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Cuando las avestruces corrían por el jable

El paleontólogo Antonio Sánchez excava en Órzola desde hace años y confía en que se pueda abrir un centro de interpretación para dar a conocer los hallazgos de la fauna de vertebrados más antigua de la Isla

Excavaciones en Órzola este verano. Fotos: Manolo de la Hoz.
Saúl García 2 COMENTARIOS 18/09/2018 - 06:51

Hace cuatro millones de años las avestruces corrían por el jable en Lanzarote... En realidad no se trataba de avestruces, eran ratites. Para ser exactos, el jable no era el jable, sino que era una zona que sería aproximadamente como es hoy la zona del jable. Y siendo sinceros, Lanzarote no era Lanzarote. Hablamos del plioceno inferior y lo que hoy conocemos como una isla eran dos, separadas por un brazo de mar: una parte en Los Ajaches y la otra parte en el risco de Famara, que era más alto de lo que es hoy. En medio, probablemente habría otra islita a la altura de Uga, más o menos.

¿Cómo sabemos esto? Lo que tiene que ver con la geología y el tiempo, por las excavaciones de las distintas coladas y las dataciones que se han hecho en la zona de Órzola y en otros lugares desde hace años. Lo de las ratites, por lo mismo: por las excavaciones y el hallazgo de huevos fósiles de esas aves que no podían volar.

Los descubrimientos no son nuevos. Se dieron a conocer hace años y hasta ahora se han encontrado doce huevos (en algunos casos sólo los huecos) además de restos fósiles de tortugas y serpientes. La primera excavación en esa zona la hizo un arqueólogo alemán en 1964, pero los vecinos ya habían encontrado algunos de esos huevos antes, junto a una calera hacia Valle Chico, donde se cayó el basalto y quedaron al descubierto. Ya entonces determinan que se trata de ratites.

“Nosotros estamos de acuerdo en parte con esas investigaciones”, dice el paleontólogo Antonio Sánchez Marco, que dirige las excavaciones y que este verano ha continuado con los trabajos, que cuentan con la colaboración del Cabildo. Se trata de un grupo heterogéneo en el que también hay arqueólogos biólogos, geólogos, restauradores y estudiantes.

Señala que también hay cáscaras de otras aves, neognatas y paleognatas “que no se distinguen bien si no se ve el huevo entero” y conchas de gasterópodos. “No sabemos todo lo que había”, asegura.

Las ratites necesitaban aproximadamente un kilo de comida al día: sobre todo plantas y caracoles, y es posible que también estuvieran en la zona de la Fuente de Gusa, bajo el risco, porque se han encontrado agrupaciones de cáscaras y rastros que parecen de nidos. Todos estos restos hablan de la fauna de vertebrados más antigua de Lanzarote y entre las más antiguas de Canarias.

En todo caso, “esta es la mejor datada” porque las dataciones antiguas son menos de fiar porque el método va mejorando. Por otro lado, en las islas oceánicas volcánicas no suele haber vestigios de faunas muy antiguas: “Son las más antiguas del mundo en este tipo de islas”.

Investigar sobre esta fauna en una isla tiene sus ventajas ya que los cambios en los animales están provocados o determinados por su adaptación, más que por factores externos. La pregunta inevitable es cómo llegaron esas aves a una isla si no sabían volar y está descartada la conexión terrestre. Pero no siempre hay respuesta. “Todos vienen de África pero no sabemos cómo, por mar, nadando o como fuera...” dice Sánchez.

Y la cuestión es que no volvió a ocurrir. En un momento determinado sucedió algo que permitió que llegaran los animales y que no se volvió a repetir, porque esos animales siguen viviendo en África pero no se volvió a determinar su presencia en Lanzarote. “Se extinguieron aquí y no volvieron”. Los investigadores destacan que buscar una respuesta ad hoc es complicado: “Si es una singularidad y no sucede más, es difícil de explicar”.

Centro de interpretación

Las excavaciones pueden tener una continuidad. Sánchez destaca que están muy ilusionados con la posibilidad, aún en proyecto, de abrir un centro de interpretación en la Isla, que podría ser un recurso tanto para estudiantes de ciencias naturales como para un tipo de turismo cultural. Se podrían visitar los yacimientos y recorrerlos con guías especializados, y ampliar las visitas a Gusa donde hay muchas singularidades botánicas.

“Si esto no se da a conocer -destaca Sánchez- algún día acabará, porque cuando ya no haya más preguntas no tiene sentido seguir excavando, no se excava por sistema, un día se acabará el interés y si no haces algo, quedará algún artículo en una revista especializada, para pocas personas, pero no habrá conocimiento social”. El Centro de interpretación permitiría extender el conocimiento a la población en general.

De momento, las preguntas no se han agotado y el proyecto se ha extendido a Los Ajaches y a Fuerteventura, donde ya cuentan con autorización de la Dirección General de Patrimonio.

Comentarios

Y los huesos de las ratites? Sin huesos no hay evidencias de que estuvieran en la isla. Los huevo podían haber llegado como llegan muchas cosas, flotando entre ramas y troncos después de grandes lluvias que los llevaran hasta el mar
Yo había oído de esos huevos en el risco, no en el jable

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