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Sancocho, el poder del metal

Foto: Felipe de la Cruz.
M.J. Tabar 30 COMENTARIOS 03/10/2015 - 07:44

En la adolescencia de Jonás Martín Fuentes (Arrecife, 1971) también estuvieron presentes las cintas de casete con canciones grabadas de la radio. De los Scorpions a la música disco de los ochenta. Temas buenos y música horrenda, de todo un poco. “Cuando eres pibe no sabes todavía”, dice el cronista del metal lanzaroteño. Su Sancocho Metálico (hoy webzine, antes “fancin”) cumple 27 años.

Todo empezó en Radio 86, en la segunda planta de la Casa de Cultura Agustín de la Hoz, con Orlando Sigut, Jose el Traza y Raúl el Abuelo. La idea surgió de un deseo sencillo: “Queríamos que la gente escuchara lo que escuchábamos nosotros”, llenar las ondas radiofónicas de la música que alimentaba sus vidas. Al año de empezar a emitir, en 1989, organizaron un maratón musical: 24 horas ininterrumpidas de heavy.

“Al principio sólo estaban Goma2, Galiot y Metalmorfosis, poco más”. Tomaron el relevo de la generación moderna. “Era una diferencia sobre todo generacional; ellos vivieron la movida, pero la suya también era otro tipo de música, más pop, un rock diferente al que escuchábamos nosotros”, explica.

Los fanzines se impusieron como un altavoz libre para los jóvenes. “Lo hacemos porque nos da la gana y porque, ya que ningún medio de comunicación lanzaroteño nos presta la más mínima atención, nos la prestamos nosotros”. Así comenzaba el editorial del número cero de Sancocho Metálico. La letra K sustituía a la Q en varias ocasiones, como pasaría luego con los SMS.

Los textos se redactaban en una máquina de escribir y se mezclaban con fotos recortadas de otras revistas. La edición era un collage casero que requería pegamento, tijera y fotocopiadora. Además de hablar de música “alternativa”, encartaban de vez en cuando octavillas contra el establecimiento de bases militares. Practicaban la “contrainformación” y la denuncia social. “Era un desfogue, la cuestión era hacerte oír”. Los últimos números del fanzine se tiraron en color gracias a una subvención del Cabildo de Lanzarote.

Dos recuerdos ganan al resto. Uno es el concierto de La Polla Records, que organizó Jonás con la colaboración de la Asociación de Vecinos de Argana Baja y el Ayuntamiento de Arrecife. Él se encargó de montar el escenario, pagar caché, desplazamiento y seguros. Todo para cumplir el sueño de tener a Evaristo cantando la Salve y otros hitos del punk en Arrecife.

Su segundo recuerdo no es una banda. Es un lugar. “Este espacio de aquí”. Jonás señala las escalinatas de piedra que dan a la marea, en el Parque Islas Canarias. “Esto se llenaba de ventorrillos, cada uno con su música. Había pachanga, salsa, rock, y entre los de rock se hacían conciertos”, explica. El Hoyo también se utilizaba como escenario. “Aquel sí era un parque, con sus árboles, con su Chatarra… Hoy esto es el techo de un aparcamiento”.

Los espacios públicos han ido a menos, dice, y las posibilidades de organizar un concierto en la calle se han complicado porque la ley exige ahora un proyecto visado por un ingeniero. Cree que así se le complican las cosas a pequeños colectivos que quieren promover conciertos alternativos. “Y mira que hay espacios: el Islote del Amor, detrás del Parador de Turismo, otro”. Casi cualquiera que no sea la Carpa del Recinto Ferial que tiene una acústica “fatal”. En la trasera de esta carpa organizaban sus conciertos la Asociación Cultural para la Realización de Conciertos (AC/RC), que en 2016 retomará sus actividades. Seguirán el mismo criterio: una banda local, una banda canaria y una banda de fuera que toque música rock, metal, stonner, punk… A Jonás no le gusta clasificar la música con un nombre. “Las etiquetas, para la ropa”.

Nunca ha tenido un grupo, pero durante un tiempo le dio por “berrear” en dos bandas: Pumuky y los carpinteros De refilón. Para él, la música es “lo más importante después de mi familia”. Es lo que le da la vida. Sin ir más lejos, lo primero que ha hecho hoy después de levantar a sus hijas ha sido poner música (Piperrak, Kortatu y El último ke zierre). “Me va recargando. Igual que las lagartijas necesitan el sol, yo necesito la música”.

Hace unas semanas estuvo en un concierto de los tinerfeños Brutalizzed Kids, sin la cámara en la mano. Si no graba ni ejerce como cronista del concierto, se siente extraño. Le falta algo. En su último concierto en Arrecife, a Marky Ramone no le hizo mucha gracia la documentación y recordó que sólo debían grabarse imágenes de los tres primeros temas. Primero lo hizo con una cámara gigante VHS que le pedía prestada a su padre. Luego con las propias digitales. Documentar cada concierto se convirtió pronto en una necesidad. Cada uno es diferente. No hay dos iguales. Otro público, otro momento, otro escenario.

Festival de Rock de San Ginés

“Tocar en San Ginés es lo máximo para las bandas de Lanzarote”, dice. La cancelación del festival de rock este año ha sentado mal a muchos grupos: “No hemos hablado con el responsable porque no ha dado señales de vida, pero en una entrevista dijo que el festival no se suprimía sino que se trasladaba de fechas”. Aún no les han dicho qué periodo del calendario les reservan. “¿Te imaginas celebrar el concurso de murgas en otro momento que no sea Carnaval? Es un poco lo mismo”.

A falta de una respuesta oficial, unos apuntan que el festival congregaba “a cuatro peludos” y otros dicen que el año pasado el presupuesto se disparó y no quedaron ganas de repetir. “La comunidad rockera no pide limosnas, pide lo que le toca. El rock forma parte de la cultura y hay que conocer el que se hace en las islas. No sabemos ni lo que tenemos en casa”.

¿Y el Plan de Apoyo a la Creación Local que quiere impulsar el área de Cultura del Cabildo de Lanzarote? Jonás lo recibe con una mezcla de optimismo y escepticismo. Los criterios para el concurso de maquetas deberán ser tan profesionales como transparentes. Del vivero musical lo único que no le gusta es el nombre. Un espacio que reúna locales de ensayo, aulas para formación musical y reuniones, sería genial. “Si además existe la opción de tener un escenario allí mismo… la bomba”.

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