Myriam Ybot

8M, mirando al futuro con optimismo

Conozco a una chavalilla veinteañera que se estrenaba estos días en su primer puesto de trabajo. Cuando su familia le preguntó acerca de las consecuencias que tendría su desembarco en el mercado laboral para las ya programadas vacaciones de Semana Santa, contestó: "Ni voy a preguntar: no me importa; ¡bastante tengo con plantear en mi primera semana que el jueves voy a la huelga!".

En esta nueva jornada feminista de reivindicación de igualdad en todos los ámbitos de la realidad, miro al futuro con optimismo. Es cierto que la dura lucha de las mujeres de mi generación, cuando soñamos que la Transición era la puerta abierta al reconocimiento de todos nuestros derechos, se ha visto socavada por el retroceso a un conservadurismo moralizante impensable en la libertaria década de los 80.

Logros de enorme trascendencia como la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo o la incorporación de asignaturas sobre ciudadanía y promoción de valores igualitarios en el currículo escolar se han visto amenazados o directamente barridos de la vida cotidiana.

Mañana volveremos a la calle, como hicimos hace 30 años, como hacemos cada 8 de marzo desde que el régimen del dictador se convirtió en un mal recuerdo, desde que ratificamos que las muertas por violencia de género aumentan en el seno de una sociedad que sin embargo progresa en tantos otros objetivos, desde que la fría estadística nos habló de discriminación en sueldos, en presencia en profesiones y oficios, en protagonismo político o empresarial.

Mañana estaremos todas, las amigas, las compañeras de trabajo, las vecinas... Y estarán también las chicas jóvenes, esas que han crecido en un entorno mucho más igualitario que lo fue el nuestro, que viajan y conocen otras realidades en mucha mayor medida que lo hicimos la generación de sus madres, que han crecido en la convicción de que los derechos, como las obligaciones, son las mismas para hombres y mujeres.

Nosotras, las de entonces, seguiremos en la reivindicación en la calle hasta el fin de nuestras fuerzas; pero ellas, las de hoy, heredarán la tierra y deberán mantener el testigo de la exigencia hasta alcanzar la meta de la igualdad real y efectiva. Soy optimista; lo verán sus ojos.

* Periodista

 

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