Encarcelado por una canción
Vicente Hernández pasó varios meses en la cárcel en Gran Canaria en 1978 por componer y cantar una canción contra los abusos policiales que se hizo muy famosa para las generaciones posteriores
Tengo un hermano menor, que se halla en el lado opuesto
Se metió de policía sin escuchar mi consejo
Le han lavado el cerebro, lo han vestido de payaso
Y le han metido en el cuerpo, el odiar a sus hermanos
Esa era la letra, al menos el principio de la canción que se tituló Tengo un hermano menor. La canción fue, o sigue siendo aún, muy popular en Lanzarote. Se cantaba en asaderos, verbenas, campamentos y reuniones de todo tipo y se transmitió a los jóvenes de otras generaciones posteriores. Se hizo viral antes de que se aplicara ese concepto para las canciones, y sin necesidad no ya de redes sociales, sino ni siquiera de una grabación o un disco. Porque sus autores nunca grabaron la canción.
Sin embargo, sí que hubo una grabación, la que recogió Radio Lanzarote, que provocó la detención primero, y el encarcelamiento después, de quien la compuso: Vicente Francisco Hernández Curbelo. Esa grabación se la llevó un tal Ramón, a quien le decían el Cordobés, a la Policía, tal como cuenta Vicente, que recuerda su historia para Diario de Lanzarote.
Era el año 1978 y Hernández pasó varios meses en la cárcel sin acusación formal y sin pasar a disposición judicial a cuenta de unas supuestas injurias a la Fuerzas Armadas que nunca se concretaron por escrito, o al menos que nunca llegó a conocer el acusado. Para entonces, cuando ocurrieron estos hechos, ya se había promulgado la Ley de Amnistía de octubre de 1977 que liberó a cientos de presos políticos. “Sacaron a todos y me dejaron a mí”, dice.
Vicente estuvo varios meses en la prisión provincial de Barranco Seco, en Gran Canaria, en condiciones de hacinamiento. Era una cárcel diseñada para unas cien personas y había más del doble. Unos meses antes había habido un intento de motín y ese mismo verano, poco antes de que ingresara él, el periódico El Eco de Canarias publicó un reportaje que dibujaba esta situación: “Reina el hacinamiento, el descontrol y sobre todo una falta absoluta de respeto a los derechos humanos, no sólo de los internos, sino también de los funcionarios”. De la cárcel se habían adueñado “el desbordamiento y el caos”. Dice Vicente que en la cárcel hacía trabajos para reducir condena, aunque no estuviera condenado. “Nunca he visto tanta droga y tanto dinero en mi vida”, asegura Vicente hoy.
Después de varios meses y antes de Navidad, unas semanas después de que se aprobara la Constitución española, le llamó el director y le dijo. “Vete para tu casa”. Así sin más. “Sin perras, sin coche y sin nadie que me ayudara, ¿dónde coño voy ahora?”, recuerda Vicente, que finalmente pudo avisar a unos familiares para que le fueran a buscar.
La historia nunca se ha escrito. Como la grabación, para ser exactos, en realidad solo una vez. La revista Interviú le hizo una entrevista en el Bar Los Conejeros y publicó la historia aunque Vicente nunca llegó a ver, ni leer, el artículo publicado.
Comienzo
Para llegar al comienzo de la historia hay que viajar hasta el Sáhara Occidental, a un cuartel del ejército español en Villa Cisneros, hoy Dajla, donde Vicente cumplía el servicio militar cuando el Sáhara aún era español. Vicente componía canciones, que después cantaba con su hermano y con su hermana, en un conjunto formado por dos guitarras y la voz principal: Los Hermanos Hernández.
“Salían a la calle y daban leña y yo hice la canción denunciando esa situación”
Vicente se inspiraba en lo que veía y en lo que vivía. Y lo que veía era que la Policía Territorial del Sáhara se excedía con la gente que vivía en aquella localidad, incluidas mujeres y niños. “Salían a la calle y daban leña y yo hice la canción denunciando esa situación”, explica.
Dice que lo del disfraz de payaso es una alusión al uniforme, que era muy llamativo, “como un traje de carnaval”. “La letra estaba hecha para esa policía, no para la de aquí, pero dio lo mismo”. Vicente, como tantos otros, volvió a casa tras la Marcha Verde, a finales de 1975. Cuando la canción empezó a cantarse en Lanzarote, la Policía Territorial del Sáhara ya se había disuelto.
Festival
Con esa canción en el repertorio se subieron al escenario del Charco de San Ginés. El programa de festejos de ese año anunciaba el viernes 25 de agosto a las 22.30 la Final del VII Festival de Intérpretes de la Canción, con la actuación como invitado de Ramón Riva, que había saltado al éxito con la canción Tú te vas, en unas fiestas en las que actuaron también Braulio, Los Jarvac, Los Tres Sudamericanos o Pepe Da Rosa, entre otros.
El caso es que la canción fue un éxito y obtuvo el premio. No pasó nada anómalo hasta que la cinta llegó a oídos de la Policía, “de los grises”, puntualiza Vicente, que señala que la canción se llamó Tengo un hermano menor, pero todo el mundo la llamaba “policía”. “Si el zopenco aquel no le lleva la cinta a la Policía, no habría pasado nada”, asegura. En aquel momento, Vicente era el único de los tres hermanos que era mayor de edad, y por poco. Trabajaba en una fábrica de empaquetado de café y allí, en su puesto de trabajo, apareció unos días después la Policía. De ahí lo llevaron a comisaría “cuando estaba donde la Texaco, en el Parque”, dice.
“Se hizo famosa porque era pegadiza y hablaba de la Policía”
“Y por ahí empezó todo, que si les estaba llamando parricida, que no sé qué, que no sé cuánto. Les expliqué toda la canción. Había uno ahí, un teniente, que parece que me quería pegar y todo, y el comisario parecía mas tranquilo, pero el otro, que estaba vestido de militar asumía que la letra era contra ellos”. “Pero como no pudieron hacer nada por lo civil -dice- me metieron como un insulto a las Fuerzas Armadas”.
Así que de la comisaría se lo llevaron al cuartel, donde pasó varios días, hasta que el comandante decidió soltarlo. “Aquí sí que temí más, porque estaban fijo buscándome las cosquillas”, dice. Pero para entonces, cuando salió del cuartel, las calles ya estaban llenas de pintadas que decían: “Libertad para Vicente Francisco Hernández Curbelo” y había gente que le había apoyado públicamente. Eso sin contar con que todo el mundo ya se sabía la dichosa canción.
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Cárcel
Una semana después, la Guardia Civil fue a buscarlo de nuevo al trabajo y esta vez el destino fue Barranco Seco. Ese mismo año, cuatro componentes del grupo teatral catalán Els Joglars habían sido condenados, en Consejo de Guerra, a dos años de prisión por un delito de injurias contra el Ejército. En el caso de Vicente, si hubo juicio sumarísimo fue sin su presencia. Le decían que iba a estar seis meses en la cárcel, pero tampoco vio acusación por escrito ni un abogado ni nada parecido. “Por eso me mandaron para Las Palmas, como no me hicieron juicio ni nada, fui medio camuflado”.
“Si el zopenco aquel no le lleva la cinta a la Policía, no habría pasado nada”
Y mientras tanto, la canción cada vez era más famosa. “Se hizo famosa porque era pegadiza y hablaba de la policía- dice-, todos los chiquitos se la sabían”. La compara hoy, en las razones de su éxito, con el tema de Joaquín Sabina, Pacto entre caballeros, que acaba con un repetitivo “mucha, mucha, policía...” Incluso se decía que había cruzado el Charco y se había hecho famosa en Cuba y en Venezuela. “Eso decían los de Interviú”, reconoce Vicente. Los periodistas le preguntaron durante la entrevista, cuando ya había salido de la cárcel, si iba a denucniar al Estado, cosa que no hizo nunca: “¿y si viene un cambio de régimen?”, dice que pensó.
Años después, le preguntó a un amigo que tenía en la Policía Nacional si podía mirar si aparecían antecedentes o algo parecido por la detención, y le aseguró que no aparecía nada. De todas formas, ya con la democracia algo más asentada, siguieron cantando la canción. “Es que incluso después la canté para la Policía Nacional, me invitaron a una fiesta de la Policía y hasta me pidieron disculpas”, cuenta. Y, por otra parte, Los Hermanos Hernández siguieron tocando, tanto sus canciones como versiones, en hoteles, fiestas y cualquier sitio de donde les llamaran.
La letra
No solo no grabaron la canción sino que ni siquiera registraron la letra. “Hay gente que me decía que la registrara, que alguien se estaba aprovechando de ella, pero a mí me da igual, lo importante es que guste la canción y ya está”, dice Vicente que hoy ya está jubilado después de haber trabajado en aquel tostadero de café y de haber cambiado varias veces de oficio: de mecánico, en una empresa de mantenimiento y, al final de su vida laboral, en la construcción. En 47 años las cosas han cambiado mucho, pero, sin embargo la situación en el Sáhara Occidental, hoy, está aún peor que entonces, así que la canción, el mensaje, seguiría vigente todavía para el fin que se creó. “Algún que otro saharaui se la sabe”, afirma.

















Comentarios
1 Anónimo Mar, 02/12/2025 - 08:17
2 la ostia Mar, 02/12/2025 - 14:55
3 La tuna Mar, 02/12/2025 - 21:11
4 Sergio Dom, 07/12/2025 - 07:20
5 Gualterio Nune... Mar, 09/12/2025 - 03:26
6 Gualterio Nune... Mar, 09/12/2025 - 04:21
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