REPORTAJE

Toda una vida en el taller de Sergio Morales

Foto: De la Cruz.
Saúl García 2 COMENTARIOS 15/01/2017 - 08:02

El ebanista Sergio Morales es uno de los últimos supervivientes de esta profesión. Su taller guarda cientos de obras originales: “Es más difícil encontrar un sitio donde exponerlas que hacerlas”.

Nazareno, palisandro, moral fino, guayacán americano, ébano… Son los habitantes del taller que tiene en Altavista el ebanista Sergio Morales. Todas ellas, las maderas, que llegan desde un aserradero de Sudamérica vía Tenerife, entran solas pero salen en compañía, ensambladas, incrustadas, unidas, acopladas o encajadas unas con otras hasta conformar una obra nueva, original: una silla, un cuadro, un soporte, una destiladera o algo difícil de definir.

De las paredes del taller cuelgan obras y herramientas, y entre ellas una foto en la que aparece Sergio Morales junto a Domingo Abreut, “maestro Domingo”, de quien Sergio aprendió mucho y a quien “ya nadie nombra”, asegura. Morales empezó a aprender casi de niño, en la Escuela de artes y oficios cuando estaba donde está hoy El Almacén. Su primer maestro fue Rafael de León. Hoy se sigue aprendiendo ebanistería en esa misma escuela pero es un oficio, según señala, con tendencia a la desaparición.

“Te tiene que gustar y sacrificarte por ello”, asegura. En todo caso, si desaparece no será por la falta de voluntad sino por la competencia del trabajo industrial frente al trabajo manual. “Es una profesión que no se debería perder, viene de antes de los faraones de Egipto”, dice Morales, que apunta que las virtudes de un buen ebanista deben ser “la voluntad, el conocimiento, ser estricto en la terminación y hacer tu propio estilo”. “La pena es no tener alumnos”, añade, porque en su taller hay espacio de sobra para que pudieran aprender una docena de jóvenes.

Eso es lo que quiso hacer él, crear su propio estilo, su propia obra, y eso lo que ha estado haciendo desde hace más de cuarenta años. “Hoy cualquiera es un artista”, dice, pero opone a esa opinión el trabajo duro de cada día, porque sus obras llevan mucho esfuerzo. Son obras que tarda más de un ano en terminar y que permanecen en su cabeza “día y noche”. Han estado expuestas en varios espacios y se pueden ver, de forma permanente, en las paredes de la biblioteca o en el Monumento al Campesino, donde se alojan las sillas inglesas que hizo hace años.

Las virtudes de un buen ebanista deben ser “la voluntad, el conocimiento, ser estricto en la terminación y hacer tu propio estilo”. “La pena es no tener alumnos”, añade

Ahora están bajo plásticos en su taller. Hay cientos de ellas, útiles y decorativas, grandes y pequeñas. Hay un retablo de 16 metros, cuadros que reflejan la mareta de la Villa, la antigua recova de Arrecife, una alegoría de la vendimia… Casi todas representan escenas o motivos autóctonos, del campo o de la pesca, “de nuestra cultura”. También guarda, preparada para restaurar, la primera caja que realizó, “que tenía una luz por dentro”, y que hizo para su madre con 15 o 16 años. Con 14, Sergio ya había entrado a trabajar en el Cabildo, como peón, y estuvo en la carpintería, cuando la carpintería estaba en lo que hoy es la Ciudad deportiva y el carpintero jefe era Ramón Martínez. Aún sigue trabajando en el Cabildo, pero desde 1991 está destinado, como profesor, en la cárcel de Tahíche: “Aquello es otro mundo pero ponen mucho esfuerzo”.

Ya no hace encargos y sólo vende las obras si no le regatean o si las van a valorar. A un alemán que quería comprarle una destiladera le preguntó dónde la iba a poner y le contestó que donde él quisiera, “como si la quería poner en un corral”. No se la vendió. Sergio Morales está rematando su última obra, con la que lleva más de un ano. Tiene varios tipos de madera incrustados, un mecanismo que gira y varios rostros superpuestos. Quizás sea la última de verdad. “Con ésta termino el museo”, dice, porque la ilusión de Sergio es poder exponerlas todas en un espacio, en un museo para el que tiene preparadas “hasta las sillas del despacho”. Sobre su última obra dice que “el reto es hacerla, esa es la meta”. “Es más difícil encontrar un sitio donde exponerla que hacerla”.

Comentarios

Amigo Sergio, el mantener viva la ilusión es lo que te hace más artista.
Enorabuen compañerillo por el efuerso que as hecho toda una vida a pesar de argunos listillos que con tu obra se quicieron enrriqueser con tu barco y tu cachorro heres una persona felix un saludo

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