Las dos últimas fueron la semana pasada, pero en la playa de Famara se han ahogado en los últimos años, al menos, once personas: en junio de 2004, en febrero de 2010, en octubre de 2012, en abril y noviembre de 2016, en septiembre de 2017, en octubre de 2018, febrero de 2020, marzo de 2023 y la semana pasada.
Ayer mismo sacaron a otro bañista en apuros, porque los fallecidos son once pero los que han estado a punto son muchos más. Está claro que algo no se está haciendo bien. También está claro que hay un elemento evidente de imprudencia. La playa tiene bandera roja, pero no se puede uno conformar uno con esa explicación y esperar a que llegue el próximo.
La vigilancia es complicada porque la playa es muy grande. No todas las muertes han sido iguales: han fallecido varios surfistas, personas de edad avanzada e incluso otros que intentaron rescatar a personas en apuros. Puede que no todas las muertes fueran evitables, pero muchas sí.
La prevención es lo único que funciona. La Dirección General de Tráfico comenzó a recordar en algunas carreteras, en los puntos negros, los accidentes y las víctimas que ha habido en esos puntos concretos. Es una opción y hay más.
Si hay alguna posibilidad de salir ileso una vez que la marea te arrastra, es la de no luchar contra la naturaleza. En otras playas similares, en otros lugares, en playas abiertas con olas fuertes, se señalizan claramente en carteles, con dibujos, a lo largo de la playa, cómo funcionan las corrientes. En Famara hay algunos carteles, pero son insuficientes y no explican esto. Servirían, sobre todo, para disuadir, para saber dónde no bañarse. Con que evitaran un solo muerto más, ya habrían cumplido su función.













Comentarios
1 Órzola Lun, 10/11/2025 - 08:46
2 El Chacho Mar, 11/11/2025 - 23:52
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