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La demora del Ayuntamiento aumenta el coste de las obras del pabellón de Argana

Para poder abrir la instalación se requieren otros 270.000 euros. La Oficina Técnica tardó diez meses en contestar a la empresa concesionaria que pedía documentación 

Saúl García 0 COMENTARIOS 27/04/2021 - 07:09

En el Ayuntamiento de Arrecife no existen certificados finales de la obra del pabellón deportivo de Argana. A pesar de eso, sí fue recepcionada por el propio Ayuntamiento. Tampoco se sabe quiénes fueron los directores técnicos de la obra. Solo hay una copia, y está en papel, del proyecto original del pabellón, y no está completa. El único proyecto de ingeniería que hay sobre este edificio es el que se hizo en el año 2015, ocho años después de su apertura y dos después de su cierre.

La nueva empresa concesionaria del pabellón, Clece, que debe hacer las reformas necesarias para su apertura, solicitó a la Oficina Técnica en mayo de 2018 una serie de documentación “para poder estudiar las actuaciones que puedan resultar necesarias para la reforma, legalización y apertura al público” sobre las instalaciones, pero no recibió respuesta hasta casi un año después, en marzo de 2019.

A pesar de la demora, la contestación no tiene más de un folio. Sobre el proyecto original, se señala que “solo se ha podido localizar alguna documentación en papel, que es copia del proyecto original, el cual se encuentra en los archivos del Colegio de Arquitectos de Lanzarote”.

Se afirma que “se desconocen los directores técnicos de ejecución de las obras, ya que la misma fue realizada por la empresa Fomento de Construcciones y Contratas, que contrató directamente a los directores, si bien esta información no resulta relevante para el cumplimiento de Clece con las condiciones de la concesión de la explotación”.

El pabellón se abrió, pero nunca tuvo licencia. “Tanto las licencias de ocupación, apertura y actividad están en tramitación, pendientes de que Clece realice las obras necesarias para la puesta en funcionamiento”, responde la Oficina Técnica, cuya respuesta más sorprendente es esta: “No consta en esta Oficina que existan certificados finales de la obra, no obstante, la obra fue recepcionada por el Ayuntamiento”.

El cometido del proyecto de ingeniería elaborado en 2015 era la legalización de las instalaciones. A pesar de que es el único proyecto completo existente, el redactor consultó otros muchos proyectos, que cita el propio ingeniero en su documento: uno de instalaciones eléctricas más un anexo, otro de fontanería, un proyecto de centro de transformación, de instalación de gas y un proyecto de legalización de actividad, encargado por la anterior empresa concesionaria, Lude, que nuca se culminó.

El desastre es de tal magnitud que la rehabilitación del edificio se está demorando ya durante ocho años y han pasado tres desde que se adjudicó la concesión a Clece sin que hayan empezado las obras que está obligada a llevar a cabo para abrir. La empresa firmó el contrato en mayo de 2018 y un mes después ya estaba pidiendo otra valoración por los desperfectos acumulados desde que se había redactado el proyecto de ingeniería, tres años antes.

Aumenta el coste

El proyecto modificado ya está hecho, pero las obras siguen sin empezar. Ahora el coste será mayor. El primer proyecto calculaba en poco más de un millón de euros las instalaciones pendientes de ejecutar y el nuevo, de agosto de 2020, calcula un coste de 1.270.000 euros y cuatro meses de ejecución. El 23 de febrero se pidió un nuevo informe a la jefa de los servicios técnicos municipales.

Clece iba a empezar las obras en mayo de 2018 nombrando director de obra al mismo ingeniero que hizo el proyecto de legalización para el Ayuntamiento, pero a finales de ese mismo mes, y ante el nuevo informe de la consultora que contrató, deciden no comenzar las obras. Seis años antes, la otra empresa concesionaria, Lude, inició el mismo camino y acabó por no abrir nunca el pabellón.

Filtraciones de agua

El deterioro alegado por la empresa se produce, principalmente, por “las filtraciones constantes de agua procedente de los bajantes de la cubierta, que han agravado la oxidación de parte de la estructura metálica de cerramientos y cubierta, de la misma forma han aumentado los daños por humedades en los paramentos verticales y horizontales, así como grietas y roturas de falsos techos”, según señala el modificado encargado por el Ayuntamiento de su propio proyecto.

El desastre es tal que la rehabilitación se está demorando ya ocho años

La cubierta metálica del pabellón presenta oxidaciones en las juntas de unión de los paneles, provocando la filtración de agua hacia el interior. Además, se deberá hacer una limpieza profunda del canalón perimetral hacia donde desagua la cubierta y garantizar la estanqueidad de la unión de ésta con los bajantes de recogida. Actualmente, en el recinto del Pabellón, la unión entre el bajante y el canalón de cubierta no es del todo estanco, provocando la entrada de agua en esas uniones. Por otro lado, los canalones se encuentran con restos de basura y tierras, impidiendo la correcta circulación del agua.

“Teniendo en cuenta las condiciones de partida, en cuanto al estado inicial de las instalaciones, antecedentes, al paso de los años de estar cerrado el recinto sin apenas mantenimiento y la exposición a continuos actos vandálicos, se hace necesaria una actuación de urgencia”, dice el informe, pero ha pasado ya casi un año más desde que se hizo y se sigue sin intervenir.

Entre los desperfectos iniciales encontrados en el pabellón estaba la instalación eléctrica. Según el proyecto de legalización, “hay partes de la instalación que no se adaptan estrictamente a la normativa y otras que no son las adecuadas en base a las necesidades”. El edificio no tenía sistema de megafonía que permitiera, en su caso, avisar de una evacuación ni tampoco un sistema de acondicionamiento acústico que permitiera realizar otras actividades, como conciertos.

Por otra parte, las filtraciones constantes de agua han provocado grietas, roturas de falsos techos y deterioro general, afectando también al pavimento, que ya no es horizontal en toda su extensión. La zona dedicada al gimnasio no tenía un sistema de ventilación.

El juicio

La adjudicación de las obras del pabellón a la empresa FCC es uno de los hechos que se juzgarán en la única pieza que falta por juzgar del caso Unión. La Fiscalía, en su escrito de acusación, señala que la mercantil Gamma Install, participada por el que era jefe de la Oficina Técnica municipal, Rafael Arrocha, elaboró uno de los proyectos del pabellón por 130.000 euros, y el propio Arrocha recibió otros 30.000 “por informar favorablemente a favor del proyecto de adjudicación del pabellón de Argana Alta”.

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