucionado en los últimos años y la acuicultura se ha convertido en el nuevo estándar de oro. Las ventajas son obvias: el pescado se puede cultivar y recolectar según sea necesario de forma controlada y sostenible. Nuestros restaurantes pueden recibir pescado fresco de producción local todos los días.

De hecho, una acuicultura es la forma más renovable de cultivo de proteína animal, porque genera la menor cantidad de desechos. Todas las partes del animal que no se utilicen se pueden retroalimentar a la nueva generación de peces. Eso no es posible con pollo, ternera, etc. porque son vegetarianos.

La mayor ventaja de los cultivos acuáticos es que ya no hay pesca en aguas abiertas. No más matanzas accidentales de delfines, tortugas y otras especies protegidas. No más redes fantasmas, no más desperdicio de combustible cuando los barcos de pesca viajan cientos de millas náuticas para encontrar peces en océanos sobrepescados. De hecho, la acuicultura es una gananacia, porque nos alimenta mientras protegen el océano.

Esto es contrario al turismo de masas que, por el momento, no crea empleos, no nos alimenta y contamina los océanos y nuestro medio ambiente.

De hecho es completamente hipócrita que el sector turístico declare los efectos ambientales negativos de una acuicultura, mientras que las aguas residuales de sus hoteles van directamente al mar. Después de todo, fue el turismo de masas el que destruyó nuestra costa. Solo hay que ver todas las ruinas de hoteles que hay alrededor. De hecho, la mayor parte de la costa sur de Lanzarote es una playa artificial con arena traída de África. Las ruidosas motos acuáticas y las apestosas lanchas a motor del turismo de masas de buceo tienen un impacto medioambiental mucho mayor que el que tendrá cualquier acuicultura.

Los políticos parecen olvidar que el sector del turismo de masas produce la mayor parte de las emisiones. Después de todo, compran la electricidad y el agua de la central eléctrica sucia de Arrecife. Así que los políticos, si estuvieran bien aconsejados, harían bien en apoyar a la industria pesquera local y al sector primario en general porque todos preferimos el pescado fresco y producido de forma sostenible de Lanzarote.

 

Comentarios

Bravo!! Enhorabuena Robert!! Por fin alguien sensato y con dos dedos de luces, que no está asesorado por empresas del ladrillo o del turismo... como tantos politicuchos de tres al cuarto que no saben ni cuanto suman 3 y 2, y por eso les engañan como bobos en esta isla... que si levantara la cabeza César Manrique se echaba a llorar! Estoy totalmente de acuerdo y, lo que es peor, es fácil desmontar esas ideas de que la acuicultura contamina... Ánimos en tu lucha, no eres el único!!
La acuicultura contamina. Infórmese bien

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