El sábado 22 de junio vuelve la parrandera de Los Toledo a La Graciosa. El cartel y el horario se irá sabiendo, pero la actuación está garantizada. Para remontar hasta el origen de la parrandera y de la parranda Los Toledo hay que llegar hasta Luis Toledo Betancort, padre de nueve hijos, seis hombres y tres mujeres, y graciosero de una generación que, si se quería divertir, tenía que tirar de timple, guitarra y repertorio popular porque no había más opciones.

Luis inoculó ese virus de la música a sus hijos, que forman la parranda con tíos, primos, cuñados y demás familia, de los Toledo y también de los Herrnández, y que aprendieron a tocar y cantar en una familia donde la música no se enseña pero sí se aprende, observando y escuchando. "Viene en los genes", dice Pino Toledo.

La parranda no tiene la composición formal de una parranda o de una rondalla ni un número fijo de componentes. Toca el que puede en cada ocasión, aunque ahora "hay muchos jubilados que tienen tiempo". Excepto en La Gomera y en El Hierro han actuado en todas las islas. Salían siempre en la víspera de San Ginés en Arrecife, por las calles y los ventorrillos, en La Vega, en Santa Coloma, en carnavales en La Graciosa, en Tao, en Navidad en el Hospital Insular o el día de año nuevo.

"El nombre nos lo puso la gente", cuenta Fefa: "Ahí vienen Los Toledo", decían, pero adquirieron popularidad cuando fueron a grabar Tenderete a Las Palmas de Gran Canaria con Nanino Díaz Cutillas en 1984. Al año siguiente volvieron a aparecer en el programa, pero esta vez desde Caleta del Sebo.

El repertorio es tradicional. De hecho apenas ha cambiado en todos estos años: isas, folías y malagueñas. Incluyen la isa de señor Redusindo, "con dos tonos nada más y sin púa ni estribillo, que se la enseñó el señor Redusindo a mi padre", dice José Manuel: "Nos caracterizamos por nuestro estilo, que no lo hemos perdido".

También tocan un tema, o una mezcla propia de La Graciosa: el charleston o la isa del Ringo, que parece que surge de escuchar el Mamá Inés en una pianola. Dice José Manuel que antes, cuando tenían pocos timples, tocaban primero las folías porque hay que afinarlos de otra forma. Ahora no les hace falta pero asegura que no solo han mantenido el estilo sino que incluso intentan ir "para atrás, a hacer las cosas sencillas, sin tantos acordes, ninguno menor, solo lo básico". "¿Para qué más", se pregunta.

Su tío, Antonio Hernández Paéz, de 86 años, recuerda que en La Graciosa se ensayaba con timples de cartón, se tocaba con cuerdas de tripa que frotaban con un ajo y que, ante la escasez, había que tener cuidado con el rollo de cuerda que sobresalía del mástil porque llegaba alguno con una tijera y lo cortaba para tener una cuerda. Dice que con nueve años llegó a ver en carnavales en La Graciosa nueve parrandas a la vez, y cuatro o cinco eran de la que ahora es la octava isla.

Luis siempre quiso sacar un disco, pero murió en 2005 sin verlo, así que sacaron un disco en su honor en 2007, como homenaje. Su presentación fue la primera parrandera, que se celebra desde entonces cada dos años. Lo hicieron todo ellos, las canciones, la portada, el diseño y la organización, y lo siguen haciendo así. Se encargan de contactar con las agrupaciones, que no cobran por su actuación, pero que comen y duermen.

Comen todos juntos antes de la actuación y la noche antes o la noche después se alarga la parranda a veces hasta el amanecer por las calles de Caleta del Sebo. Colocan el escenario a poca altura del suelo porque no les gusta que haya mucha diferencia entre los músicos y el público y reservan las tres primeras filas para la gente mayor de la Isla. "Nos nos gusta que se convierta en algo multitudinario porque rompería el carácter familiar, íntimo", dicen.

En estos años han tocado con ellos El Cuco, El Colorao, Pancho y Ciro Corujo, Fabiola Socas, María Cabo, Pedro Manuel Afonso, Jorge de León, los de La Aldea o Los Sabandeños. Para poder organizar la parrandera tienen ayuda del Ayuntamiento, que coloca el escenario y el sonido, de empresas y de particulares y sortean cada año un viaje y un timple, que este año es amplificado y que siempre dona el artesano Juan Martín, que dice que es un orgullo donarlo porque él lleva la música en la sangre y Los Toledo han mantenido este tipo de música "que no se oye en otras islas".

"Son los únicos que hacen este ritmo de música y no se puede perder", dice en un vídeo grabado para la ocasión. Para más información se puede visitar la página de la Parranda Los Toledo en Facebook.