SAT EL JABLE

Con el esfuerzo de todos es posible...

Han transcurrido más de tres años desde que comenzamos a reunirnos en el Centro Socio-Cultural de Nazaret un grupo de agricultores, la gran mayoría integrantes de la S.A.T. EL JABLE. Todos con inquietudes comunes, pues coincidíamos en querer practicar una agricultura ecológica, respetuosa con los sistemas agrarios tradicionales y con una gestión de los suelos y aguas que garantiza la sostenibilidad de nuestro territorio.

En todos los encuentros se intercambiaban pareceres sobre el coste del agua o de cómo venían las cosechas; de lo difícil que estaba la comercialización y del escaso precio recibido por su venta que no llegaba, en no pocas ocasiones, a compensar el trabajo realizado en las fincas. Pero, a pesar de las adversidades apuntadas lo cierto es que siempre se concluían las reuniones con la firme determinación de mirar al futuro con confianza. Así, en la búsqueda de una solución a los periodos de sequía y a la carestía del agua de lluvia y su transporte surge la idea de constituir una comunidad de regantes que debía tener como principios fundacionales los siguientes:

-Recuperar la cultura tradicional del agua que posibilite la rehabilitación de los recursos hidráulicos existentes en la isla como son: aljibes, maretas y pozos; hoy la gran mayoría en un lamentable estado de abandono, lo que permitiría recuperar, a su vez, un olvidado patrimonio que ha sido legado por nuestros antepasados.

-Una comunidad de regantes que, respetando el sistema tradicional de cultivo de secano, debe tener como objetivo principal disponer del agua que pudiera recogerse en los años de lluvia para hacer frente a los años secos, y a los riegos puntuales que pueda necesitar los diferentes cultivos a lo largo de su desarrollo vegetativo.

-Instar de las administraciones públicas la ejecución de políticas dirigidas a conseguir el máximo almacenamiento del agua de la lluvia, para así poder evitar las escorrentías y la pérdida, año tras año, de tierra vegetal de nuestros campos.

El establecimiento de estos principios se realizó con base al convencimiento pleno de que conseguir aprovechar el agua de lluvia, es lo único que garantiza que los productos cosechados en esta tierra sigan disfrutando de una más que reconocida calidad que desde siempre ha sido muy apreciada fuera de nuestra isla. Y todo ello, para que la agricultura pueda tener un futuro, amén de que su supervivencia permitiría seguir manteniendo unos paisajes agrarios únicos en el mundo como son el jable y los arenados, que constituyen unos de los principales atractivos turísticos de la isla.

Una vez tomada la decisión se constata que el camino no iba a ser fácil, ya que Lanzarote es la única isla de Canarias que no tiene una comunidad de regantes en funcionamiento y la última que estuvo operando lo hizo en los años 30. Es decir, no teníamos referente al que poder acudir. En aquellos momentos cuando se trasladaba la idea fuera del grupo siempre se recibía el mismo comentario: “lo difícil que es unir a la gente de esta isla para ejecutar un proyecto colectivo”. No obstante, nosotros seguimos adelante con el empeño, y por ello llegamos a idear aprovechamientos hidráulicos; trazamos estrategias para recuperar maretas y aljibes.

Hoy, por fin, tenemos la aprobación por parte del Consejo Insular de Aguas de los estatutos de la Comunidad de Regantes Isla de Lanzarote. También hoy disponemos, gracias a la cesión desinteresada de la Fundación “Cesar Manrique”, de una creación de Cesar que representará la imagen de la Comunidad de Regantes. Fundación a la que estamos eternamente agradecidos, especialmente a su Presidente Juan José Ramírez y a la responsable del Departamento de Territorio y Medio Ambiente Idoya Cabrera, porque desde el primer momento nos ofrecieron su total predisposición para colaborar con nosotros en la búsqueda de una señal de identidad que reflejara la realidad de esta isla volcánica con unos suelos singulares, y donde se practica una agricultura condicionada siempre por el calor y la escasez de agua.

Tenemos por delante una ardua tarea como es poner en marcha una comunidad de regantes con todo lo que lleva implícito si bien a nuestro favor tenemos que seguimos contando con la unión del grupo, tanto de los promotores iniciales como de las personas que se han incorporado con posterioridad; y de los que esperamos se sigan sumando al proyecto. Ha sido precisamente esta unión la que ha hecho posible alcanzar el objetivo de constituir la Comunidad de Regantes Isla de Lanzarote.

Tenemos que ser conscientes de que “con el esfuerzo de todos es posible conquistar aspiraciones que a primera vista pudieran parecer inalcanzables”.

 

Cultivamos el paisaje de Lanzarote, una isla posible

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