Mariem Díaz Fadel

Lazos, conexiones, enredos

De cómo todo está entrelazado en la vida ya tenemos noticia, como esa historia de que toda la humanidad está conectada a través de no más de cinco personas cercanas a cada uno.

Sabemos cómo dos instituciones, municipal e insular, quedan en estrecha relación a través de un abogado y un presidente de Cabildo y, a su vez, se teje una madeja con lo que fue una empresa pública, una casa y un yerno. Conocemos un abogado que igual está con una pieza de suelo en discusión, como con la parte contratante de la primera parte y con la parte contratante de la segunda parte, de manera que a las arcas municipales les cuesta un potosí tal enredo, y, por extensión, al bolsillo de cada contribuyente, y donde la supuesta propiedad cobra hasta por el aire que corre por la susodicha finca. En Lanzarote, especialmente, se tiende a la endogamia, y no creo que sea tanto porque una no tenga gente lejana con la que casarse, como porque convenga tanto esa boda que hasta casa con vistas te ponen.

Aquí todos se convienen, y gracias a Dios, yo no le convengo a nadie, porque, si no, estaría en el juzgado cada dos por tres.

Un alcalde es aficionado a los rallys y los permisos no se cuestionan en unos momentos en que gobierna su partido, aunque la gente, y el propio territorio, sea muy sensible a las agresiones medioambientales. Un Cabildo tarda lo que tarda en contestar , -dicen que poco- y no sólo a la carrera de coches, pues a mi vecina del tercero la han mareado años con cada solicitud que presenta para sus cosas. Al alcalde le fastidian la diversión de levantar polvaredas por el campo, especialmente por el frágil espacio de su municipio, y su hija, que sacó los pantalones del padre y por eso manda en el partido, se descuelga con lo del agravio por la suspensión del evento. Le preocupan las graves consecuencias de tal medida, en forma de pérdida de prestigio de la isla, golpe a la economía insular, o no volver a disfrutar de un evento de ese nivel. Pero eso lo dice por perder el rally, no porque se carguen el medio natural y todo lo que en él habita, así es la pasta de la que está hecha y que se mama desde la cuna. Lo que me parece sorprendente es que con lo que lleva cayendo desde hace años con las agresiones al medio, ni la hija, ni muchos más, hayan bajado el perfil, más que sea para mantener las apariencias.

Lo cierto es que en el Cabildo la negativa deberían tenerla clara desde que entró la solicitud en el registro, sin necesidad de que ningún solicitante tenga que esperar ni diez minutos por una respuesta.

Deplorable le parece a la hija lo que denomina como “graves consecuencias de la suspensión”, pero no analiza las graves repercusiones de la carrera de vehículos sobre el medio natural.

Deplorable me parece a mí el sesgo de CC, la miopía sobre nuestra realidad y la falta de futuro que tenemos con tanta presión sobre el territorio. Que la mitad de la isla sea el patio de juego para los aficionados de semejante actividad a mí no me parece ni medio normal, y no tanto por los que vienen con sus coches, que lo hacen encantados, sino por los de aquí que lo han venido permitiendo, sin consideración alguna a las repercusiones medioambientales.

No sé si se le puede llamar deporte a correr en coches, pero se me ocurren infinidad de actividades deportivas que no dejan huella tras su celebración y que pondrían a Lanzarote en el candelero deportivo del mundo mundial.

No califican desde CC la actitud de los miembros de sus propias filas con estos asuntos ni con los que vienen arrastrando, que, lejos de censurarlos, le deben parecer hasta bonitos. Este es el nivel. Por no decir que los lamentos de la presidenta del PP y alcaldesa de Arrecife por la no celebración del evento dan la medida exacta de su figura.

La organización de las carreras ha estimado, interpreto que con muy buen criterio, suspender todas sus carreras en Lanzarote y Gran Canaria. Lo hacen, creen ellos, como castigo por los agravios sufridos. A mí, que me castiguen de esa forma, me parece total, y a ver si los especuladores también nos castigan abandonando sus pretensiones sobre nuestro frágil territorio.

Comentarios

Me encanta el artículo
Un coche pasando por un camino existente no destroza el medio.
Decenas de coches pasando a toda hostia por caminos existentes no asfaltados, derrapando y con gran ruido, es un desastre para el medio.

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