La Marina de Arrecife es un tesoro biológico e histórico. El Ayuntamiento ha dejado atrás proyectos de otros tiempos y desde hace años promueve su investigación, su divulgación y ahora su regulación y protección, con la elaboración de una ordenanza reguladora y de la figura de Sitio de Interés Científico.

Jesús Ortea Rato, profesor de la Universidad de Oviedo, es una eminencia enumerando especies para la ciencia, el número uno en su campo. Cuando llega a Arrecife, sale del hotel y se interna en la Marina, comienza a encontrar babosas que no conoce, a pesar de que se ha recorrido las costas de medio mundo. Lo cuenta Rut Hernández, técnico de medio ambiente del Ayuntamiento de Arrecife, que es la institución que ha colaborado en la edición del libro 'Babosas marinas canarias', de Ortea, Leopoldo Moro y Juan José Bacallado.  ¿Por qué colabora el Ayuntamiento en una obra sobre las babosas de todo el Archipiélago? “Porque el setenta por ciento se pueden encontrar aquí, en la Marina”, señala Hernández.

Son muchos los valores de la Marina, los que se ven y los que no se ven. La mayoría de los avistamientos de cetáceos en la Isla se dan junto a la Marina de Arrecife, el 38 por ciento de las algas marinas de Canarias también están en la Marina, que es el refugio a su vez de 23 especies de aves distintas que la eligen, como por ejemplo el chorlitejo patinegro, una especie en extinción que anida en la Playa junto al Castillo de San Gabriel. De la Marina de Arrecife se dice insistentemente que es la mejor Marina de Canarias pero “si se pone en peligro lo que hay abajo se va a notar arriba”, señala Hernández, que asegura que la Marina es “una auténtica guardería”.

Los peces aprovechan las plantas marinas, como si fuera un bosque, y los arrecifes, como escondite. Por eso es tan importante su preservación. “La Cofradía de pescadores lo tiene claro”, señala Ascensión Toledo, concejal de medio ambiente. “Saben que si pescan dentro de la Marina van a agotar los recursos”, así que es mejor esperar a que los peces crezcan y pescarlos fuera.

La mayoría de los avistamientos de cetáceos en la Isla se dan junto a la Marina de Arrecife, refugio de 23 especies de aves distintas

Hace algo más de una década los planes para la Marina de Arrecife pasaban por rellenar de cemento y crear una nueva dársena. En el año 2000 se había iniciado el primer intento para nombrar a la Marina como Sitio de Interés Científico (SIC) pero nunca se culminó. Ahora se ha retomado y desde hace años el proyecto es bien distinto.

El Ayuntamiento, desde hace una década, se ha dedicado a estudiar qué hay en la Marina, a conocerla. Se han hecho toda una serie de investigaciones como las praderas de fanerógamas, la fauna, una batimetría y una topografía del fondo, las babosas, la valonias del Charco, la calidad de las aguas, la composición química de los fondos, el marisqueo el chorlitejo, los cetáceos el erizo de lima... “Primero hay que saber lo que tenemos”, señala la técnico de medio ambiente.

Para todas estas investigaciones se ha contado con la colaboración de la Reserva de la Biosfera, de clubes de buceo, empresas, asociaciones ecologistas y varias universidades. El siguiente paso es la divulgación: se han hecho campañas para la población escolar, rutas guiadas, cinco muestras medioambientales, libros, charlas, conferencias... Y finalmente llega la regulación y la protección. Primero se creó una mesa intersectorial con todos los agentes, tanto asociaciones, particulares o instituciones como Costas, Puertos, la Cofradía, el Seprona, la Fundación César Manrique, etc.

De ahí salió el Consejo municipal de la Marina, un órgano consultivo para el que ya se han hecho seis borradores de una ordenanza reguladora del uso del litoral, que se ha pasado a Costas, “que tiene muy buena predisposición”, según Ascensión Toledo, para que dé su visto bueno antes de que llegue al pleno municipal.

Batimetría de la Marina de Arrecife realizada por la empresa Oceanográfica.

“La ordenanza -señala Toledo- no pro híbe nada que no estuviera ya prohibido”, pero aglutina todos los usos y límites necesarios para su conservación. Por ejemplo, en la playa del Castillo, donde anida el chorlitejo en la arena, ya se puso un cartel para que no entren los perros y se ha logrado que aumenten las crías. La ordenanza servirá como herramienta para que la Policía Local pueda reconducir algunos usos que se convierten en amenazas, y pueda multar.

Entre las amenazas está el furtivismo, el marisqueo, el erizo de lima, que arrasa con todo a su paso y, sobre todo, los vertidos

En Arrecife no se puede mariscar, porque toda la Marina está a menos de tres millas de distancia del Puerto, aunque se sigue buscando carnada para vieja, una práctica que trastoca el ecosistema. Tampoco se puede pescar porque las tallas no son las adecuadas… Sin embargo, muchas de estas prácticas se siguen haciendo ante una especie de vacío legal y la escasa o nula vigilancia de Costas, que es quien tiene la competencia en la mayor de las aguas.

Para elaborar esa ordenanza, primero se hizo un censo de “quién entraba a la Marina y para qué”, tanto legalmente como ilegalmente, y la sorpresa es que había muchos más usuarios y actividades de las que se creían, tanto positivas, como el avistamiento de pájaros por una gran cantidad de gente, como negativas. Entre las amenazas está el furtivismo, con artes como el trasmallo o las nasas, el marisqueo, el erizo de lima, que es una especie invasora y arrasa con todo a su paso y, sobre todo, los vertidos, un aspecto en el que se ha mejorado en los últimos años y que afecta principalmente al Charco de San Ginés.

El último paso de todo este trabajo será la figura de Sitio de Interés Científico. En 2007 y 2008 ya se aprobó en el Ayuntamiento que se instara al Gobierno a que iniciara los trámites, pero no se terminaron. Hace unos meses por una iniciativa de Ganemos se volvió a aprobar y el Parlamento canario ya lo ha aprobado por unanimidad. Ahora la pelota está en el tejado del Gobierno, que deberá incoar de nuevo el expediente.

Desde el área de medio ambiente del Ayuntamiento la protección se ve como una gran oportunidad. Señalan como ejemplo que el alcantarillado de La Graciosa ha llegado gracias a fondos europeos que se han conseguido precisamente porque se aprobó proteger los sebadales como Lugar de Interés Comunitario y que Europa tiene una línea de financiación para preservar esos lugares, así que el SIC también podría servir para acabar cualquier obra que supusiera terminar con los vertidos a la costa.