8 COMENTARIOS 14/04/2016 - 08:35

Es de suponer que cuando el Ayuntamiento de Arrecife dice que va a encargar una escultura a tamaño real del Pollo de Arrecife se refiere a que va a encargar una estatua. No tengo nada en contra de Heraclio Niz pero sí de las estatuas que se instalan en la vía pública para recordar a personajes relevantes, aunque si hay que hacer grados, es preferible una estatua del Pollo de Arrecife o de Blas Cabrera, como la que ya existe, o del doctor José Molina, que una estatua ecuestre de un general.

De todas las formas para intentar recordar a una persona, la peor es hacerle una estatua. Puede acabar derribada, como las de Lenin, Saddam, Franco o más recientemente Pujol; puede acabar ignorada, como la mayoría, o puede acabar confundida. Hace unos días, una anciana china se puso a rezar delante de la estatua del personaje de un videojuego que habían instalado a la puerta de un cibercafé. Y la confundida no era la anciana.

Seguro que el encargo de la estatua se hace con la mejor de las intenciones, pero colocar estatuas en la vía pública es una responsabilidad: para los que la ponen ahora, para los que la tendrán que mantener en el futuro y para los vecinos. Las estatuas están expuestas e indefensas ante la vida cotidiana. La solemnidad congelada en piedra no es nada frente al paso del tiempo… y de los turistas, los coches, los adolescentes, los borrachos… Las estatuas pertenecen al mundo de los símbolos pero se desenvuelven en el mundo real. Están en desventaja.

No tiene sentido, además, hacer una réplica de una persona como homenaje a esa persona, cuando la estatua puede evocar, como mucho, lo que simboliza el personaje. Y en este caso, lo reconoce el impulsor de la iniciativa, el concejal Samuel Martín: “Es hora de hacer un ejercicio de reconocimiento y homenaje a un hombre, uno de los nuestros, que acabó convirtiéndose en un icono para toda la ciudadanía". También dijo que la estatua busca representar “el acercamiento al ciudadano de los agentes municipales". Y la última: "Como responsables políticos tenemos la obligación moral de promover acciones que permitan recordar a una persona que llevó con orgullo la imagen de su ciudad".

Si lo que quiere el Ayuntamiento es representar el acercamiento de la policía a los ciudadanos es mejor que lo haga, no que lo represente. Y tiene margen para hacerlo. Por otra parte, una estatua tiene vocación de permanencia, mientras que un homenaje es efímero por definición. Una cosa junto a la otra no encaja. Además, lo que se quiere homenajear es un icono, una imagen… Tampoco encaja ahí una estatua. Y por último, instalar una estatura es una decisión muy seria, o debería serlo. No hubiera estado mal, si se trata de personajes del pueblo, que fuera a través de una iniciativa ciudadana y no de una moción de un partido político. Pero sobre todo, instalar una estatua no puede surgir de una ocurrencia. ¿Y se les habría ocurrido encargarla si no se hubiera hecho la exposicn sobre la Historia del cine rodado en Lanzarote?

Comentarios

Bien pobres argumentos, los suyos, señor García. Si bien es cierto que se derriban estatuas (recuerdo ahora el poema de Ernesto Cardenal "Somoza desveliza la estatua de Somoza") y que hasta algunas se erigen para que el pueblo las odie, dudo mucho que eso pudiera ocurrir con el bueno del Pollo. Y en cuanto al vandalismo o las cagadas de palomas, es cuestión de buen mantenimiento y vigilancia. Harina de otro costal es que lo proponga un grupo político al que Ud. odia. Se le ve mucho el plumero.
De qué vas, cuando alguien llega a un lugar extraño, debe mostrar respeto. No viene al caso, más te lo mando:
De qué vas, cuando alguien llega a un lugar extraño, debe mostrar respeto. No viene al caso, más te lo mando:
Los que se merecen una estatua, y muy pronto un minuto de silencio por su óbito comercial son todas aquellas pequeñas empresas situadas junto a la Marina de Arrecife que vienen soportando una obra eterna , y que como algunas de las catedrales que tardaron cinco siglos en construirse, vieron pasar varias generaciones antes de terminarse. Seguramente el bueno del Pollo merezca una estatua, pero guardemos un minuto de silencio por el deceso de los comerciantes atribulados por este sin gobierno municipal.
Mis respetos a la memoria del pollo, pero ¿una estatua?Viviendo en Arrecife, con el escasito nivel de la comunidad y menor de la clñase política, lo que yo haría es una "estuata". Como que pega más. Y ya puestos, otra a nuestros vecinos más ilustres: la Déniz, Dimas, y toda esa caterva que han hecho de Arrecife, la charca inmunda que es. Es que se han superado.
En tu pueblo que usan para homenajear? Algunos, siguen manteniendo un cierto aire impositor, con cierto tufo inquisidor. No cambiarán nunca. Lee a Lope de Vega o algo de Septimio Severo.
Respeto.
Si es a Heraclio Níz, debe ser con el uniforme de la policía municipal. Pero si se refiere al Pollo de Arrecife, tendría que llevar la ropa de brega.

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