Trabaja en la Universidad de Cornell (Estados Unidos), en el Laboratorio de ecología cívica, que estudia, entre otras cosas, prácticas ecológicas y esfuerzos organizados por ciudadanos para mejorar el medio ambiente. En Lanzarote lleva a cabo un estudio sobre los plásticos y la respuesta ciudadana ante esta contaminación.

- ¿Cómo llega a estudiar el caso de Lanzarote y los plásticos?

- El trabajo es parte de un proceso que llamamos Plástico cero, que aquí empezó la Reserva de la Biosfera con la campaña Agüita con el plástico. Yo empecé trabajando con la Red de investigadores Marine sciences for society hace casi diez años y ahí creció el vínculo con Lanzarote y ayudé en la investigación sobre microplásticos en Lanzarote, Fuerteventura y La Graciosa. Publicamos un artículo científico en 2014 sobre esto. Entre 2013 y 2015 hice un máster en la Universidad de Maine en comunicación medioambiental, sobre cómo los científicos podemos conectar nuestro conocimiento con la acción. Tenemos mucho conocimiento, pero con todo lo que sabemos... tenemos un grave problema.

- ¿No se sabe transmitir?

- Esto es lo que pensé... Hay que hacerlo de una forma que realmente cambie las cosas. Ahora estoy en la Universidad de Cornell haciendo el doctorado en ecología cívica, intentando vincular el problema del plástico con los movimientos ciudadanos.

- ¿Y escoge Lanzarote como ejemplo?

- También estamos pensando en otros lugares. Para mí es interesante, pero tengo un vínculo aquí. Tal vez hay otros casos que no son tan evidentes. Lanzarote es única en alguna manera. En el trabajo diagnostico sobre los microplásticos, para un lugar Reserva de la Biosfera con tantas protecciones, es importante mostrar cómo llegan los microplásticos a un sitio así y no podemos hacer nada por evitarlo. También es llamativo por haber sido el sitio donde tuvimos la primera Conferencia internacional sobre microplásticos en 2016. Eso lo marca como un lugar muy especial para el estudio.

“Para una Reserva de la Biosfera, con tantas protecciones, es importante mostrar cómo llegan los microplásticos a un sitio así y no podemos hacer nada por evitarlo”

- ¿En los últimos años ha aumentado la conciencia sobre el peligro del plástico?

- Sí. El cambio ha sido drástico en el nivel de preocupación.

- ¿Qué países tienen mayor conciencia?

- Hay ejemplos en todas partes, como Ruanda que prohibió hace mucho las bolsas. La Unión Europea también quiere eliminar los plásticos de un solo uso.

- ¿Y científicamente qué queda por saber?

- Falta información sobre los efectos en la salud de las personas. Hay trabajos hechos pero falta información.

- ¿Algo similar a lo que pasó con el tabaco?

- Sí, aún no estamos ahí pero hay mucha gente trabajando para intentar determinar el efecto sobre nuestra salud y la de otros seres vivos. Tener pruebas de los efectos sería muy importante.

- ¿Hay alternativas al plástico o no es ese el problema?

- Esa es una etapa muy importante para conseguir cambiar el uso del plástico. Hay que tener otras opciones, aunque creo que eso no va a solucionar el problema de fondo, que está vinculado al consumo y al capitalismo, pero para no tener tanta contaminación por plástico hay que tener otras opciones y las hay. Solo llevamos 75 años utilizando plásticos y su uso ha crecido tan bruscamente en los últimos treinta años. Antes había otras opciones.

“No es como el cambio climático, porque el plástico es tangible y no hay duda de que lo producimos nosotros. Pero otra cosa es qué hacemos para solucionarlo. Ahí sí hay diferentes visiones y es difícil de solucionar”

- ¿Hay más aliados o más enemigos en esta batalla contra el plástico?

- No quiero dibujar líneas de batalla. De lo que yo he visto, tengo la sensación de que en cuanto uno se enfrenta con el asunto del plástico y la contaminación, tenemos dudas del efecto negativo en la salud pero no tenemos dudas sobre que produce contaminación. No es como el cambio climático, porque el plástico es tangible y no hay duda de que lo producimos nosotros. Pero otra cosa es qué hacemos para solucionarlo. Ahí sí hay diferentes visiones y es difícil de solucionar. Proponer eliminar las bolsas de plástico en los supermercados parece una buena idea que no es tan difícil, pero en otros sitios puede tener graves repercusiones. En Kenia, en algunos lugares no hay sistema de saneamiento y la gente usa bolsas de plástico para sus excrementos. Si el Gobierno acaba con las bolsas, ¿Qué hacen? Las soluciones nunca son sencillas. Además, las leyes están influidas por la industria y hay maneras en que consiguen esquivarlas para mantener la producción igual. Hay una densidad de plástico que sí está permitida… Si haces bolsas más duras o menos ya estás cumpliendo...

- ¿Es cierto que hay un continente de plástico en el mar, o que en el año 2050 el peso del plástico en el océano será mayor que el de los peces?

- Pueden ser fiables. Como científica, siempre soy escéptica sobre cómo se generan estos datos. Lo del continente de plástico del Pacífico, sí existe, y en cada uno de los océanos, en lugares donde se acumula por las corrientes. No es como un continente, es más bien una sopa. Hemos encontrado plástico en lo más profundo del mar y en todas las capas de profundidad, en el Ártico, en el Antártico… También se transportan por el aire, están en el agua dulce y llegan por los grifos porque algunos son tan pequeños que no se filtran. Necesitamos tener una manera de medir cuánto plástico hay. Es muy difícil de saber. Parte del trabajo que estoy haciendo ahora es saber qué países saben cuánto plástico se produce.