2 COMENTARIOS 18/10/2013 - 07:16

La última ha sido esta: Pedro San Ginés dará a conocer "la verdad sobre el artificial conflicto interinstitucional" entre el Cabildo y Haría por la Cueva de los Verdes. Pero es sólo una de tantas. Ha habido muchas más. El presidente del Cabildo lleva cuatro años transmitiendo la verdad, no su verdad, sino la verdad (una para cada asunto, es cierto).  Ajeno  a lo que decía el filósofo inglés del Siglo XVI, Francis Bacon, que la verdad es hija del tiempo y no de la autoridad, San Ginés tiene necesidad de que exista una sola verdad y de demostrarla. Veamos unos ejemplos:

Sobre la compra de la casa de la calle Fajardo: “He preferido hacerlo en rueda de prensa por si es cierto que la verdad entra por los ojos”. Sobre el conflicto de los hoteles, en un artículo titulado ‘Territorio y Justicia: verdad frente a manipulación’: Tienen varios problemas con “la verdad” quienes (...) El primero de sus problemas (...) es que la verdad, “la gran verdad”, es muy poderosa y tengo tres años y medio para que ésta aflore con toda la fuerza incontestable de la Justicia, de la transparencia y de los hechos. Esta es “la gran verdad”, lo importante y no puede ser ni será de otro modo”. Amén. Sobre su sueldo: “Todo lo anterior podrá resultar más o menos excesivo según el prisma con que se mire, pero hay que contar las cosas como son, y así es como son”.

Y como todo defensor de la verdad, tiene una cruzada contra la mentira y se dedica a “desmentir” a los demás. Así, en informaciones de prensa podemos encontrar cómo San Ginés desmiente al alcalde de Haría por la titularidad de la Cueva de los Verdes, al ministro Soria por las prospecciones, al Partido Popular por la sentencia sobre las tarifas de Inalsa, a Montelongo por una reunión en la Autoridad Portuaria, a los administradores de Inalsa por las tasas, al Financial Times por la Reserva de la Biosfera y a la prensa en general porque siempre malinterpreta todo lo que ocurre a su alrededor.

El que busca la verdad es difícil que encuentre un acuerdo, porque no tiene sentido ceder si se está en posesión de ella. Y la política, que es el paraíso de los charlatanes, debería servir  al menos, para lograr algún acuerdo  y no para crear más problemas defendiendo la verdad, que al fin y al cabo, es el mejor camuflaje porque nadie la entiende.

Comentarios

Hay cosas que son verdad y otras no. Luego está la verdad de cada uno (inventada o no). De lo que se trata, de cómo han transcurrido unos hechos concretos, hay situaciones que discurren de una manera, y si se cuenta tal y como han discurrido, esa es la verdad. Sobre ello hay quienes no creen que haya sido así, y entonces se empeñan en contar una versión de cómo creen que ha discurrido. En ese punto nos empantanamos. Se empantana Pedro, porque antes no ha contado la verdad sobre otros hechos, y por tanto ya no le creemos. Se empantanan otros, porque lo que cuentan no lo pueden demostrar porque es falso, quedando al final la palabra de uno frente a la de otro. Con la compra de la casa de la calle Fajardo, para desgracia de unos y de otros, los hechos narrados por él, son verdad, en la medida en que han sucedido como lo ha contado Pedro. La faena para el presidente es que ya nadie le cree porque no se ha hecho digno de abanderar las causas honestas.
Gracias al enlace sobre la casa, he ingresado al blog personal del personaje....que parece encantado de haberse conocido. Tenía referencias personales de gente que lo ha tratado, ahora o en etapas anteriores de su vida. Todo coincide.

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