Llevan años esperando una actuación que palie la situación en la que se encuentran sus viviendas. Fachadas y zonas comunes presentan una deplorable imagen, además del peligro de derrumbe de techos sostenidos en algunos inmuebles por improvisados puntales y tablones de madera. Gerardo recuerda estar desde niño en la vivienda de la esquina de la calle Alfonso Spínola en la que ahora residen otros tres niños de 10, nueve y dos años, cuya habitación han tenido que abandonar para compartir lecho en la de los adultos por las grietas en paredes y techos.

Gerardo recuerda el momento en el que las filtraciones en la vivienda provocaron una lluvia incesante en el cuarto. Al peligro de desplome se suma el problema de salud que supone para los pequeños, uno de ellos con asma.

En el lateral de la vivienda se vislumbra desde la plazoleta de la barriada un conglomerado de cables que dan luz al resto de inmuebles y que cada vez que hay temporal o los tensan provocan nuevas grietas en el interior de la casa. Teme que algún día se desmorone, por lo que no duda en amenazar con cortar él mismo esos cables si no dan solución a esa obsoleta y peligrosa instalación.

“El Ayuntamiento me engaña”, señala indignado, y es que tiene que comprobar como de vez en cuando vienen los técnicos a revisar la instalación, pero siguen sin dar una respuesta al problema. Incluso asegura que la propia alcaldesa, Eva de Anta, le ha comentado que este año no había presupuesto para rehabilitación.

Parece contradictorio que en esa misma fachada siga instalado un cartel informativo que anunciaba el área de renovación urbana de Valterra en su primera fase, una actuación en la zona dentro del Plan de Vivienda de Canarias que ya hace seis años debería haberse ejecutado. Una rehabilitación urbana que ni se ha impulsado ni se han facilitado ayudas a los vecinos para la reforma de las viviendas.

Para los vecinos parece haber quedado definitivamnete en el olvido la propuesta municipal de construir nuevas casas, si bien tanto Gerardo como otros afectados de Valterra consideran que restaría metros a sus residencias actuales. Unas casas de las que ya son propietarios.

El caso de Mari, residente en la calle Benito Pérez Armas, no dista mucho del de Gerardo. En las escaleras de su bloque hay que sortear los puntales para acceder a los pisos. El techo está en peligro de derrumbe y apuntalado con tablones de madera. Ella sale al rellano con un casco como protección y el mayor riesgo dice que lo tienen al intentar alcanzar la azotea.

En su piso también son visibles las grietas. Recientemente operada de la garganta, convive con humedades y grietas en el salón. Se le ha inhabilitado la instalación eléctrica. Desconfía de que el Ayuntamiento derribe estas viviendas y que de ser así y ofrecerles otras nuevas serían más reducidas sus dimensiones, por lo que no ven una salida a esta difícil estancia.

Viviendas de la barriada presentan una lamentable situación, con grietas y techos en peligro de derrumbe, a la espera de una rehabilitación que no llega

El buen clima que se respira entre los vecinos alivia un tanto la esperpéntica situación. Su vecina Rosa ha salido mejor parada, y aunque comparten techos apuntalados, en la escalera del inmueble los destrozos no han llegado a su casa. Unos portales más adelante, otro inmueble presenta una imagen similar con el agravante de que la puerta de entrada no cierra.

Estas viviendas se encuentran registradas dentro de las correspondientes a la denominada de Área de Renovación y Regeneración Urbana. A esta situación se suma el mal estado de los bloques de viviendas que están al otro lado del parque. Como los de la calle Adolfo Topham Martinón, donde ya hay inmuebles desalojados con peligro de derrumbe, pero las viviendas adyacentes siguen siendo la residencia de muchas familias que temen por la integridad de los bloques y su propia seguridad.

Precisamente, en el portal número 10, comenta uno de sus vecinos, Leandro, que recientemente a punto estuvo de caerle encima a su hijo un cascote del techo del edificio que ya no tiene ni ventanas.

Una denuncia tras otra

El concejal de Vecinos Unidos, Andrés Medina, ya ha venido advirtiendo al Ayuntamiento de Arrecife de “la inminencia de una tragedia de grandes dimensiones, en las cada vez más deterioradas viviendas del barrio marinero de Valterra” si no se interviene en las mismas.

Sobre la vivienda de la calle Alfonso Spínola recuerda que vienen sufriendo deterioros desde hace 11 años en su planta alta. “De tal manera que en los últimos meses se ha comenzado a agrietar el techo y cuando llueve el cuarto se inunda y se llena de cascotes”. Asimismo, las grietas en el exterior aumentan y temen la llegada de las lluvias “sin que el Ayuntamiento haya hecho nada al respecto a pesar de los numerosos escritos presentados”.

Sobre el inmueble de Benito Pérez Armas explica el concejal que “también han sido los mismos vecinos los que han parcheado como han podido las escandalosas grietas de techo y paredes, por donde se filtra el agua cada vez que llueve. De todo ello tienen constancia los técnicos del Ayuntamiento, que han hecho informes y fotos. Pero tampoco se ha hecho absolutamente nada”.

El concejal ha recordado que frente al centenar de viviendas que se contempla rehabilitar y que después se redujo a 20, “lo cierto es que en seis años no se ha ejecutado ninguna obra y el dinero ingresado por el Ministerio de Fomento en 2012, más de dos millones de euros, y el que destinó el Gobierno de Canarias “siguen en la cuenta corriente del Ayuntamiento. Un dinero que tendrá que devolver porque no ha presentado solicitud de prórroga a Fomento, lo que aumenta la incertidumbre de los inquilinos de todas esas viviendas”, comenta.

El 'abandono', en imágenes