4 COMENTARIOS 23/05/2014 - 09:12

Hay días en que se desciende a la normalidad. Como el de ayer.

Un tribunal formado por tres jueces decide que una bodega debe seguir cerrada. La normalidad diría que la bodega tendría que estar abierta pero también que antes de eso tenía que haber cumplido, como hace casi todo el mundo, la ley. O las leyes. O al menos una. La costumbre hacía esperar que la iban a abrir pero resulta que el propietario de la bodega, a través de su eterno abogado, ni siquiera ha discutido las múltiples irregularidades urbanísticas, que las hay (esto lo dice tal cual el tribunal, no yo), ni ha justificado por qué no ha puesto medidas correctoras a la contaminación existente.

Se hace el ponente del auto una pregunta retórica que sirve como metáfora de la trayectoria de Juan Francisco Rosa: “¿Por qué razón iba a ofrecer ahora otras garantías o nuevas garantías de que el riesgo existente va a desaparecer si a su juicio el complejo y su actividad son absolutamente legales?”. Y así seguirá.

Se sorprende la Sala de las escasas alegaciones que hace el abogado sobre el fondo del asunto. Es extraño que se sorprenda puesto que debe conocer de sobra el estilo de Fernández Camero, artista del procedimiento, emperador de las formas.

Es incluso posible que Rosa se vea a sí mismo como una víctima, un perjudicado, un perseguido por las fuerzas del mal. No hay más que ver su casa por fuera para que uno se solidarice con él de forma inmediata. Para ser un perjudicado por esta situación de alegalidad completa que vive esta Isla, no parece que le haya ido mal. Y es posible que haya gente que lo crea, pero no aquellos que lo defienden públicamente, y que lo hacen, como es lógico, por dinero. ¿O es que acaso se pueden hacer las cosas por otro motivo?

Después del descenso a la normalidad ha seguido la normalidad, que dicta que en ocasiones así se recurre a lo de siempre: todo el mudo incumple. Es el leit motiv. Cuando a Rosa le acusaron de vertidos en Playa Dorada, mandó una carta a Salud Pública para decir que revisaran también la depuradora de Inalsa, pero no se le ocurrió denunciarlo antes, como era su obligación, si sabía que no funcionaba correctamente.

Cuando se pidió la ejecución de las sentencias de los hoteles, envió a unos machacas a denunciar todas aquellas infraestructuras públicas que no estaban regularizadas, para demostrar que nadie cumple la ley. Y por eso, queridos amigos (y por la inoperancia, sí, de los gobernantes, está cerrado, por ejemplo, El Almacén, desde hace años). Así que ahora ya avisa, después de haber denunciado, de que todas las bodegas contaminan.

Y a muchos les está bien empleado. Por ambiciosos, ingenuos, cobardes o pelotas. Las bodegas pedían desde hace años mejoras, ampliaciones, y vieron cómo delante de sus narices, este hombre venía a salvar al sector, incluso a la Isla, y le permitían hacer lo que no le permitían a nadie. Y callaron porque venía a dar lecciones de recién llegado con su dinero, con sus contactos, a pagar por anticipado, a cosechar premios, a elevar la categoría del vino. No les venía mal. Pues ahora les ha denunciado y el problema es de todos.

Hay días en que se desciende a la normalidad. Como el de ayer. Un Juzgado paraliza un desahucio a dos ancianos en Argana, víctimas, cómo no, de los que lo hacen todo por dinero. ¿O es que acaso se pueden hacer las cosas por otro motivo?

Comentarios

Supongo que la frase o interrogante final es un broche de oro de ironía de 24 kilates. En todas las islas y lugares remotos de este planeta me he encontrado con señores feudales. Algunos aparecían como magnates benéficos, verdaderos mecenas, próceres, adalides del progreso. La cara B era otra. Lo cierto es que se creen invulnerables, olímpicos y cuando se sienten heridos en su poder, mueren matando.
Señor@ Flaneur: los ignorantes afirman, lo sabios piensan y reflexionan ( Aristóteles ) .
"La sabiduría está en el buen uso de lo que se sabe"." La felicidad es la sabiduría y ésta el arte de vivir" ." No hay una forma de sabiduría, cada uno debe hacerse la suya". "El inteligente no es necesariamente sabio". "Al sabio se le reconoce porque lo es-ante todo-respecto de sí mismo". (Dr. Carlos Castilla del Pino)
Flâneur, lo bordas. Mis respetos.

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