ECONOMÍA

El pequeño comercio ante el reto de salvar la crisis económica

Empresarios y comerciantes de la Isla destacan la difícil situación por la que están atravesando, con muchos de sus clientes habituales en paro y la alta dependencia del sector turístico

Foto: Adriel Perdomo.
María José Lahora 5 COMENTARIOS 28/11/2020 - 08:36

Desde la Federación de la Pequeña y Mediana Empresa de Lanzarote (Felapyme) se estima en un millar las pymes que han podido echar el cierre en la Isla desde que comenzó la pandemia. Según los datos del ISTAC, en diciembre de 2019 había 5.060 empresas. A fecha de agosto de 2020 (últimos datos publicados), el número había descendido a 4.581.

La excesiva dependencia del sector turístico de la Isla ha afectado a todo el ámbito del comercio. “Los más pequeños son los primeros en verse afectados por una crisis como esta. La situación es crítica”, comentan los representantes de la federación.

La incertidumbre ha impedido que los clientes se lancen al nivel de consumo de antaño y “las cajas de los comercios y negocios de restauración han caído muchísimo”, dicen los empresarios.

Felapyme explica que el comercio y la restauración lanzaroteña dependen de forma indirecta de todos los empleos que genera el turismo. “Son estos puestos de trabajo los que proporcionan los ingresos a las familias que, en definitiva, son los potenciales clientes del sector comercial”, especifica.

Del duro golpe de los efectos de la pandemia no se ha salvado nadie, incluso los negocios más solventes y que, en su momento, disfrutaban de beneficios han ido agotando los ahorros. Se han visto abocados a solicitar créditos y se encuentran en situación de deuda para afrontar estos meses con unos bajos ingresos. “Las pymes viven un momento crítico y seguramente empeorará en los próximos meses si no se revierte la situación”, auguran desde Felapyme.

La federación lanzaroteña ha estado atendiendo y asesorando a las empresas en su momento más difícil. Entre el empresariado, crece la incertidumbre y las dudas a cada nueva normativa que se aprueba. “Necesitan que les demos algo de claridad”, añaden.

En este escenario son de agradecer los planes de reactivación y las subvenciones a autónomos, pero con el requerimiento de que se agilicen en el tiempo. “Desde que se promocionan esas ayudas hasta que se ingresan en las cuentas de los beneficiarios pasan meses y muchas empresas se pueden quedar por el camino. Pedimos, tanto al Gobierno de Canarias como al Cabildo de Lanzarote, que se acelere el proceso porque cuanto más tarden en llegar las ayudas más complicado será que sean útiles para las empresas”.

Armando, empresario de la Villa: “No se está vendiendo ni para comer”

Ante la difícil situación que atraviesa la pequeña y mediana empresa, hay sectores que, sin embargo, han podido sacar rendimiento de la crisis por el tipo de servicios que ofrece, tales como las empresas de desinfección. De cara al futuro, Felapyme recomienda trabajar en la digitalización del sector comercio, “uno de los impulsos que están desarrollándose”. Las nuevas tecnologías son el camino aseguir por parte de los nuevos emprendedores.

En un futuro a largo plazo, aprender de esta crisis permitirá trabajar en una diversificación económica que palíe la alta dependencia del sector turístico y apostar por áreas como las energías renovables. “Los recursos naturales en Canarias son muy diversos y la capacidad de explotarlos muy alta para reducir la dependencia del sector turístico”, puntualizan desde Felapyme.

Un recorrido por los negocios locales respalda la hipótesis de la alta dependencia del turismo en la Isla: locales clausurados en calles comerciales y escasos clientes en el interior de los comercios. En la Pescadería Titerroy, Juan Francisco comenta que la “cosa está floja”. La tónica general es que el incremento del desempleo ha provocado una merma del consumo de las familias, al tiempo que han aumentan los índices de criminalidad “porque son muchos los que no tienen para comer”. El joven, de 21 años, siete de ellos especializado en la venta y despiece de pescado, resalta los beneficios de contar hoy en día con un empleo avalado por su alta cualificación: “Son oficios que no faltan nunca”.

Muy cerca, Susi, propietaria del herbolario Casa Susi, negocio que abrió hace ya cuatro años y medio, destaca la ventaja de contar con un negocio dedicado a la salud”. La alta demanda de productos que fortalezcan el sistema inmunológico ha sido su salvavidas y, después, los remedios contra la ansiedad, que ayudaron a su clientela a superar los efectos del confinamiento, en una etapa en la que también ha crecido la demanda de una alimentación saludable.

Justo al lado, en Jorluz Peluqueros, Vanesa y Luz Dari hablan de la difícil situación que atraviesan los negocios del sector de la belleza. Con menos ingresos, los vecinos y vecinas tienen que apostar, en primer lugar, por cubrir las primeras necesidades. Con una clientela principal mente mayor, comentan que en su establecimiento, al frente del que llevan seis años, el primer obstáculo fue el “miedo al contagio” y, ahora, muchas clientas se enfrentan al dilema de tener que atender a miembros de la familia que se han quedado en el paro. Comentan que el arranque de la época escolar ha permitido reactivar los negocios de la zona.


Daniel González, secretario de Felapyme.

Felapyme: “Las pymes viven un momento crítico, y puede empeorar”

En otra barriada de la capital, Manuela, al frente de la Librería Argana Alta, lleva con resignación el duro golpe que le ha supuesto tomar las riendas del negocio y ponerse al frente del establecimiento justo en el año del coronavirus, tan solo un mes antes de la pandemia. A su papelería se acercan numerosos vecinos para imprimir la documentación precisa para solicitar las ayudas sociales, lo que refleja la difícil situación por la que vive buena parte de la población de Lanzarote.

En la Frutería los Meleros de Argana Alta, uno de los cinco establecimientos de la cadena, Yovana habla de las “tardes muertas” que pasan en la tiendita que abastece a la barriada. Por la mañana, se ve algo más de actividad gracias a los clientes habituales que acuden a comprar el pan y otros artículos de alimentación, pero ya no se hace negocio ni siquiera con la venta de bocadillos para el colegio.

“Las madres prefieren hacerlo en sus casas, les sale más barato”, se lamenta la vendedora. Limitaciones como esta han llevado al establecimiento a reducir hasta en un 50 por ciento los ingresos. Aun así, Yovana, que es la única que mantiene el empleo en su familia, dice que peor está la situación en el local de Santa Coloma.

Por su parte, Águeda, trabaja dora de Las Cristinas Floristería, comenta las repercusiones de la pandemia en su sector, ante la escasez de materia prima, después de que los cultivos florales tuvieran que ser arrancados ante la imposibilidad de su comercialización. Con el género que tienen disponible tampoco están haciendo las ventas de antaño, dado que ahora la inversión en motivos florales ha descendido. “Si antes se gastaban 50 euros en un ramo, ahora lo piden de 30”, comenta. La última celebración de Todos los Santos fue diferente, ante esa carestía de flores y el recorte en el gasto. En la otra variante del negocio, las coronas de difuntos, la florista se emociona al recordar lo duro que fue entregar los encargos durante el primer estado de alarma, con familias que no pudieron acompañar a sus seres queridos en ese trance.

Vivir también del turismo

En la calle comercial de San Bartolomé, Carmen Corujo, de Calzados Caché recuerda que, aunque el negocio no se encuentra en una zona turística, viven “indirectamente, del turismo”. No en vano, muchos de sus clientes trabajan en el sector y están a la espera de que se re  active el turismo para poder seguir consumiendo en las tiendas del pueblo. La esperanza está puesta en la campaña navideña.

En frente, Ágata, de Deportes Yajova, habla también de la necesidad de dinamizar el sector comercial. Considera que las ventas se incrementarían de poder contar con eventos como los que se han desarrollado otros años. Ni siquiera en la campaña escolar han podido sacar rédito suficiente. Explica que las familias han optado por reciclar los uniformes y la ropa deportiva de otras temporadas. Incluso hay quien llega a la tienda preguntando si conocen a alguien que pueda donar la equipación. Ágata, que trabaja en el establecimiento de ropa deportiva desde 1997, explica que por estas fechas solían contar ya con numerosos encargos para los regalos de Navidad.

“Los más pequeños son los primeros en verse afectados por una crisis como esta”

Por el contrario, Stefano, de Tecno Bike, parece haber salido reforzado de esta crisis. Acaba de mudarse a un local más amplio y comenta que la práctica deportiva ha aumentado en la Isla. También la demanda de servicio técnico de mantenimiento, por lo que, incluso, ofrecía servicio a domicilio para compensar el cierre del negocio en el estado de alarma.

Muy diferente es la situación de Ana, que lleva al frente de la Lavandería A más B, de la calle Libertad de Tías, desde hace seis años. Comenta que el futuro de su negocio depende de que se reactive el sector turístico. Explica que de las 283 villas a las que ofrece los servicios ha pasado a atender tan solo a 36. En su caso, no ayuda demasiado que las compañías aéreas de los turoperadores comiencen a surcar de nuevo el cielo canario porque lo que precisa es de unas garantías para que regresen sus clientes particulares a Lanzarote, clientes que, según opina, “están controlando más lo que gastan”.

En Óptica Tías, Víctor explica que, tras el confinamiento, aumentó el número de citas para la revisión de la vista. El hecho de pertenecer a un sector sanitario ha hecho que el negocio se vea menos afectado por la crisis, aunque arrastra los dos meses iniciales del estado de alarma con una facturación mínima. Víctor es consciente de que “la gente ya no se da tanto lujos como antes”, pero el hecho de dar servicio a una necesidad relacionada con la salud ha permitido mantener la facturación”.

Neri puso en pie la tienda de ropa infantil Chavalines, de Tías, hace 17 años. Dice que no acaba de entender dónde se meten todos los propietarios de los vehículos que circulan por las calles y llenan los aparcamientos de la localidad. “Hay muchísimos coches, pero los negocios están vacíos”, asegura. Con un local propio, puede seguir adelante con este veterano establecimiento en el que los turistas que visitan la localidad solían acudir para completar los regalos tras las vacaciones. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, las ganancias están siendo “cero”.

Margen hasta diciembre

En Teguise, en la Cafetería San Miguel, Ramón y Leandro, que explotan el establecimiento desde hace ocho años, comentan que la facturación ha caído un 50 por ciento a consecuencia de la crisis, pero que siguen al pie del cañón para sacar adelante el negocio.

Raquel, al frente del centro sociocultural de la Villa desde hace un año, pasa también por un momento delicado. Sufrió dos cierres durante el estado de alarma y, posteriormente, en septiembre, y en los meses en que sí ha podido abrir, ha visto un frustrante declive del negocio, debido a la escasa afluencia de visitantes. Al menos, no le están cobrando el alquiler, señala, aunque tiene cargas familiares que atender, como sus tres hijos, y el alquiler de la vivienda donde reside en Famara. El centro solía ser frecuentado también por los residentes, como el grupo de vecinas que acudían a jugar al bingo por la tardes, actividad, entre otras, que las restricciones por el coronavirus está impidiendo retomar.

Armando, por su parte, con una tienda de moda artesanal en la Villa desde hace 12 años, se está topando también con el dilema de si podrá seguir aguantando con el establecimiento abierto una vez se agoten los ahorros. Calcula que tiene de margen hasta diciembre para que se reactive el sector turístico.

Comentarios

Aquí se habla mucho de los comercios de zonas locales, ¿y los que estamos en zona turística que hemos visto reducida nuestra caja entre un 70% o un 90% aquí nadie ayuda a nada, por que en arrecife, playa honda o cualquier pueblo el negocio sigue existiendo, aunque haya perdido algo por esta pandemia, pero en Puerto del carmen, playa blanca o Costa teguise la situación es dramática, y sin ningúna previsión de cambio a la vista.
Nuevas realidades nuevas situaciones ....
Quien abra un negocio en lanzarote como esta la Cosa es un valiente.
Está bien intentar incentivar a los comerciantes pequeños, de los barrios, y también los de las zonas turísticas que lo estarán pasando hasta peor. Si ayuntamientos como Arrecife, en vez de gastarse lo que se han gastado este año en alumbrado navideño (creo que ronda los 350.000 euracos), hubiera hecho algo más modesto acorde a la situación y hubiera planteado a los comerciantes otras alternativas para fomentar el consumo (que nos guste o no son empleos) y campañas de solidaridad conjuntas con los comercios, pues bueno, tendría un pase, pero gastarse semejante dineral en lucecitas....!!! ¿de verdad importa ahora si pones más o menos luces que el vecino?...
Al comercio local de la capital se lo cargaron los que ahora se rasgan las vestiduras porque en sus zonas, antes prósperas, se les cayó el turismo. Gritan SOS...al estado. Chiquitos caraduras.

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