Roberto Herbón

Un año después

Ni desde Madrid, ni desde Zamora, ni desde Ourense. Hace ya días que no se pueden comprar billetes para viajar en el Alvia que sale de la madrileña estación de Chamartín a las tres de la tarde rumbo a Ferrol este 24 de julio.

El Alvia que hizo esa misma ruta, ese mismo día y a esa misma hora, fue el que descarriló en la curva de A Grandeira (Angrois) cerca de la estación de Santiago de Compostela el 24 de julio de 2013. Un fatídico accidente que tiñó de negro Galicia y el resto de España, dejando 80 fallecidos y 147 heridos, en cuerpo y alma.

Veíamos como ante tanta desesperación, el pueblo gallego se volcaba en ayudar a todos los heridos y también a sus familiares llegados de diferentes lugares del país; este pueblo gallego solidario y tantas veces golpeado por diferentes catástrofes y que siempre salió adelante.

Un año no llega para olvidar tanto dolor. Las secuelas de la tragedia persisten y persiguen como una sombra a los supervivientes de esta catástrofe que seguramente no lo olvidarán en su vida porque, para muchos de ellos, sus vidas y sus sueños se truncaron aquel fatídico día.

Muchos de los accidentados, aún hoy, no han podido subirse en ningún tren por miedo al recuerdo. Otros no han tenido más remedio que tomarlo por motivos de trabajo y porque la vida afortunadamente continúa aunque sea llena de dolor.

Esta medianoche, como se viene haciendo desde hace muchos años, se quemará la  fachada de la catedral en honor al Apóstol Santiago, patrón de España y día festivo en la Comunidad Gallega.  Esta medianoche, desde la plaza del Obradoiro, todos los allí presentes disfrutarán del espectáculo de luz, sonido y pirotecnia, pero nadie,… nadie, se olvidará del trágico suceso de ese maldito día 24 de Julio de 2013.

Y justo cuando estoy a punto de rozar tus manos, me despierto y descubro que te has ido para siempre...

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