Estuvo dos años, hasta el pasado mes de junio, al frente de la Confederación española de asociaciones de padres y madres, y ha participado, como invitado, en el IV Foro de agroecología y biodiversidad en Canarias.

- ¿Es posible generalizar los ecocomedores escolares en Canarias?

- Es posible porque la Administración está a favor, y eso es muy importante. En Aragón sólo hemos conseguido abrir uno por gestión propia, y aquí parece que es la Administración la que lo facilita. Lo que intentamos es que la comida sea nutritiva, ecológica, de temporada, productos locales y que se haga en el sitio. Hacerla en otro lugar y traerla fría no es comida.

- ¿La comida de los ecocomedores tiene que ser, inevitablemente, más cara?

- Una cosa es que sea más cara y otra que sea inasumible. De todas formas, si pagamos por una comida mala, como está ocurriendo, estamos pagando caro aunque sea barato. El precio no debe ser un impedimento para cambiar.

- ¿En qué momento se encuentra ahora la Ceapa?

- Escribí un artículo hace dos años y, un compañero me dijo que era lo mismo que reivindicaban desde hace treinta años y no se había conseguido. Ahora hay un debate sobre el modelo educativo y es una oportunidad para evolucionar en la educación. Hablamos de los deberes, que es una metodología ancestral, que no tiene beneficios para nadie, pero como es la que se ha hecho toda la vida… Los libros de texto, las clases magistrales... todo eso tiene que desaparecer.

- ¿Mejorar la educación no es sólo un problema de inversión?

- No. El dinero es necesario para recursos humanos y técnicos, pero es una cuestión de metodología y de saber que al alumno no hay que formarle para que encuentre trabajo sino para que sea miembro de una sociedad, y que quiera configurar otra sociedad distinta a la que ahora tenemos. La comunidad educativa la formamos todos los que estamos en un centro. Si pensamos que sólo traslada información, formación y educación el profesorado, estamos equivocados. La formación inicial del profesorado debería ser otra, y la continua también, se tienen que ir adaptando. Por tener un título o una oposición no les debe servir para siempre. Un médico aprueba la carrera pero se forma constantemente, pues en educación debería ser igual. Hay que adaptar metodologías y eso no se ha hecho. Si una persona fallecida hace cien años despertara y fuera a un hospital se daría cuenta de los avances que ha habido, pero si fuera a una escuela la encontraría exactamente igual. La mejora en la educación tiene que ser formando mejores personas.

- Pero para eso hay que invertir en formar al profesorado de otra forma...

- Y a toda la comunidad educativa. Cuando hablamos de convivencia, acoso, deberes, afecta a todos. Hay que dar voz a las familias, a los niños...

- ¿Con la Lomce en vigor se puede abordar una mejora de la educación?

- La Lomce es un retroceso tremendo. El fracaso escolar, que es del sistema y no del alumnado, está ligado a la situación socioeconómica. No hay curriculum para ricos y para pobres. En clase la lección es para todos por igual, pero progresan los que más dinero tienen porque el refuerzo fuera del horario lectivo condiciona mucho los resultados. A las familias se nos traslada que si no les damos refuerzo en casa, el niño va a suspender y que la culpa es nuestra como padres.

- ¿Mientras exista educación concertada o privada se puede garantizar una educación en igualdad de condiciones para todos?

- El concierto educativo nació como una necesidad puntual, porque cuando se extendió la obligatoriedad de la educación a los 16 años no había suficientes centros para acoger a todo el alumnado. Treinta años después no se han construido centros públicos suficientes e incluso se cierran. Los recortes no han afectado a todos por igual. La concertada no supone una libertad de elección ni una doble red, es una cosa puntual, que tiene que desaparecer. Además, los concertados o privados no pueden tener la línea educativa que ellos quieran. Hay centros que segregan por sexo. ¿Aceptaríamos un colegio que sólo coge a blancos o negros? No, pero estamos aceptando una práctica educativa que no se acepta como válida en ningún país democrático y que no beneficia a nadie.

- ¿La educación está dominada por grupos de interés, como la Iglesia o las editoriales que hacen los libros de texto?

- La Iglesia tiene un discurso reforzado a través de sus propios colegios. Estamos dando dinero público a colegios que difunden mensajes que son contrarios a los derechos humanos, como que las mujeres no son igual que los hombres o que los homosexuales son enfermos. Por otra parte, las editoriales, que son un lobby, hace dos años amenazaron con denunciar a las consejerías de educación que no implantaran la Lomce porque ellas ya habían editado los libros. No hay ninguna obligación de usar libros de texto en las aulas. El libro es una guía, no es lo único que hay que dar, pero hay una metodología y un grupo de presión en el que las familias y los profesores se sienten cómodos. Las familias controlan la lección y es lo que se espera: que pregunten la lección en casa y así sienten que controlan lo que aprenden sus hijos. El libro también es una forma de adoctrinamiento. ¿Quién controla el contenido de los libros y cuánto cuestan? Nos hemos quedado en una metodología predemocrática.