Matías Reyes

Arrecife, el epicentro

Parece que en el marco de determinada vocación turística, Arrecife tendría que haber sido el epicentro de la gastronomía nacional con la celebración de un congreso de gastronomía, sobre lo cual se llegó a decir que supondría un revulsivo para uno de los grandes atractivos de Arrecife como ciudad de interés turístico nacional e internacional. Y que baje Dios y lo vea. Tanta grandilocuencia y tanto desperdició de palabras que pretenden endulzar este gran embuste sobre la dimensión turística nacional e internacional de la capital, pues deben deducir que por la efectiva proyección de la isla en el exterior, Arrecife debe guardar una relación proporcional sólo por el hecho de ser parte de aquella.

Para nuestros visitantes, podrá ser un incuestionable estímulo la vertiente gastronómica del destino, pero si este no se eleva un palmo sobre determinados índices de precariedad, la satisfacción del destino está lejos de ser plena, pues la cita gastronómica, lejos de impulsar la imagen exterior de Arrecife, pondrá en el candelero sus múltiples deficiencias. Arrecife no aguanta un paseo y ya ni en su centro histórico y comercial, abandonado por sus regidores municipales y sin que sus propias asociaciones empresariales muestren cabeza para proponer una vuelta de tuerca. El ayuntamiento encarga unas carretillas de picón para los alcorques de los cuatro árboles del centro y con ello pretende revertir la mala imagen y el deterioro de la ciudad histórica, con el secreto deseo de que la ceniza volcánica permanezca en su sitio y no en el resto de la calle, que es lo que sucede cada vez que un perro caga sobre el negro manto, y todos pisando picón como si no estuviéramos sobre un civilizado revestimiento.

Al turista hay que pescarlo en el aeropuerto, meterlo en un micro, llevarlo a comer al Castillo de San José y soltarlo luego en el Open Mall, el nuevo centro comercial de titularidad privada que pronto se inaugurará en los terrenos de la antigua fábrica de Garavilla. Ya supimos cómo iban a ser las instalaciones cuando el concejal de Comercio Armando Santana, le daba cancha en un vídeo difundido por él mismo. Es el concejal que se debe, como la alcaldesa, sólo al empresariado, porque quieren delegar el gobierno de la ciudad en las iniciativas de aquellos, con la aspiración de que lo que hagan les de el lucimiento a sus escasas luces y nula iniciativa. A Santana no se le pasa por su cabeza difundir un vídeo de cómo es la ciudad soñada, porque carece de una idea aproximada de cómo tiene que ser. Lo apostó todo al Open Mall, y a los desagradecidos ciudadanos del centro que no le votan -pensará el concejal- que se jodan con su agonizante centro histórico tradicional. Esto es lo que tenemos, y en el equipo de gobierno no le van a la zaga ninguno de estos resentidos a los que parece alegrar la caída en desgracia de tantos metros cuadrados de ciudad, otrora tan cualificados. Un espejismo es el recuerdo de las calles llenas de gente, recogido en viejas fotos, que es lo que nos queda.

Ya definió Santana el nuevo centro comercial como "centro urbano y abierto", prefiriendo apostar antes por este que por el otro centro más urbano y más abierto que languidece junto al litoral de la capital. Y eso que la alcaldesa habló de la revitalización que supondría para la ciudad su apertura. Y alguien se lo creyó. Por hacernos idea de por donde van los tiros no hay más que recordar que la ampliación del número de restaurantes en el Open Mall es propuesta municipal liderada por Ástrid Pérez, que da a entender que no quiere que fuera de allí quede nada de vida. Esta no da puntada sin hilo. O el Cabildo lidera una intervención ambiciosa en la ciudad o esto será una catástrofe.

El parque nuevo y el viejo, la plaza de la calle José Betancort, la plaza de la iglesia, tanta tapia y solares por toda la ciudad son sólo algunas de las constataciones de su incompetencia, bueno, no propiamente esos espacios, sino la ausencia de una intervención sobre cada uno de ellos. La búsqueda de culpables fuera de los límites del gobierno municipal no es más que un pretexto de los propios responsables, y por mucho que lo sustenten en una guerra entre dos administraciones todo lo motiva la ausencia de un proyecto para todo el espacio público. Si habláramos de una casa de familia, una cosa es parchear paredes y techos según se les va ocurriendo y otra cosa es redactar un proyecto de cómo va a quedar la casa e ir acometiéndolo por fases en tanto se obtienen los recursos. Creo que con ese ejemplo todos alcanzamos a comprender cuál es la realidad municipal.

En 2023, hablaremos de lo que va a quedar del centro de Arrecife, que, por cierto, no será por culpa de que el Cabildo haya adoptado tres medidas de protección como bien de interés cultural, que es lo que vende la alcaldesa. En todo caso, de ella misma y de su equipo de gobierno que no parecen representar el interés ciudadano, sino el empresarial, cuidándose mucho de apelar a ellos permanentemente en su penúltima comparecencia por los BIC del Cabildo. Como si no se debiera al interés general que debe representar y como si la ciudad fuera tarea de los empresarios de la construcción sobre las viviendas y solares y no de iniciativas municipales en el espacio público.

Comentarios

Si el cabildo mirara y colaborara un poco mas con arrecife seguro otro gallo cantaria, usted sabe que el cabildo y psoe no quiere que arrecife prospere. Les interesa mas san bartolome. Eva de anta hizo mucho por arrecife no? Y los anteriores alcaldes de arrecif
Poco más queda por decir

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