“Lo vi en TikTok o Instagram” y “es algo que no se ve en otros sitios”. Este es un resumen apresurado, pero certero, de una visita a Las Grietas de Montaña Blanca. La mayor parte de los visitantes son españoles, aunque también hay franceses, italianos y otros extranjeros, en menor medida.  

Es miércoles, en pleno verano. El reloj no marca las once y el termómetro roza los treinta grados. Hace un viento bastante desagradable, y en el aparcamiento habilitado en el límite de los municipios entre San Bartolomé y Tías hay unos setenta vehículos, que tres cuartos de hora más tarde, a la vuelta, ya son 96.

En el camino, o en los caminos, hay gente por todas partes. Unos suben directamente hacia Montaña Blanca, aunque la mayoría sigue el camino sin subir hasta llegar a una bifurcación donde hay un cartel que indica las prohibiciones y que se ha pintado con una gran flecha negra que marca que se debe seguir recto. Aunque en el camino que sale hacia arriba, se ve desde la bifurcación otro cartel igual con otra flecha que indica el camino de la derecha. El resultado es predecible: no hay una ruta marcada, unos llegan a las grietas por arriba y otros, la mayoría, por abajo. 

De las tres grietas que tiene la ladera de la montaña, la primera es la que tiene más éxito, la segunda algo menos y a la tercera llega una minoría. Hay cola para entrar a la primera, hay que esperar porque hay gente que se da la vuelta o que ha entrado por arriba. Es un camino estrecho de dos direcciones con parada obligatoria para hacerse una foto. O varias. Cada visitante, como mínimo, una foto, y si es posible sin que aparezca nadie más.

Martín y su familia vienen desde A Coruña. Hoy toca empezar las visitas y han empezado por Las Grietas. Son la excepción que confirma la regla. Conocieron este espacio porque lo vieron en Callejeros Viajeros, el programa de televisión. Pero en su valoración coinciden con casi todos los demás: “Es algo novedoso, no ves algo así en otros sitios”, dice Martín. Es la respuesta más repetida, el argumento más utilizado para justificar la visita a este espacio natural que se ha puesto de moda en los últimos años a través de las redes sociales.

En el aparcamiento, antes de las 12 del mediodía, ya hay cien vehículos

“Estas formas no se suelen ver en otros sitios”, dicen Ángel y Elena, que viajan con su hija Mía desde Barcelona: “Es muy chulo”. Dicen, a la entrada de la primera grieta, que lo vieron por Instagram. “Solo hay un paso y la gente se está acumulando”, señalan sobre el camino.

A ninguna de las personas entrevistadas por Diario de Lanzarote le ha decepcionado la visita. Tampoco a Amparo y a David, de Badajoz, que aseguran que se pusieron a buscar información para su viaje y que si en TikTok pones Lanzarote, lo que más sale son Las Grietas. “Está entre lo más famoso”. “Es diferente y está muy bien para hacer fotos, salen buenas fotos”. También dicen que “esto solo lo puedes ver en Lanzarote”. “Lo que no nos ha gustado son los Jameos del Agua”, dice Amparo, aunque no da más explicaciones y señala que al día siguiente van a ir a visitar Timanfaya. 

Más gente

“Esto va a más”, se oye a una persona que quiere entrar a una de las grietas. Hay gente esperando para entrar y gente esperando para salir. Hace viento y se levanta mucho polvo. La tierra se mete en las zapatillas, aunque hay visitantes caminando en cholas, otros que se paran a ponerse crema solar y algunos descansan en el suelo.

Una vez dentro, varias personas ceden su posición para avanzar esperando encontrar un pasillo sin gente, listo para la foto. Cuando el camino se estrecha y se empina, una pareja que lleva un bebé en brazos decide darse la vuelta. “Aquí cuidado con el niño”, dice ella, que se queda abajo y espera a que su pareja salga. Se llama Cristina y viene desde Madrid. También ha conocido Las Grietas por Instagram: “Pones Lanzarote, salen varios reels y la mayoría son de Las Grietas, es de lo más visto”. Le ha gustado: “Es impresionante, esto no lo ves en otro sitio, es muy bonito”. Dice que también han visitado Timanfaya, “lo de las viñas” y el Mirador del Bosquecillo, también “muy bonito”. 

Pablo y Carmen, de Jaén, han llegado hasta aquí buscando información en TikTok, “lo mínimo para saber cómo llegar”. También dicen que está muy bien el lugar, sobre todo “la profundidad que tienen” Las Grietas. También les ha gustado Teguise y han estado en las fiestas de San Ginés, pero les han cancelado alguna actividad que tenían prevista. Querían hacer una excursión en buggy pero su reserva ha desaparecido y no les han devuelto el dinero ni les han reubicado en otro día.

Mar, Ale y Tino, de Tenerife, son los únicos que ya habían estado en la Isla hace años, pero entonces “esto no se visitaba”. “Bien, es algo diferente, pero hay demasiada gente”, aseguran. También creían que iba a haber menos gente cuatro jóvenes de Getxo, Arrate, Amaya, Ainhoa y Ane, que han llegado hasta el final del trayecto. Ya han visto toda la Isla. “Nos faltaba por ver, es algo curioso”, dicen y repiten lo de que si pones Lanzarote en Instagram te salen Las Grietas. “Nos gusta la formación y lo bien que salen las fotos”, dicen. 

Unos visitantes preguntan a otros si después se puede salir por otro sitio o hay que dar la vuelta, si se puede volver al coche por otro camino o de otra manera, si más delante hay menos gente... En el aparcamiento hay personas que se cambian de calzado y otras que parecen bien informadas sobre cuál es la mejor para hacerse una foto, o cuál es la más profunda.

En las redes hay todo tipo de explicaciones aunque todas muy superficiales. Muchas de ellas aluden al interés de Las Grietas como un Gran Cañón del Colorado en miniatura. Es difícil encontrar información sobre el origen del lugar, sobre sus valores geológicos, naturales, históricos o incluso arqueológicos. Lo que sí hay son cientos de vídeos y miles de fotos y comentarios: personas posando apoyadas en las paredes, sosteniendo Las Grietas, tumbadas, sentadas, con el sol en lo alto, en el cénit, el ocaso o el amanecer...