Alex Salebe

Cuídate bro

Hasta no hace mucho tiempo, la sexualidad era tratada en los colegios básicamente como un tema relativo a la reproducción del ser, tan primitivo como la misma naturaleza humana, pero luego se fueron ampliando contenidos que iban más allá de su vertiente biológica, con aspectos psicológicos, emocionales y sociales. Se habló entonces abiertamente del sexo como una actividad capaz de producir placer, generar amor, impulsar el odio o incluso desatar ansiedad.

La sociedad en general destrozó el tabú info - educativo de la sexualidad hasta el punto que en los hogares el tema empezó a tratarse con total naturalidad y los centros educativos desarrollaron programas específicos, fuera de la asignatura de biología, para abordarlo sin rodeos.

En teoría, hay más jóvenes, mujeres y hombres, concienciados sobre los métodos más seguros para evitar el embarazo  y las enfermedades de transmisión sexual, aunque sigue habiendo alta prevalencia de chicos y chicas contagiados con enfermedades que pueden traerles secuelas a corto y largo plazo, sida o cáncer, por ejemplo.

Las expresiones “cuídate” o “siempre usa condón” no están referidas únicamente a prevenir embarazos, sino también a evitar contagios de enfermedades muy graves. La revolución científica e informativa sobre el sida activó cerebros y abrió ojos a principios de los ochenta.

Todo este proceso de aprendizaje lo hemos experimentado durante años, pero ahora, en menos de uno, nos ha tocado asimilar la génesis, todavía incierta, del covid-19, los bulos sobre el virus, el contagio vertiginoso en nuestra parcela y en todo el mundo, las estadísticas de fallecidos por rangos de edad, las restricciones para evitar su propagación, la debilidad de los sistemas públicos de salud, la carrera de poder para presentar la vacuna, el destape de las desigualdades en países que se ufanaban de ser ricos, los protocolos de bioseguridad, los rebrotes, la actualización de las restricciones de movilidad y todo el revolcón que la pandemia ha supuesto en nuestras vidas, en la salud, en la educación y el trabajo, y pensar que hasta unos nueve meses veíamos a la “criatura” solo como un problema de los chinos.

Aunque hayan redes sociales, información especializada en internet, noticias, reportajes y crónicas en diarios, radios y teles, ¿lo saben y están concienciados nuestros jóvenes?, o, como en el tema de la sexualidad, ¿toca reforzar deberes en casa y en los centros educativos?

Si ya los jóvenes, por su propia salud, deben extremar medidas de higiene y seguridad para cuidarse del covid-19, estaría bien hacerles un llamamiento a la responsabilidad social, advirtiéndoles que no cuidarse implica no cuidar a sus padres, abuelos o personas convivientes con patologías que las hacen más vulnerables al contagio, y lo peor, a morir. No esperemos a que se lo digan en sus “letras”  Bad Bunny, Mike Towers, Anuel o cualquier otro cantante de géneros urbanos.

Quiero terminar esta reflexión con letras del polifacético artista santaclareño Sigfredo Ariel (1962-2020), poeta cubano contemporáneo, guionista de cine y asesor musical de la película Buena Vista Social Club, que remata así su poema  ‘La luz, bróder, la luz’:

Estos días van a ser imaginados

por los dioses y los adolescentes que pedirán estos días

para ellos.

Y se borrarán los nombres y las fechas

y nuestros desatinos

y quedará la luz, bróder, la luz

y no otra cosa.

 

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