Los vecinos de Caleta de Famara han iniciado una recogida de firmas para “deshacer” el actual plan de movilidad iniciado por el Ayuntamiento de Teguise en enero de este 2024. Un plan que incorpora 200 aparcamientos en la localidad al convertir una vía de doble sentido en un solo sentido y que los residentes de la localidad no aprueban.

En el texto que acompaña a la recogida, los vecinos de esta localidad exponen, entre otros motivos, la transformación el pueblo “en un parking” así como el “terrible impacto visual y ambiental que ello conlleva” y un “aumento considerable” del peligro al transitar las calles del pueblo costero.

Por otra parte, añaden que el actual estado de las aceras “o la inexistencia de las mismas hace que los peatones se vean obligados a caminar por la carretera”. Un hecho que “hasta ahora no suponía un gran problema porque teníamos unas avenidas amplias con suficiente visibilidad” tanto para peatones como conductores, lo que posibilitaba vivir “con armonía y seguridad”, señala el texto de la recogida de firmas.

Sin embargo, esta realidad ha cambiado con el nuevo plan de movilidad.  Con la transformación de las vías de doble sentido a sentido único las dos arterias principales del pueblo están “anegadas de coches” y “aparcados en batería” de manera que “se han estrechado las calles y los vehículos tienen que salir del estacionamiento marcha atrás lo que reduce enormemente la visibilidad y congestiona el carril único”, aseguran y añaden de forma tajante: “Todos estos factores contribuyen a una sensación de inseguridad vial sin precedentes”.

Por otro lado, los vecinos exponen otro aspecto que se ve afectado por esta nueva normativa y es la “belleza de este paraíso natural” lo que provoca “una pena inmensa a todos los que amamos el pueblo”, reconocen los vecinos del pueblo en el texto de la recogida de firmas.

Los vecinos encargados de esta iniciativa aseguran que Famara “no quiere un pueblo parking” y que los turistas “no vienen a visitar un pueblo parking” y que las visitas a esta localidad se deben a su “naturaleza salvaje, la idiosincrasia de su pueblo y el encanto de sus calles”.

Se trata de un turismo “sostenible” pues Famara es “un patrimonio ambiental y cultural situado en un espacio natural protegido”, expresan estos vecinos. En definitiva, piden que se conserve como estaba pues en un “deber tanto político como cívico protegerlo, conservarlo y cuidarlo”.

Nueva Canarias se suma a la defensa

El partido Canarista, de la mano de la concejal Belén Machín se suma a esta demanda vecinal  y se opone al plan del Ayuntamiento que “va en contra del peatón y convierte la Caleta en un parking gratuito al aire libre”.

Los canaristas apuntan a que el plan de movilidad para la Caleta es un ejemplo de “urbanismo de ocurrencia” y sigue prácticas de planificación “obsoletas y opuestas a las que se están llevando a cabo en otras localidades”.

Para Belén Machín, presidenta de NC-bc en el municipio de Teguise, “el grupo de gobierno no sólo ha elaborado el plan de movilidad a espaldas de los vecinos de la Caleta; sino que lo ha impuesto en contra del bienestar de estos y priorizando en la comodidad del turista en detrimento del paisaje y la idiosincrasia costera de la localidad”.

Del mismo modo, la canarista señala que este tipo planes de movilidad hace que se pierdan oportunidades económicas y de inversión para el municipio, puesto que no puede acceder a subvenciones y financiación autonómica y europea al no cumplir con unos criterios mínimos de sostenibilidad. “En la actualidad, todas las líneas de subvenciones y ayudas están ligadas a una planificación sostenible que tenga en cuenta la peatonalización y la accesibilidad; la ampliación de aceras; movilidad escolar; carriles bici; y fomento del transporte sostenible”, apunta Machín, que recuerda que “el peatón tiene que ser el usuario principal del espacio público y no los coches”.

Con todo, NC-bc propone la paralización del plan de movilidad actual y una vuelta al proceso participativo donde los vecinos, colectivos y ayuntamiento consensuen una planificación acorde a las necesidades actuales del residente y proteja la belleza natural e idiosincrática de la Caleta.

“La Caleta debe mantener su desarrollo económico sin necesidad de convertirse en un espacio turístico común masificado donde se desvirtúa los valores que la hacen única como la belleza costera y pesquera, la convivencia vecinal y la tranquilidad”, sentencia Belén Machín.