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Margamod, filósofa del reciclaje

La diseñadora de moda Margarita Pérez destaca que “en la Isla siempre hemos tenido que sacar partido a todo por la escasez”

Lourdes Bermejo 0 COMENTARIOS 25/04/2021 - 08:45

La diseñadora de moda y formadora Margarita Pérez se ha convertido en una gurú del reciclaje y la sostenibilidad, que transmite en sus cursos y talleres. Partiendo del ámbito textil, MargaMod ha ampliado, sin embargo, su concepto de aprovechamiento a los objetos de la vida cotidiana, formando parte del movimiento 'Slow life' (saber parar).

La trayectoria de Margarita Pérez (conocida en el ámbito de moda por su firma MargaMod) es la demostración de que crisis y oportunidad van de la mano. En la caída del sector de la construcción de principios de los 90, Marga se quedó sin empleo como delineante en la Isla y decidió estudiar diseño de moda y patronaje en Madrid.

Hace poco fue a recoger su título. “No lo tenían ni digitalizado”, bromea Marga, que asegura que nunca ha necesitado demostrar su titulación para trabajar, dar cursos, ni siquiera para triunfar a lo grande en la moda. Otra crisis económica, la más reciente en el tiempo, hizo aflorar su faceta slow, aunque esta siempre la ha acompañado.

El movimiento Slow life, que elogia la lentitud, propone una vida sin prisa, que permita disfrutar de cada situación cotidiana, algo que Marga ha tenido siempre bastante interiorizado. De hecho, rechazó, tras acabar su carrera en Madrid, el ofrecimiento del ente cameral Fedecom para formar su propia empresa: “No era el momento. Estaba sola con mi hijo”, comenta con naturalidad.

Así que renunció a integrarse en la industria de la moda al más alto nivel, “lo que requería abrir local propio, contratar personal..., al final elegí Lanzarote, donde me he podido dedicar a lo que he querido y pagar la hipoteca”, sentencia.

En el momento en que tomó aquella decisión, su firma de moda, MargaMod, era aclamada en el circuito profesional, incluso desfiló en la pasarela Cibeles. Ahora, en plena pandemia, Marga se reafirma en sus convicciones acerca de la sostenibilidad: “La moda es la segunda industria más contaminante del mundo, por no hablar de la explotación que supone la producción a gran escala en países deprimidos en condiciones inhumanas”, explica.

Así que ella pone su grano de arena, a través de la formación, en cursos y talleres, donde los pilares son el reciclaje y el aprovechamiento. “En la Isla siempre hemos tenido la filosofía de la escasez, ha habido que sacar partido a todo, un ejemplo es la cultura del agua”, indica.

Por eso, como docente, se enfoca en dar una segunda vida a las prendas. “Además, resulta muy gratificante hacer con tus propias manos tu primera prenda, que nace de otra ya descartada”, cuenta Marga, por la experiencia que vive cada día con sus alumnos de muy distinto perfil, ya que la creadora ha dado la vuelta al estereotipo de las clases de costura.

El “aprovechamiento” del que habla Marga se extiende a todos los ámbitos: “A veces tengo que reprimirme en el punto limpio porque me llevaría todo lo que la gente tira a la basura. Muebles que se cambian por otros idénticos de la misma cadena comercial porque se les ha deteriorado la parte textil”, pone como ejemplo.

Con esta premisa, Marga ve factible realizar en la Isla un proyecto de formación basado en los oficios que requiere la restauración: “Hablamos de carpinteros, soldadores, tapiceros, cerrajeros…, supondría una gran oportunidad aunar creatividad y funcionalidad en esta sociedad de consumo”, sentencia.

Nuevo proyecto

La madre de Marga hizo arreglos toda la vida para su pequeña comunidad sin cobrar jamás por su trabajo, al menos en efectivo. “Luego se encontraba con un par de chaquetas iguales que le regalaban las vecinas, agradecidas”, cuenta.

Ella, sin embargo, usó la máquina de coser de casa cuando era apenas una adolescente, para confeccionar piezas, esta vez de manera remunerada. El éxito de sus creaciones llegó a desbordarla y un buen día se encontró, “cosiendo un sábado de madrugada y viendo a mi hermano entrar por la puerta cuando llegaba de fiesta”.

Decidió cambiar de oficio y se matriculó en delineación en la escuela de arte Pancho Lasso, una actividad que desarrolló dos años, hasta que la crisis de la construcción la hizo marcharse a Madrid. “He tenido siempre una historia de amor y desamor con mi profesión”, admite Marga, que, por épocas, se ha dedicado al diseño o a la enseñanza, que le “encanta”.

Precisamente ahora, en la tercera crisis económica a la que asiste en su vida, surge un ilusionante proyecto docente que la llevará a Gran Canaria, junto a su amiga, la creadora María González, cuya firma, María Mía, ha pisado las pasarelas de Moda Cálida, la madrileña SIMM, Gaudí y Pure London y cuenta con divisiones de Novia y vestuario escénico. María fue la encargada de diseñar una de las uniformaciones de las tripulaciones de Binter Canarias.

“Vamos a poner en marcha en su taller un proyecto master class, en el que María se encargará de la preparación de proyectos de diseño y mercado y yo de la parte de patronaje y sostenibilidad”, explica Marga, que emprende esta nueva aventura profesional con la misma actitud con la que encara todos los aspectos de la vida.

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