Mariem Díaz Fadel

Ástrid está de vuelta

A nuestra alcaldesa, que lo es de todos, le vamos a gastar el nombre, vista su facilidad para generar controversias.

Ástrid tiene un ayuntamiento que no parece tal, porque esas entidades representan a la ciudadanía y el de Arrecife asemeja un club de amiguetes y agencia de  colocación selectiva de algunos a los que no les queda más juego que la adoración a la alcaldesa a cambio de un sueldo, pero esto no es práctica exclusiva municipal, sino también cabildicia, No sería justa sino lo pusiera de manifiesto.

A Ástrid no le gusta la instalación para inmigrantes porque no quiere que esté en su ciudad,  ha dicho, pero, no gustándole, le disgusta que sea cara y que la diferencia entre lo que parece que vale y lo que cuesta sea un enigma. Tampoco le agrada porque, si llueve, se llena de aguas fecales de la ciudad que administra y que, sabiendo que se llena de mierda,  no dice cómo arreglar tal asunto ni cuándo, ni parece que le interese lo más mínimo. Produce rubor su desvergüenza ante tal reconocimiento, como si estuviera hablando de algo que no le incumbiera. Porque con naturalidad alude a que la mierda para los inmigrantes no es buena, pero no dice por qué sí lo es para la ciudadanía que soporta sus argumentos sin que aquella se ponga colorada. De la mierda ha hablado ella, no lo he dicho yo para arrimar ninguna sombra a su mandato.

A Ástrid no le parece mal que la instalación del Covid tenga un permiso verbal, pero no quiere que el de los inmigrantes disfrute de idéntico nivel de discrecionalidad. El primero por razones sanitarias, y el segundo por razones humanitarias. Tampoco quiere que la apertura del segundo, como hizo con el primero, se sustente en una "conversación verbal". Lo dicho, o es arbitrariedad o es discrecionalidad, y sea una u otra, ella sabe con quien la quiere ejercer: sí con sanidad hasta que ella diga y nunca con los inmigrantes a los que no quiere ni ver.

"Podemos desviar un poco la atención antes de que me llamen racista", podría haber dicho Ástrid, "hablemos de lo que se gastaron en la instalación y quitamos el foco del ayuntamiento”. Ayuntamiento que, por cierto, está alcanzando sus más bajas cotas con el gobierno del PP de Ástrid, que, tratándose de Arrecife, ya es decir.

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