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De acampada con mis abuelos

Nietos y bisnietos de los usuarios de las residencias de mayores de Haría y Tías e hijos de trabajadores comparten vivencias en un encuentro intergeneracional

María José Lahora 0 COMENTARIOS 19/07/2022 - 19:07

Lanzarote acoge por primera vez el programa De acampada con mis abuelos, los campamentos de verano intergeneracionales de las residencias de mayores Amavir de Tías y Haría, que se han celebrado en la última semana de junio y cuyos organizadores prevén que puedan volver en Navidad, según explica la directora de los centros lanzaroteños, Sandra Llorente.

Se trata de una experiencia pionera a nivel nacional que la compañía viene desarrollando desde hace 14 años en sus otros centros por la que, durante una semana, las personas mayores conviven en sus propias residencias con niños y niñas de entre 6 y 12 años, realizando numerosas actividades conjuntas y “compartiendo experiencias y momentos memorables”, según destaca la responsable de las residencias de Haría y Tías.

Los niños y niñas que han participado en los campamentos intergeneracionales son nietos y bisnietos de los residentes de Amavir, así como hijos de los trabajadores, de tal manera que “constituyen también una medida de conciliación laboral y familiar para la plantilla durante la última semana de junio, en la que ya no hay colegio y aún no han empezado los campamentos de verano”, constata Llorente.

Los pequeños disfrutan durante esta semana de diferentes actividades educativas y de ocio junto a las personas mayores que residen en Amavir. Comparten desayunos, comidas y meriendas en una jornada que comienza a las 9.30 horas y concluye a las 17.30 horas. Durante este horario ambas generaciones han podido compartir experiencias formativas como un taller de cerámica, dirigido por el veterano artesano Aquilino Rodríguez, y otros de cometas, de cocina o baile, junto a acciones de entretenimiento como bingo o juegos deportivos.

“Está demostrado que las personas mayores implicadas en actividades intergeneracionales se sienten más felices que otros mayores de su misma edad. Además, compartir con los más pequeños su jornada diaria incrementa su actividad física, cognitiva y social, promoviendo el envejecimiento activo y saludable. Los usuarios se encuentran mejor anímicamente por la estimulación que genera esta experiencia con niños”, explica la directora de los centros lanzaroteños, que destaca, además, la “buena acogida” de esta iniciativa.

Carolina, trabajadora de la Residencia de Haría, y sus hijos en una actividad.

Los horarios de los residentes son respetados en todo momento para mantener su descanso y normalidad. Sin embargo, contar con la alegría de los más pequeños durante unos días “supone para todos una experiencia inolvidable”, añade Sandra Llorente. “Para los más pequeños, estas actividades son también una lección de vida, por lo que aprenden de la experiencia de los mayores y sus historias de juventud”, enfatiza la directora.

En la Residencia de Mayores de Haría, alrededor de una mesa, el pequeño Bentchey, de ocho años de edad, está entregado a la confección de su cometa. Participa en el campamento intergeneracional junto a su hermano pequeño, ambos hijos de la trabajadora del centro Carolina, junto a otros dos amigos. Los menores han podido compartir experiencias junto a los residentes en este taller de cometas que más tarde podrán echar a volar en el cielo norteño. Un viento favorable contribuye a ello.

“Para los menores es uno de los mejores campamentos en los que han participado”, según explica Sandra sobre la respuesta a esta innovadora iniciativa. Y para los padres y madres trabajadores, como Carolina, “ha sido todo un acierto”. “Cuando hacemos actividades con mayores y niños vemos que es muy gratificante para ambos colectivos y, si además permiten que participen los hijos de los trabajadores, es muy buena idea. Nuestros hijos saben que trabajamos aquí, pero desconocen qué hacemos exactamente. De esta forma, pueden conocer nuestra labor”.

Otilia: “El campamento ayuda a recuperar la comunicación familiar”

 Para Otilia, una de las usuarias del centro de día de Haría, esta actividad es muy importante para las familias. “Hoy tenemos la comunicación perdida entre los familiares y este campamento permite mejorar la unión entre la familia. Antes las madres nos contaban cuentitos, sin embargo, las madres de hoy desde que los niños nacen van a trabajar y los chicos a la guardería, no disfrutan de sus hijos”, explica.

“Para los mayores estos campamentos suponen salir de la rutina. Es algo muy motivador tener niños correteando por el centro. Estimula muchísimo. Es una de las actividades más enriquecedoras que se realizan a lo largo del año”, añade la directora de los centros de Amavir en Lanzarote.

Otilia, usuaria de centro de día.

Para la puesta en marcha del programa se pusieron en contacto con las familias a fin de lograr la mayor participación posible entre los familiares de los residentes. Asimismo, han contado con la colaboración de los ayuntamientos donde se ubican las residencias desde donde les han facilitado los monitores para las actividades. También han contado con la participación activa de los trabajadores. Así, el fisioterapeuta desarrolló con los integrantes del campamento el apartado físico.

Por su parte, el equipo médico se ha encargado del taller de reanimación, mientras los profesionales de enfermería han instruido a los menores en situaciones de primeros auxilios para curas y vendajes. “Están viendo también cómo trabaja cada profesional y cómo funciona el centro donde sus padres desempeñan su trabajo diario o las atenciones que pueden recibir sus abuelos”, matiza la directora.

La positiva valoración de esta primera edición permite confiar en la posibilidad de desarrollar una segunda parte durante las vacaciones de Navidad, a modo de continuación de esta iniciativa, para intensificar los vínculos creados. La Residencia de Haría acoge a 14 usuarios en el centro de día, mientras el número de residentes es de 40. En el centro de Tías, donde han participado siete niños en el campamento intergeneracional, son 90 los residentes y 32 los mayores en el centro de día. Ambas instituciones están concertadas con el Cabildo de Lanzarote y dan trabajo a más de 160 profesionales de la Isla.

Sandra Llorente, directora de Amavir.

Los campamentos de verano intergeneracionales nacieron hace más de 15 años en las residencias que la compañía Amavir tiene en Navarra, donde se han convertido ya en una tradición, que ha recibido numerosos premios. Poco a poco se han ido extendiendo al resto de centros de Amavir en toda España. La iniciativa ha hecho mella hasta llegar a los centros de Canarias, como los dos que existen en Lanzarote. La directora de las residencias de Amavir en la Isla agradece la colaboración de ayuntamientos y asociaciones en la confección del programa de actividades que se ha desarrollado.

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