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Luces y sombras del Jable: biodiversidad, usos tradicionales, extracciones de arena y basura

El Jable, uno de los espacios naturales de la Isla, sufre una presión que no se ve acompañada de vigilancia medioambiental a pesar de su valor. Las antiguas canteras se convierten en escombreras y sigue la extracción de arena de forma irregular

Vertedero incontrolado con cadáveres de cabras y electrodomésticos. Fotos: Adriel Perdomo.
Saúl García 4 COMENTARIOS 26/02/2021 - 08:12

“El Jable es un gran desconocido”, dice Adolfo López, geólogo y presidente de la asociación Viento del Noreste. “Parece que no pasa nada ambientalmente y que no tiene ningún valor”, añade. Pero, obviamente, no es así. Desde hace varios años, las personas que componen esta asociación dedican gran parte de su tiempo a frecuentar este lugar, entre la costa de Famara y el Complejo agroindustrial de Teguise (aunque también se extiende más al Sur) para conocer mejor, admirar e intentar proteger lo que ocurre allí dentro, en un espacio tan singular como olvidado.

Adolfo llega desde Tao y observa desde lo alto, hacia la costa. Este mes de enero el Jable está inusualmente verde, como el resto de la Isla. La apariencia de desierto ha dado paso a la apariencia de pradera. Pero ambas cosas son solo apariencia porque el Jable no es ni una cosa ni la otra.

Uno de los proyectos de esta asociación consiste en llevar a grupos a conocer el terreno. Grupos de escolares, jubilados, de otras asociaciones o clubes. Una de las grandes sorpresas ha sido la de comprobar que anida un gran desconocimiento sobre este espacio en gran parte de la población. De cien escolares de un colegio de Arrecife, solo dos habían estado alguna vez en el Jable y solo uno había visto una hubara, la indiscutible reina del lugar.

Uno de los proyectos consiste en llevar a grupos a conocer el terreno

Habría qué empezar por exponer qué es el Jable. No es un desierto, a pesar de que lo parece. Mientras que las arenas del Sahara son de origen mineral, las del Jable, de origen animal y vegetal, La mayor parte de las arenas proceden de organismos foraminíferos. Se depositan en el mar cuando mueren, se descomponen, las corrientes las acercan a la costa y el viento las traslada desde la oscuridad. La orografía, la pendiente del terreno, hace posible que el Jable sea el Jable. Desde Lanzarote hasta Alegranza, la profundidad marina puede oscilar entre los 50 y los 80 metros de profundidad, mientras que en otras zonas costeras del Archipiélago esa profundidad se multiplica por diez a solo unos metros de la costa. En esos lugares, las corrientes no pueden hacer subir los fondos arenosos hasta la superficie, pero en la costa de Famara sí. Las condiciones son ideales.

La mayor cantidad de arena que se ha ido depositando en la superficie lo ha hecho desde las últimas glaciaciones. En la última de ellas, hace unos 12.000 años, bajó tanto el nivel del mar que se podría haber ido caminando hasta Alegranza. La evidencia está en el Túnel de la Atlántida, que no nació como túnel submarino. Así llegó la arena. En la actualidad hay un mínimo aporte de arena, que también tiene como enemigas para su libre circulación todas las barreras artificiales que se han creado. El terreno, tanto la capa arenosa como la que se encuentra más abajo, la llamada tierra madre, dio lugar a un peculiar tipo de cultivo de secano, principalmente de batatas. El agricultor tiene que ahoyar hasta encontrar esa tierra madre, debajo de la capa de arena que protege a la planta del sol y que también retiene la humedad, como hace el rofe en un arenado. En muchos puntos del Jable, esa tierra madre está a la vista por las múltiples excavaciones y mordiscos que se le han hecho al territorio para extraer arena para la construcción. Pero la tierra madre, una paleosuperficie, también es arena, solo que compactada durante miles de años. Debajo se encuentra el sustrato volcánico. Por eso, aunque sea tierra madre, también hay que enriquecerla, ya que carece de muchos de los nutrientes que necesitan los cultivos.

En medio del Jable, en la zona de la Juanita, se encuentra José, de Muñique, que va a cumplir ya ocho décadas de vida y que lleva siete de ellas cultivando en esa zona. Había pedido estiércol de cabra y se ha encontrado con que le han traído varias montañas, mucho más del que puede aprovechar. Pero algo aprovechará. Dice, por supuesto, que a pesar de las lluvias caídas, hace falta más agua. “Esto no vale nada”, asegura sobre la cantidad necesaria que debe empapar el terreno.


El Jable, inusualmente verde tras las lluvias. 

Blanco y verde

Las lluvias han convertido el marrón habitual en verde y también se abre paso el blanco. Es el color que aporta el ajillo de gato, el nombre vernáculo del Colchicum psammophilum, que florece solo una vez al año durante un par de semanas. El pico de floración es en invierno y el resultado de ese pico, este año, es una pequeña alfombra blanca. Los animales no la comen porque es tóxica, así que las cabras que se amontonan en una mañana de miércoles alrededor de un joven pastor deben de estar saboreando otros brotes verdes. Es un gran rebaño de más de cien cabezas. El pastoreo también se ha incrementado en esta zona. Hay más rebaños y son más numerosos. Los corredores saharianos y las garcillas son de las aves que frecuentan el Jable y que, a su manera, se aprovechan de las cabras, que generan beneficios para estas aves, pero también algún riesgo para la nidificación.

El Jable también está declarado Zona Especial de Protección de Aves (ZEPA). De hecho, se intuye esa protección en uno de los pocos carteles que quedan en pie. El cartel está roto y ajado por el sol, pero la zona sigue ostentando esa protección. En una mañana, como la mañana en que se elabora este reportaje, no es difícil ver una hubara solitaria o un corredor sahariano, más expuesto a la vista de lo habitual porque contrasta con el verde, ya que su color se camufla habitualmente con la arena. El corredor apenas se asusta de los coches, pero sí de las personas. Junto a estas dos aves, el alcaudón completa el big three del equipo del Jable. Las tres vuelan, pero prefieren caminar, y son nidífugas: no hacen nidos, sino que ponen los huevos en el suelo. Eso hace que el lugar, en época de nidificación, después de las lluvias, sea muy sensible a cualquier perturbación. Las bisbitas hacen el nido en el suelo y chillan más cuando se acerca algún peligro. Un paseante fuera de los caminos, un excursionista, una caravana, un perro suelto, una moto o una bici que circule campo a través, así como la búsqueda de papas crías, pueden hacer que un pollo no llegue a ostentar esa condición. Y esas amenazas, y otras más, están a la orden de día. La pandemia, el tiempo libre, el verde… están incrementando la presión sobre este espacio. Hay muchos actores y ninguna vigilancia.

En puntos del Jable se ha creado un auténtico circuito de motocross

En algunos puntos del Jable se ha creado un auténtico circuito de motocross. Con el verde, se distinguen perfectamente las rodadas de motos y quads, que ya se han denunciado. La presión es constante. Adolfo dice que casi nunca ha visto vigilancia en la zona. “Cuando la ha habido es porque les hemos llamado”, señala. 

Vientos de Noreste también lleva a cabo un proyecto llamado Sembrando para las hubaras, porque se comen parte de los cultivos. Tienen varios contratos de custodia del territorio en alguna fincas y plantan para las aves con la ayuda de los menores no acompañados que han dejado de serlo y ahora acompaña la asociación Trib-Arte con el proyecto Imago. En el Jable, por otra parte, hay muchos campos arados pero no tantos cultivados.

Otro de los proyectos es el de Dessert Watch, voluntarios que observan las aves para hacer un censo. Otros se encargan del proyecto Enlata, de recogida de basura, principalmente latas en las que se investiga si se alojan en su interior musarañas o solo ratones o reptiles que los cuervos sacan haciendo unos grandes agujeros en esas latas. También se está a la espera de saber si hay especies de insectos aún no reportadas por la ciencia. Dice Adolfo que una simple lata “cambia la conducta de lo que hay alrededor” y se sorprende, de nuevo, sobre este espacio, por “lo poco que se conoce y lo vivo que está”. Sobre el Jable también están en marcha varias investigaciones científicas, de diferentes disciplinas, y tesis doctorales de universidades españolas y europeas.

Los escombros

La minería es otra de las amenazas para la fauna. Del Jable se han sacado toneladas y toneladas de arena y nadie ha cumplido las condiciones fijadas en los permisos para poder extraerlas, por las que se debe restaurar el terreno cuando finaliza la extracción. Actualmente, según la documentación de la Dirección General de Industria del Gobierno de Canarias, hay dos solicitudes para extraer arena, en Los Piquillos y Las Melianas, una de 2019 y otra de 2020. En los estudios de impacto ambiental se fijan unas condiciones sobre el papel que es difícil saber si se cumplen ante la falta de inspección. Sobre el terreno se ve un camión y una pala y el camino que llega hasta una de las canteras se ha reforzado con grava. En cualquier caso, aunque haya dos solicitudes, hay al menos hasta nueve puntos recientes de extracción, activos desde los últimos dos años, e incluso en estos momentos debería mantenerse un periodo de paro biológico por la nidifificación.

Una reciente sentencia del Tribunal Constitucional pone en jaque que se pueda seguir extrayendo arena, ya que señala que los terrenos incluidos en la Red Natura 2000, como son las ZEPAs están sujetos “a unos regímenes de protección que (…) determina que sea preceptiva su clasificación como suelo no urbanizable de especial protección”.

Las canteras más antiguas se han convertido en vertederos incontrolado

Las canteras más antiguas han dejado espacios similares a anfiteatros naturales que rompen la continuidad que necesitan las hubaras y, sobre todo, se han convertido en auténticos vertederos incontrolados. En el Jable aguardan sorpresas agradables y desagradables, como el hallazgo de casi 400 botellas en un solo montículo, de restos de tuberías viejísimas, que ya se pueden considerar un endemismo, y otros vertederos de grandes dimensiones con muebles de oficina, ordenadores, baterías de coche, restos de obras, maquinaria o electrodomésticos. Hay una escombrera premium que acumula todo eso y suma cadáveres de cabras.

Comentarios

Excelente artículo. Hay que cuidar toda la Naturaleza, porque lo que se pierde ya no se recupera. Me preocupa que se desconozca y no se visite el Jable por las nuevas generaciones, cosa que es responsabilidad de sus padres y demás mayores; seguro que han estado ya en todos los centros comerciales, pero desconocen que su Isla es tan maravillosa por su Naturaleza, no por otras cosas. Lo de las motos y los quard debería ser delito, aunque antes debería salir de esas personas el pensar todo lo mal que hacen con las ruedas, con el ruido, con la combustión; en definitiva, con su insustancialidad.
Una pena la dejadez de las autoridades pública en la conservación de una de las joyas de Lanzarote. ¿por qué no hay presencia en el campo de los 2 Agentes de Medio ambiente qué tiene actualmente en plantilla el Cabildo? ¿Qué hacen los 2 Agentes de la Brigada Ecológica y los 3 Vigilantes de Espacios Naturales que teóricamente tiene contratados el Cabildo? ¿Dónde están los agentes de medio ambiente que prometió contratar la presidenta del Cabildo? ¿Por qué no se ha resuelto todavía la lista de sustitución de agentes de medio ambiente convocada en Junio de 2019?
Está claro que si no es para construir hoteles y apartamentos, el territorio les importa muy poco!! El jable es un espacio increíble, lleno de vida y que está en completo abandono por parte del Ayuntamiento de Teguise, Tinajo, San Bartolomé, Cabildo de Lanzarote y Gobierno de Canarias.
De la verdad la situacion en el jable es muy triste. Yo no entiendo como pueden permitir la caza en una zona protejida tan fragil, y porque arran campos enormes sin plantar o hacer la cosecha??? Tambien aun puedes ver las cicatrizes de los projectos urbanisticos abandonados de los años 1970. Como siempre en lanzarote, el abuso de los instituciones como del Cabildo es mucho mas grande que de unos motocross o quad de la juventud de los pueblos cercanas.

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