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El servicio insular del agua cumple 45 años

El Consorcio se constituyó oficialmente en octubre de 1975, pero el suministro inició su actividad por primera vez, de forma insularizada y pública, a principios de aquel año

Saúl García 0 COMENTARIOS 21/01/2020 - 04:57

El 2 de enero de 1975, hace 45 años, se inició la actividad del servicio insular de abastecimiento de aguas. Fue el primer paso del primer capítulo del Consorcio insular de aguas, que se conformaría de forma oficial durante ese año, pero también fue el fin de un largo proceso que se había iniciado por el aumento de la demanda unido a los problemas económicos de la empresa Termolanza, que había instalado en Arrecife doce años antes la primera desaladora de Europa gracias a un convenio con el Ayuntamiento de Arrecife.

El Cabildo y los siete ayuntamientos se hacían cargo así de los activos hidráulicos de la empresa, mientras que el Instituto Nacional de Industria (INI), a través de la empresa Unelco, se hacía cargo de la central eléctrica. Termolanza había comenzado con una planta dual, que suministraba a los vecinos tanto la luz como el agua potable.

En 1975, el último año de la dictadura de Franco, uno de los debates principales en Lanzarote sobre la transición para el servicio insular era el de si las instituciones debían asumir tanto la luz como el agua. Se debatió mucho y la solución escogida fue que el INI asumiera la electricidad y que el Cabildo y los ayuntamientos asumieran el agua, formando así el Consorcio, que es quien ha seguido ostentado las competencias en el ciclo integral del agua: producción, suministro y depuración.

El 9 de enero de 1975 se firmó el traspaso entre el subdirector general de Unelco, el apoderado de Termolanza, el presidente del Cabildo y el alcalde de Arrecife. Hubo tres posibles soluciones sobre la mesa: que el INI se hiciera cargo de luz y agua, que fuera el Cabildo quien lo hiciera o que uno adquiriera el servicio eléctrico y otro el hidráulico, que es lo que acabó pasando.

En aquel momento había 23 trabajadores de planta, 13 de red, dos cobradores y tres de oficina, y se decidió contratar a seis empleados nuevos. El número de empleados se ha multiplicado hoy por cinco mientras que las pérdidas en red se han multiplicado por dos: eran del 26,8 por ciento y hoy son de más del cincuenta.

En 1964 se había instalado una planta con una producción de 2.300 metros cúbicos al día, pero por el paso del tiempo y su desgaste, once años después solo alcanzaba a producir 1.500, que, en realidad, se convertían en una media diaria de 900 metros cúbicos al día. Además de la planta de Punta de los Vientos había 13 pequeños módulos potabilizadores de industrias hoteleras y factorías de pescado que sumaban 2.840 metros cúbicos.

La historia comienza unos años antes. El 14 de diciembre de 1963 se registró la escritura pública de concesión del servicio de agua. La llegada del agua potable supuso una bendición para la Isla y su desarrollo pero los problemas nunca terminaron de solucionarse porque la demanda, impulsada por el crecimiento del turismo y por tanto de la población, nunca dejó de crecer. Se siguen contratando buques aljibe hasta bien entrados los años setenta.

En julio de 1972, el Cabildo ya se dirige a Arrecife para impulsar una moción relacionada con la posibilidad de crear un Consorcio para unificar producción, distribución y suministro tanto con el agua como con la electricidad, con ambos servicios. En marzo de 1973 hay un expediente de urgencia para hacer obras en Famara en las galerías y ese mismo mes, un concurso para adquirir nueva potabilizadora.

El Consorcio insular del agua se constituye el 29 de octubre de 1975 bajo la presidencia de Francisco Cabrera Matallana

En octubre se propone pedir un crédito para una potabilizadora por 330 millones de pesetas, hacer un depósito en Los Mármoles y una tubería hasta Maneje. Incluso se llegan a hacer gestiones con Trasmediterránea para que los barcos de la Península hagan escala y traigan agua en sus tanques para suministro y se empieza a estudiar la posibilidad de denunciar la concesión del agua.

En septiembre de 1974, después de 14 años, deja la presidencia del Cabildo Pepín Ramírez. En ese pleno, el gobernador civil dice que el Consejo de Ministros y el Cabildo han decidido ir hacia una normalización de los servicios y que el agua debe llegar a todos los rincones de las islas. En noviembre de ese año comenzaba el servicio de reparto de agua a domicilio por medio de camiones cuba, como medida urgente tomada por el Ayuntamiento de Arrecife.  

Ese mismo mes se reúnen todos los alcaldes, con el Cabildo y la Delegación del Gobierno para crear un Consorcio y adquirir el activo hidráulico de Termolanza. El debate también se extiende a si todos los servicios públicos, no solo los de agua y luz, deben estar explotados por el Cabildo.

Arrecife aprueba la adquisición de Termolanza por mayoría con tres votos en contra. Se acuerda colaborar con el Cabildo en la adquisición de los activos de la empresa, pero con la condición de que el nuevo ente se subrogue en la concesión que tiene en el Ayuntamiento. También se muestra en contra de la compra el Consejo insular de técnicos y trabajadores. El precio de dicha compra es de 200 millones de pesetas. Se crea una comisión que debe redactar los estatutos de la Mancomunidad y la intención es pedir un crédito al Banco de Crédito Local de España para cubrir el importe de la adquisición.


Llegada de la potabilizadora al puerto de Los Mármoles en 1964.

El Cabildo aportaría 96 millones de pesetas, Arrecife 32, y el resto entre todos los demás, incluida también la capital en la misma proporción, por lo que le acaban tocando 46,6. Sigue habiendo votos en contra por considerar que debe ir todo unido, la luz y el agua. El 11 de septiembre de 1974 el pleno del Cabildo debate una moción sobre la adquisición de Termolanza, el contrato con Unelco y la organización del servicio de suministro de agua.

Según se explica en esa sesión plenaria, el Ministerio no se iba a comprometer a hacer las obras de la nueva planta potabilizadora mientras Termolanza fuese una empresa particular. Se informa, igualmente, de que el INI se iba encargar de la electrificación de todo el Archipiélago, por lo que se muestran conformes de que se quede con la parte eléctrica de la empresa.

El presidente era Frasncisco Gómez, que asegura en ese pleno que “las soluciones llevan madurándose cuatro años” porque ya entonces se había formado una comisión entre Cabildo, Ayuntamiento y la Delegación insular de sindicatos. Las aspiraciones pasaban por tener una nueva planta de 5.000 metros cúbicos al día. El problema es que Termolanza tenía la concesión en Arrecife y si se instala esa planta por el Ministerio no se puede suministrar agua a Arrecife ni hacerle la competencia.

Hubo tres posibles soluciones sobre la mesa: que el INI se hiciera cargo de luz y agua, que fuera el Cabildo quien lo hiciera o que uno adquiriera el servicio eléctrico y otro el hidráulico, que es lo que acabó pasando

El Ministerio de Obras Públicas había insistido en que las negociaciones con Termolanza eran un requisito imprescindible. Al final se tomó la decisión de que fuera el Cabildo el beneficiario de esa planta, ante los graves problemas económicos de la empresa, que llegó a preparar las acciones legales en contra de ese acuerdo, según se expone en el acta del pleno, pero al final no lo hace.

La cuestión también se debate en Arrecife en un pleno el 10 de octubre. Uno de los argumentos de peso es que la potabilizadora costaría solo cien millones y no cuatrocientos, por la rebaja que hace el Ministerio al ser para un consorcio público. El concejal y consejero, Francisco Cabrera Matallana, que protagoniza gran parte del debate, señala que “es evidente que ninguna empresa privada estaría en mejores condiciones”.

En septiembre de 1975 ya son todos los municipios los que han aprobado su unión al Consorcio. Arrecife toma el acuerdo por unanimidad sobre su constitución y los estatutos, en una sesión presidida por Jaime Morales Teixidor. En ese pleno interviene Cabrera Matallana, que acabaría siendo el primer presidente del Consorcio y que defiende su aprobación.

El servicio de aguas en la capital perdía cada mes, según su intervención, más de tres millones y medio de pesetas y alcanzaba una deuda de más de 45 millones. “Si no se paga a Disa nos cortan el gasoil -dice Cabrera- si nos cortan paramos la producción y no damos agua a la población y no sería extraño la alteración del orden público”.

Alega que si hay desunión entre los municipios habría que empezar de cero y que, en esa situación, los bancos no permitirían ni una peseta de descubierto mientras que si el servicio se constituye legalmente los bancos no tendrían inconveniente en conceder los créditos puente necesarios para tramitar los créditos públicos.

En ese pleno se informa de la existencia de un telegrama del Banco de Valladolid de 28 de agosto dirigido a Termolanza en el que se indica que les han requerido “en numerosas ocasiones para formalizar el descubierto que tiene la sociedad en dicho banco y que el Banco de España les ha llamado la atención por la excesiva permanencia de ese descubierto y que se verán obligados a recurrir a un procedimiento judicial. Había riesgo, por tanto, de que el Banco se quedara con la empresa.

Finalmente, el Consorcio se constituye el 29 de octubre de 1975 bajo la presidencia de Cabrera Matallana. El resto del Consejo lo forman José Núñez Díaz por San Bartolomé, Francisco León por Teguise, Juan Toledo por Tías, Honorio García Bravo por Yaiza y Domingo Ortega por Arrecife. En representación de los usuarios estaba José Cabrera Barrera, por los técnicos Juan Manuel de León y como apoyo jurídico Nicolás de Páiz.

En una entrevista posterior en el periódico La Provincia, Cabrera dice que hubo que tomar la medida de subir el agua a 80 pesetas el metro cúbico, una medida “antisocial y antipolítica”, pero que no hubo más remedio. “Creo que es de aceptación general la conveniencia de estar en manos de entes públicos y no de una empresa privada”, decía.

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