ENTREVISTA

“Cuando disminuyan los casos tendremos que mantener la cautela porque en cualquier momento podrá haber un brote”

Lluis Serra, miembro del comité de expertos de la crisis sanitaria en Canarias

Eloy Vera 0 COMENTARIOS 09/04/2020 - 08:19

Lluis Serra Majem es catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y portavoz del comité de expertos que asesora al Gobierno de Canarias en la emergencia sanitaria por el coronavirus Covid-19. En esta entrevista, insiste en la necesidad de tener más test para poder seguir analizando el comportamiento del virus y lamenta que no se aislara Madrid a principios de marzo porque, según asegura, de ahí procedían muchas de las personas que se han contagiado en el Archipiélago.

-La comunidad científica aún desconoce parte del comportamiento del Covid-19, pero ¿qué sabemos hoy en día de este virus?

-Es un virus que se transmite a través de las gotitas que desprendemos cuando hablamos, estornudamos o tosemos. Por sus características de tamaño viaja, aproximadamente, a un metro de distancia. No permanece en el aire mucho tiempo, con lo cual la persona que está cerca de otra que puede estar contagiada, por el mero hecho de estar hablando, se puede contagiar. Puede permanecer activo en algunas superficies y tiene un periodo de incubación asintomático largo. La mayor parte de las personas que lo sufren no presentan sintomatologías mayores y sólo un porcentaje se complica, que es el que vemos en hospitales y UCI, y pueden fallecer. El problema de este virus es que hay muchas personas asintomáticas y tiene un periodo de incubación que puede ser muy largo, de dos hasta 14 días. Este coronavirus se puede transmitir, incluso, al siguiente día de la infección.

-¿Por qué esa diferencia entre el número de diagnosticados en Tenerife y el resto de las Islas?

-Básicamente es un tema de probabilidad de contactos. Cuando hay islas de por medio es más difícil que se produzca el contagio y es más fácil que el virus deje de contagiar. Para que el virus siga vivo tiene que pasar de persona a persona. En este sentido, tenemos islas como La Graciosa donde no hay casos. Si pudiéramos saber seguro que todos los habitantes de La Graciosa tienen una PCR negativa no existiría el virus y podrían hacer una vida normal.

-¿Son suficientes las medidas de confinamiento?

-Son suficientes y más ahora que se han activado mucho. Además, hay otras medidas como seguir haciendo test en personal sanitario. Es importante actuar en sitios como las residencias de ancianos, donde hay que intervenir de una forma urgente porque las personas mayores son muy vulnerables a las complicaciones y las muertes.

-¿Cuándo empezará el confinamiento a dar resultados?

-Nosotros esperamos estar ya en el descenso de contagios y, por tanto, la segunda semana de abril deberíamos empezar a disminuir la curva. Tenemos una ventaja y una desventaja. La ventaja es que hay pocos casos, pero a la vez puede ser una desventaja. Cuando una persona pasa la enfermedad, en principio, está inmune a la misma. Es como si se hubiera vacunado, aunque no sabemos cuánto tiempo durará la inmunidad. Si la enfermedad la pasan en Madrid el cuatro o el cinco por ciento de la población significa que el 95 por ciento no está inmune, pero el 5 por ciento sí. Por tanto, conforme más personas tengan la enfermedad, menos riesgo de que siga propagándose. Es lo que llamamos la inmunidad del rebaño. En Canarias la ha pasado, relativamente, poca gente. Por tanto, eso significa que, cuando empecemos a controlar perfectamente el número de casos y vaya disminuyendo, tenemos que seguir manteniendo toda la cautela porque, en cualquier momento, puede haber un brote y volver a aparecer los casos.

-Una vez se levante el estado de alarma, ¿cómo será esa vuelta a la normalidad en Canarias? ¿Debe ser igual en todas las Islas?

-Si no hubiera ningún caso positivo, por ejemplo, en La Gomera y todos se hubieran curado, la gente podía hacer vida normal dentro de La Gomera, pero mientras haya gente que pueda tener el virus y seguir contagiando existe siempre el riesgo de que se produzca otro pico. Hay mecanismos que se están estableciendo, por ejemplo, en China. Tenemos que aprender de ellos. Allí, a las personas, a partir de una aplicación, se las geolocaliza. Por ejemplo, está la categoría de verde, persona que, en principio, está libre de la enfermedad y puede circular. Al localizarle, si resulta que coincide en un viaje de metro con alguien que puede dar positivo la aplicación te va a mandar un mensaje para que guardes cuarentena. Esto lo están haciendo actualmente en China. Nosotros tenemos la esperanza de que en verano esto dé un respiro. Tenemos esa esperanza para que así nos podamos preparar para noviembre, cuando vuelva la segunda gran ola. Espero que dispongamos, para entonces, de buenos medicamentos, cientos de miles de test, equipamientos y, tal vez, alguna vacuna.

“Nos tenemos que preparar ya para noviembre, cuando vuelva la segunda gran ola. Y esperamos disponer, para entonces, de buenos medicamentos, cientos de miles de test, equipamientos y, tal vez, alguna vacuna”

-¿Cree que se restringió demasiado tarde el tráfico aéreo en Canarias?

-A veces uno piensa que tal vez sí, pero quizá el problema más grave fue no aislar Madrid a principios de marzo, porque muchos de los problemas que hemos tenido en Canarias han sido de gente que volvía de Madrid. Muchas personas se contagiaron de quienes venían de esa zona o de personas que habían estado en Italia. Nosotros llamamos la atención sobre la necesidad de guardar cuarentena estricta a todas las personas que venían de fuera, pero no se hizo. Lo que estamos viendo es que la enfermedad se transmite más por la gente más activa y la que tiene menos síntomas. Me refiero a ese grupo de edad, de los veinte a los treinta y pocos años. Son gente que contagia mucho la enfermedad y que, en cambio, tiene pocos síntomas. No digo todos, pero sí una parte del colectivo. En cambio, los escolares, tras el cierre de las escuelas, han dejado de ser los transmisores de la enfermedad. De otro modo, hubieran sido los verdaderos transmisores.

-¿Qué ha fallado para que haya tantos profesionales sanitarios contagiados?

-Básicamente, han fallado dos cosas. La gente lo achaca a los equipos de protección y es cierto, pero también es verdad que, en el inicio de la epidemia silente, los últimos días de febrero y la primera semana de marzo, el virus estaba circulando. La gente tenía catarro e iba al médico, pero nadie pensaba que aquello era el Covid. Allí, se produjeron muchos contagios con los sanitarios. Luego, cuando sonó la alarma, se empezaron a proteger, pero resultó que no había equipos de protección adecuados para todos. Ahí hubo más contagios. Fue, un poco, la combinación de ambos aspectos. Sé de muchos profesionales que la semana del 23 de marzo decían: “Si esto del Covid no es nada”. No había una sensibilización muy grande.

-¿Cómo ha afectado la falta de test en la propagación del Covid-19?

-Es muy importante porque con el test se pueden analizar los contactos, hacer el test y aislarlos, con lo cual se disminuye la propagación del virus. Sin el test, los casos banales ni te preocupas en diagnosticarlos porque los pocos test que hay se usan en primera línea, como hospitales, centros de atención primaria y personal sanitario. No te da tiempo de hacer la gestión comunitaria. El diagnosticar y actuar sobre la población es muy importante y, por tanto, vamos a necesitar muchos test de cara al futuro. Es una exigencia fundamental que, desde el comité científico, hemos hecho: muchos más test, cientos de miles, y más equipos de protección individual.

-Durante estas semanas, han aparecido un sinfín de iniciativas solidarias vinculadas a la confección de mascarillas artesanales desde sus casas. ¿Son efectivas o, por el contrario, pueden agravar más la situación?

-La mascarilla tiene dos motivos, uno es no contagiarse y el otro es no contagiar. Para no contagiarse, la mascarilla tiene que ajustarse muy bien a la cara, ser de un material muy adecuado y combinarse con una protección ocular. En cambio, para no contagiar cualquier mascarilla no sirve porque, por ejemplo, una de algodón enseguida se moja con el vaho y es una fuente de contaminación. La mascarilla puede ser útil para no contagiar porque es una barrera. El problema es que usarla relaje las medidas de protección: el lavado de manos y el distanciamiento social. Puede ayudar, sobre todo, en personas asintomáticas a no dispersar el virus. Las sábanas de algodón no sirven. El tema de las láminas es una medida ingeniosa que tiene una efectividad.

-¿Cuántos casos reales puede haber en Canarias?

-Es complicado. En el conjunto del Estado español se calcula que puede haber un uno por ciento de la población, unos cuatro millones. En las Islas, estamos en un nivel bastante inferior que ese uno por ciento. Sería el 0,3 o 0,4 por ciento. En Canarias, asumiendo que tuviéramos un 0,5 por ciento de contagios reales, que no creo que lleguemos, estaríamos hablando de unas 10.000 personas.

-¿Cuándo empezará a doblegarse la curva de contagios en España y Canarias?

-Yo creo que en esta disposición debemos estar ya o dentro de pocos días. Me gustaría tener muchos más test para precisar más la situación. Con la incertidumbre que tenemos, hemos calculado que antes del confinamiento cada canario contagiaba a cuatro. Después del confinamiento, contagiaba a dos. Hemos ido bajando y ahora estamos en que cada canario contagia a 0,7. Esto significa que ha empezado a bajar, teóricamente. Si cada canario contagia a 0,7 es que la infección ha empezado a bajar. Pero, insisto, es difícil precisar con los datos que tenemos.

“A corto o medio plazo tendremos que cambiar nuestros hábitos y guardar las distancias sociales. Posiblemente, habrá que llevar mascarilla en la medida en que queramos evitar que se produzcan nuevos casos”

-¿El comité de expertos, del que forma parte, está ya planteando medidas a largo plazo?

-Nos reunimos periódicamente cada día o día alterno y analizamos la situación y novedades. Nos informan de las cosas que ha habido nuevas, si ha habido brotes, la situación en las UCI y el porcentaje de personas que hay en ellas. A partir de ahí, intentamos hacer nuevas recomendaciones. Me cuesta hacer recomendaciones a la población de que, por ejemplo, use mascarillas si no las hay. Se trata de coger, leer, escudriñar lo que se está haciendo en otros sitios, ver cómo se puede adaptar a nuestro entorno y entender muy bien la epidemiología de este virus que es muy compleja.

-Se habla de un posible brote en otoño, hacia octubre o noviembre, ¿qué medidas se deben tomar para hacer frente?

-Las mismas que debíamos haber tomado en enero cuando vimos el problema que había en China. Armarnos de equipos de protección individual para sanitarios en cantidad y calidad, test, recursos y kits para laboratorios y con la esperanza puesta en nuevos medicamentos que se están probando. Dicen que la vacuna no la tendremos hasta dentro de un año, pero yo creo que vamos a tener una vacuna antes porque en China la están probando a marchas forzadas. Probablemente, no será la vacuna perfecta, pero posiblemente vamos a tenerla para grupos de riesgo antes de la segunda ola. Espero.

-¿Qué tratamientos se están aplicando a las personas contagiadas?

-Se están utilizando medicamentos antivirales, algunos que se utilizaron en el Sida, otros no. Son medicamentos específicos que atacan el virus, a su capacidad de infectar las células y de replicación. Por otro lado, también se utilizan algunos medicamentos antiguos que se usaban tradicionalmente. Por ejemplo, antipalúdicos como la cloroquina. Hay muchos estudios en curso para utilizar nuevos medicamentos y vamos a ir teniendo resultados rápidamente.

-Al principio, se dijo que las personas mayores y con patologías previas eran las que más expuestas estaban a complicaciones. En las últimas semanas, hemos conocido muertes de jóvenes sin patologías previas. ¿A qué se debe?

-Se pone mucho el altavoz en estas muertes. Son las menos. La gran mayoría, tanto en Italia como aquí, son mayores de 80 años, 70 si me apura. Más del 85 por ciento. También hay casos en gente joven. Sabremos dentro de poco por qué se producen esas muertes. Posiblemente, sea por algún tipo de efecto genético. Es muy temprano para decir nada porque puede ser debido a enfermedades previas que no se conocen. Poco a poco, muchas cosas se irán conociendo. Posiblemente, eso nos permitirá reforzarnos para la segunda oleada.

-¿Confía en que no se colapse el servicio sanitario en el Archipiélago?

-Nosotros confiamos en que no se colapse.

-Una vez se levante el confinamiento, ¿tendremos que cambiar nuestros hábitos y costumbres, por ejemplo, la cultura de los saludos? ¿Qué restricciones deberíamos adoptar?

-A corto o medio plazo sí. Guardaremos las distancias sociales. Posiblemente, habrá que llevar mascarilla en la medida en que queramos evitar que se produzcan nuevos casos. Más para no propagar que para no contagiarse. Además, nos lavaremos las manos varias veces al día y seguiremos un control específico. Habrá que tener un arsenal de test para no estar jugando a ciegas.

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