Samuel Cabrera

“Tierras raras”, cómo depredar el territorio. El caso del Gobierno de Canarias

El Gobierno de Canarias es uno -no sé si grande y libre- conformado por la alianza entre el PSOE, Nueva Canarias, Sí Podemos y la Agrupación Socialista Gomera. Son estos, pero bien podría haber sido el PP, o CC porque a la hora de aplicar sus políticas está resultando poco diferente. El gobierno tiene sus extensiones en forma de consejerías, entidades y empresas públicas. Desconozco si estas van a su bola o están perfectamente dirigidas y coordinadas por la presidencia del gobierno o por los partidos que representan, que demandan sus cotas de autonomía. Ignoro si atienden a una estrategia de funcionamiento; si responden a un ideario, a una voluntad o a la consecución de determinados objetivos basados en el servicio público y el interés general. A mí no me lo parece, porque unos dicen una cosa y otros practican la contraria. Y del gobierno para abajo, en aquellas administraciones que son del mismo color político, tragan sapos y culebras porque más parecen enemigos que aliados bajo el paraguas del partido del que habría que presumir una mirada común sobre el territorio, sobre materias sociales o medioambientales; sobre las aspiraciones de hacia donde debe ir la comunidad. Obsérvese, si no, el caso de la relación Gobierno de Canarias-Lanzarote.

Si no he entendido mal, el gobierno que preside Ángel Victor Torres, en lo que yo denominaría como un asunto inconveniente para las islas, financia un estudio sobre la existencia de las denominadas como “tierras raras” y las posibilidades de explotación de los yacimientos que pudieran encontrarse. La solicitud la habría hecho la Consejería de Economía, Conocimiento y Empleo, y el Consejo de Gobierno no habría tenido problema alguno en autorizarlo, ni habría promovido una reflexión sobre las repercusiones de las extracciones mineras en suelo canario, aunque sí las tiene cuando se habla de extraer petróleo de aguas canarias por parte de terceros. Igual, del asunto del conocimiento, que es una de las competencias de la consejería, más bien hay poco.

Entendemos por tierras raras determinados minerales utilizados para fabricar productos tecnológicos. La obtención de estos minerales, cuya extracción lidera China, tiene muy altos costes sin excluir los ambientales, y, en España, hay quien afirma que no se extraen por “reticencias medioambientales”. Les llaman reticencias -no dicen riesgos- porque reticencia suena a capricho, a tontería de algunos, y ahora parece que Canarias va a ignorar esas “tonterías” para embarcarse en el negocio de su extracción sin que parezca que tenga reserva alguna. Al menos, no las ha manifestado ni parece haber puntualizado que no van a explotar nada sino a conocer si existen o no. Desde luego, sí han dejado claro que se estudiarán las posibilidades de explotación. Nadie busca lo que no va a extraer, eso es lo que me parece.

Canarias se caracteriza por la dispersión de su territorio y sus pequeñas dimensiones, donde una importante parte de su suelo disfruta de alguna medida de protección. Cualquier intervención de remoción del suelo causa un gran impacto paisajístico, y los que se generan a posteriori. Sin pretender fiarlo todo al turismo como fuente de riqueza, no cabe duda de que una apuesta por las intervenciones relacionadas con la minería supondría un descalabro en el frágil suelo. Puede que la necesaria diversificación de la economía canaria no pase precisamente por la destrucción del paisaje o de sus fondos marinos, que es de lo que trata esto.

Es la Universidad de La Laguna quien realiza el estudio, y, nuevamente, vemos que no hay empacho en abrir la caja de los truenos que supone convertir las islas en una explotación minera, ya sea en tierra o bajo el mar.

Cuando se habla de Canarias desde las distintas administraciones, son muchas las cuestiones que se plantean, la mayor parte relacionadas con la sostenibilidad, tanto hablando de turismo, como de energía, pero el discurso no va en paralelo con las acciones que se proponen. Si hablamos de no consumir más territorio para la instalación de nuevas infraestructuras, el consejero de Obras Públicas, Sebastián Franquis, nos impone realizar una vía de circunvalación en Playa Honda, en lugar de soterrar la vía actual, lo cual colisiona con las intervenciones que escuchamos en otros ámbitos del Gobierno. Si hablamos de la producción de energía fotovoltaica, la cosa no pasa por que los Cabildos tengan nada que decir, y mucho menos que lo hagan sobre los aerogeneradores para producción de energía eólica (que le pregunten a los majoreros). Si hablamos de la contaminación que producen las jaulas marinas, el Gobierno establece nuevas zonas para la instalación y nos las coloca frente a nuestro litoral más valioso. Si el Cabildo de Lanzarote inicia una medida de protección sobre bienes arquitectónicos, el gobierno manda a su empresa pública, Gesplan, a que descalifique tal medida. Y si no nos parece ni medio bien, porque ellos no lo harían en el centro de ninguna de las dos capitales provinciales, autorizan en Arrecife un complejo ambiental para obtener energía de los residuos. Seguro que si les da por convertir Lanzarote en una extracción minera, no habrá presidente de Cabildo, alcalde ni ciudadanía que les pare los pies. Muestra, todo ello, de que nada es casual. Los socios del presidente, si no el propio Torres, se sacan de la manga lo del interés general y manda a los cabildos, a los ayuntamientos y a los vecinos a hacer gárgaras. Luego, Ángel Victor Torres lo arregla encabezando las procesiones y romerías de todo el archipiélago y nos sale con lo de la canariedad. Su vicepresidentes, de NC, Román Rodríguez, el de los cinco asesores, a lo que apela es al canarismo de progreso. Dedicar el suelo canario a la minería debe dar respuesta a lo que significa eso de canarismo de progreso. Menudas prendas. Para tutelas como esta, mejor seguimos huérfanos que ya hemos alcanzado la mayoría de edad, les diría, a lo que más parece un energumenato que un gobierno.

Canarias, como todas las sociedades avanzadas, genera un extraordinario volumen de residuos, en parte de los cuales se encuentran tierras raras. La Universidad de La Laguna y la propia Consejería de Economía y Conocimiento, en lugar de favorecer estudios de investigación dirigidos a la recuperación de estos minerales presentes en determinados objetos de deshecho, mete la pasta para saber donde pueden abrir minas en nuestro suelo. Interpreto que para, una vez sabido, decretar la explotación como de interés general, expropiar nuestro suelo, cargarse nuestra forma de vida, nuestro paisaje y nuestro medio de subsistencia. Y, seguramente, algunos cercanos al gobierno estarán frotándose las manos a la espera de las tajadas en forma de participación en sociedades interesadas en el negocio, tal y como ha sucedido con los molinos y las fotovoltaicas.

¿Qué digo?, pues que nuestro Cabildo se posicione sobre este lado, el de la isla y el de sus habitantes, que deje de llenarse la boca mencionando el nombre de Manrique en vano, y se sobreponga a la dependencia de las siglas de su partido mandando a ese gobierno de codiciosos a hacer puñetas en todo aquello en lo que no le vaya la vida. Les aseguro que, en Lanzarote, más que perder votos, mantendrían los que tienen y ganarían algunos más. Sólo es cuestión de tener la brújula en nuestras manos. Mayoría de edad, insisto.

De la Universidad de La Laguna, ni les cuento, y de lo que significa y alcanza el concepto de “interés general” becaría al gobierno en su totalidad para que estudien un poquito, pero en otra universidad, por favor.

Ángel Victor, nos tienes contentos/as.

Comentarios

Samuel Cabrera, ¿entiendo que te tomaras la molestia de escribir defendiendo la planta de tratamiento de residuos tecnológicos, cuando (con total seguridad) surja una avalancha de opinión en contra? ¿aunque sea bajo seudónimo?
Samuel Cabrera, bajo seudónimo, o sin él, se tomará la molestia de censurar lo que considere oportuno, y si la planta de tratamiento de residuos tecnológicos la ponen en medio de una ciudad, también la pondrá a caldo y a quien lo decidiera. Así sea CC, PSOE, PP, NC, PODEMOS, o los gomeros. Faltaría más.
La cantidad de viles intereses que hay en la política canaria están detrás de estas situaciones. Es evidente que viles intereses los hay en todos lados, pero el nivel de ignorancia y falta de control que tenemos aquí es difícilmente superable. La ignorancia está en la base de todo y es muy grande. Es un mal que se supera con el tiempo si ese tiempo se dedica a promover la educación y la cultura, cosa que aquí se hace poco o nada. El sustrato de ignorancia profunda afecta a toda la población, hablando en general. La gente no se entera y si se entera se resigna porque no sabe como protestar. Pero cuando el ignorante es ambicioso y entra en política ( "se mete en business" ), entonces si que corremos un gran peligro todos los demás. En su ignorancia, tampoco tendrá valores muy sólidos y muy pronto caerá víctima de las "propuestas indecentes" que le harán y que "no podrá rechazar" los "grandes empresarios" de las islas, que no son otros que "los amos de siempre", prácticamente desde la Conquista acompañados de algunos "amigos del club" que se ha ido incorporando luego. Art 155 de la Constitución ya !! Hay que echar fuera del barco a toda esta plaga de ratas que invaden hoy la política canaria.

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