“A veces el discurso de odio nace desde las instituciones que tutelan a menores”
José Palazón, de la Asociación Pro Derechos de la Infancia (Prodein)
José Palazón creó en 1998 la Asociación Pro Derechos de la Infancia (Prodein), una ONG melillense que protege y vela por los derechos de los menores migrantes. Palazón habla del nuevo acuerdo del Pacto de Migración y Asilo, un tratado con el que “se pone en marcha un mercadeo, un zoco de inmigrantes en el que, si no se quiere a uno, se pagan 20.000 euros y ya está”. Acostumbrado a escuchar las historias de los menores que cruzan solos la frontera de Melilla y de cómo estos muchachos se convierten en la diana de los discursos de odio, Palazón alerta de cómo “muchas veces, ese discurso nace desde las propias instituciones que tutelan a los menores”.
-¿Por qué cada vez Europa se está llenando de más fronteras visibles e invisibles?
-Estoy convencido de que Europa lo que persigue, desde hace tiempo, es tener una mayor influencia en toda su zona fronteriza. Por ejemplo, en países árabes del otro lado del Mediterráneo como Marruecos, Argelia o Libia. Hay una competencia enorme entre las grandes potencias por áreas de poder y de influencia y Europa está en esa batalla desde siempre. Consigue arraigarse en estos países creando fronteras, creando un espacio cerrado, mientras fuera ha creado un espacio de dependencia. Instala gobiernos en esos países que le son afines aprovechando toda esa tradición colonial que tenía. Aprovecha esas relaciones para reafianzar el colonialismo. Se crea, además, una demanda de esos países que cuentan con gobiernos dictatoriales. Los derechos humanos, en esos lugares, desaparecen y en la población nace un ansia por recuperar todo lo que tenían. Nace un sentimiento generalizado de huida. La otra alternativa que tienen estas personas es una revolución en el país para quitar ese gobierno y eso tiene un coste enorme. Para la gente, el nivel de independencia es mucho mayor si emigra que si lucha dentro del país y el coste también es menor. La gente emigra porque no hay una esperanza de vida en el país, ni una ilusión, ni tampoco un futuro inmediato.
-Se cumple un año y medio de la masacre de Melilla donde murieron más de cien personas. Las muertes han quedado envueltas en un manto de total impunidad. ¿Qué han pretendido el Gobierno español y marroquí con esta actitud?
-España quiere seguir manteniendo la influencia que tiene ahora mismo sobre Marruecos, una influencia que ha perdido Francia y cuyo testigo ha cogido España. España tiene una gran influencia en Marruecos y, al mismo tiempo, Marruecos quiere mostrarse agradecido y como país válido en el que se puede confiar. ¿Y cómo? pues como se le pide desde España y desde la Unión Europea: controlando la inmigración. Lo importante es que Marruecos ponga a disposición de la Unión Europea su ejército, su política y su economía. La intención es que Marruecos sea un país totalmente dependiente y dirigido por la Unión Europea. España, como dijo el presidente del Gobierno, agradece los servicios que hace Marruecos, que se empleó a fondo matando a cien personas, diciendo a España: “confiad en nosotros, que les protegemos”.
“Los resultados del Gobierno en inmigración han sido dignos de un ministro de Vox”
-Marlaska se reafirma en que no hubo muertes en suelo español...
-Fue todo en suelo español. Hay una parte que gestiona España y una parte que gestiona Marruecos. Cuando Marlaska dice que no mueren chicos en suelo español, miente. Murieron todos en suelo español y no uno. Dice uno porque parece que quedó al entrar en la parte que administra España, pero todos los demás también murieron en España.
-Al final, esto demuestra que la vida de una persona negra pesa menos por ser negra y que las fronteras son territorios de impunidad…
-En general, la vida de un inmigrante pesa menos. El derecho de asilo es uno de los derechos fundamentales. Se mató a cien personas en Melilla, que venían a pedir asilo procedentes de un país en guerra. No se hizo nada. La Guardia Civil estaba allí y en vez de abrir la puerta a esa gente, que viene pidiendo asilo y escapándose de una agresión teóricamente de un ejército marroquí que los está matando, la dejó de abrir y lo que hizo fue cerrarla más. Luego, cuando vieron que la cosa no la podían contener y que los chavales pasaban, lo que hicieron fue abrir la puerta al ejército extranjero para que se los llevaran e hicieran lo que quisieran con ellos.
-¿Qué le parece la política que ha venido haciendo el Gobierno de Pedro Sánchez en materia de inmigración con un ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, que repite en el cargo?
-Igual o peor que la de Jorge Fernández Díaz (exministro del Interior). Igual o peor que la del Partido Popular. El Gobierno socialista, en otro ámbito, ha podido tener avances importantes: en el mundo laboral, económico, pero en el de la inmigración ha tenido una política donde los resultados han sido dignos de un Jorge Fernández Díaz o de cualquier ministro futuro de Vox. Ha sido funesto, fatal. Marlaska tiene unas responsabilidades penales muy importantes, pero seguramente nunca se lo van a exigir.
“Lo que está pasando en las Islas es tremendo, con mucha gente muriendo”
-¿Cómo valora la respuesta que está dando España a los menores que hacen solos el viaje migratorio?
-Ahora mismo bien. Se ha cambiado la legislación y se ha homologado a la de la Unión Europea. Está dentro del estándar que en Europa se da a los niños. En España su tutela y cuidado corresponde a las comunidades autónomas. En cada comunidad autónoma y en cada sitio esa legislación actual y esa homologación de derechos se aplica de una forma distinta. En Melilla cambió el partido político que gestionaba el asunto y lo hizo muy bien. Los menores salían con documentación y permiso de trabajo. Se controlaron los malos tratos, en gran medida, y los niños dejaron de marcharse del centro. Ahora, ha cambiado el partido político y no sé qué pasará. Sin embargo, en Canarias y, en el caso concreto de Fuerteventura, tengo referencias de que las cosas no son así del todo. La gestión de menores en España está dividida entre la responsabilidad de las comunidades autónomas y el Estado. Si fuera el Estado el que asumiera la tutela, recibirían un trato más homogéneo. Los beneficios del nuevo Reglamento de Extranjería y de la nueva situación llegarían a todos por igual y no como ahora donde decide cada comunidad autónoma y el correspondiente partido político.
-El nuevo Gobierno de Canarias (CC y PP) ha centrado su discurso migratorio y sus reproches al Gobierno central en el número de menores del que se tienen que hacer cargo, unos 4.700 aproximadamente…
-Hay muchas comunidades autónomas que no paran de crear una alarma en la población diciendo que hay muchos menores y que hay mucho gasto. El gasto aumenta, pero tanto en Melilla, y supongo que en Canarias también, lo que hace el gobierno local es lloriquear para conseguir más subvenciones del propio Estado. Si aquí hay 4.000 menores seguro que hay muchas personas viviendo de esos menores, centros abiertos y empresas que prestan servicios a esos centros. Se genera trabajo y riqueza. Además, se está haciendo una cosa que se debe hacer: educar a un menor, que también es necesario para España porque somos muy mayores y necesitamos trabajadores. Esa debe ser la mentalidad. También es cierto que la distribución de la riqueza que se dedica a la crianza de niños debe ser acorde a la población de menores que hay en cada sitio.
-Hace unas semanas, conocíamos la denuncia de un grupo de chicos de la Fundación Respuesta Social Siglo XXI por supuestos malos tratos. La denuncia se une a una investigación abierta a la organización por un presunto caso de malversación. El Gobierno canario ha respondido diciendo que, a corto plazo, no se tomarán medidas. ¿Qué le parece la postura del Ejecutivo regional?
-Ante la sospecha, habría que apartarla. Por lo menos temporalmente hasta que haya un resultado judicial que garantice que no ha pasado nada. Si el Gobierno de Canarias fuera mínimamente decente, ante un caso de maltrato a doce chicos y un caso de malversación, lo que haría sería quitarlos de en medio y ver qué pasa. Si no lo hace, a lo mejor habría que quitar de en medio al Gobierno de Canarias un día de estos.
-Cuando llegan menores no acompañados a nuestras costas se les suele aplicar la presunción de mayoría de edad, en vez de tratarlos como posibles menores. ¿Por qué?
-Es porque se quieren quitar niños de en medio. Si llega una patera con 20, intentan quitarse a todos los que son dudosos y no son claramente menores. En Melilla, con 16 años ya se dice que son mayores y se les intenta expulsar. Hay que poner una denuncia, ir a Fiscalía, pedir un examen forense nuevo. Lo que quieren es expulsar cuando debería ser todo lo contrario. Ante la duda, recogerlo y ya se verá si miente.
“Con el pacto de la UE se pone en marcha un mercadeo, un zoco de inmigrantes”
-En los últimos tiempos, vemos cómo a través de la ruta canaria llegan cada vez más menores no acompañados y cada vez son más pequeños. ¿Qué factores pueden estar interviniendo?
-En Canarias no lo sé, pero quizás sea por la desesperación de la gente que, en África, es total. En Marruecos hay una clase rica y bien situada, pero luego hay una gran parte de la población muy pobre. No hay una población intermedia. Esa población muy pobre, la única manera que tiene para salir adelante es emigrar. Emigrar se ha hecho tan frecuente y normal que los padres piensan que es la única forma que tienen de poder mejorar.
-Los menores no acompañados son la diana de los discursos de odio. ¿Quién está propiciando estos alegatos?
-El origen está detrás de esa gente que se queja de que hay muchos, que son malos y se escapan de los centros, que roban. Muchas veces, ese discurso nace desde las propias instituciones que tutelan a los menores. Ese discurso cala en la población del lugar correspondiente y entre esa comunidad siempre hay gente que empieza a decir que “hay que salir a cogerlos y echarlos, quitarlos de en medio”. En Melilla se puso una denuncia por delitos de odio porque había pandillas que salían a la calle a perseguirlos y echarlos. Llegaron a hablar de devolverlos a Marruecos en una caja de pino. Decían barbaridades y las hacían. A mi casa llegó un niño con un brazo roto porque le pegaron con una barra de hierro. Todo esto fue después de una etapa en la que desde el ámbito político se estuvo criminalizando a los menores todos los días.
-La Unión Europea ha cerrado el acuerdo sobre el Pacto Europeo de Migración y Asilo. ¿Cómo afectará esta medida a los inmigrantes que, a partir de ahora, lleguen a Europa?
-Les afectará muy negativamente en todos sus derechos. Con este pacto, se pone en marcha un mercadeo, un zoco de inmigrantes en el que si no quieres a un inmigrante se pagan 20.000 euros y ya está. Esa práctica no es tan nueva. Ya se está haciendo entre España y Marruecos, entre España y Senegal y se ha hecho entre España y Mali. Para allá han ido muchas veces aviones llevando inmigrantes y maletines de dinero. Ahora mismo, se paga a países como Marruecos para que llenen los caminos de soldados y de todo tipo de trampas. El lado marroquí está lleno de soldados, vallas con pinchos, fosas y todo eso pagado por la Unión Europea y España. ¿Qué efecto va a tener este tratado sobre los inmigrantes? Pues ninguno que no tenga ya. Se ponen pinchos y se levantan vallas, pero los inmigrantes siempre dicen lo mismo: sabemos que no nos quieren, pero vamos a pasar porque es la única alternativa que tenemos de vida. Habrá más dolor y más sufrimiento. Lo que está pasando en Canarias es tremendo con una gran cantidad de gente muriendo, pero ellos siguen jugándose la vida por llegar y salvar su vida y a su familia. Seguirá igual, se firmen los papeles que se firmen.
-Bruselas ha anunciado que endurecerá las penas para los patrones de las embarcaciones como medida para frenar la inmigración irregular. ¿Qué le parece la postura?
-Es otra mala historia de la política europea. En general, se está aplicando llamar patrones a cualquiera que vaya en un barco. Se cree que, en todos los barcos, va un patrón y eso no es verdad. Se les llama patrón, pero es una persona más que va en la barca, pero para dar un castigo ejemplar y para que no vengan más barcas uno va a pagar el pato. Ese patrón va a la cárcel un montón de tiempo. Patrones, a lo mejor, hay en otro lado donde hay barcos que llevan 500 o 600 personas como Italia o Grecia donde puede haber grupos que se dedican a pasar gente. Aun así, esos grupos existen porque no hay otra forma de llegar a la Unión Europea. Si un marroquí quiere venir, tiene que pagar 1.000 o 2.000 euros; jugarse la vida en una patera y encima que le llamen patrón. Hay que pensar que no se les da papeles y no tienen otra forma de viajar. El concepto de mafia es muy relativo. No lo veo bien calificar de mafia. En Melilla han llegado pateras donde todos eran familia y donde al marido le ha tocado el pato y está en la cárcel y la mujer hecha polvo con el niño.
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